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- Fuiste asignado a ser el abogado de un chico. - Vi como el rubio leyó más información de aquel chico - Tienes 23 años. Al parecer es sospechoso de robo, sin embargo, cuando lo atraparon no encontraron nada valioso con él. En vez de eso, le encontraron moretones en la parte del abdomen.

- No quiero.

No se escuchó nada en ese momento volviendo el ambiente algo incómodo.

- ¿Qué?

- No quiero ser el abogado de un mocoso criminal. - Dije sin interés mientras miraba las noticias buscando con que entretenerme.

- No puedes tomarte ese lujo Levi, nadie quiere que seas su abogado por la actitud de mierda que tienes siempre. Ya no tienes ningún cliente.

Maldición, odiaba que tuviera razón.

Tiró los papeles llenos de información de un chico desconocido ante mis ojos.

- Ahí está, Léelo.

Cerró la puerta de la oficina al salir.

Suspiré rendido y tomé el conjunto de hojas.

- Eren Jeager. - Hablé al ver el nombre escrito en el pedazo de papel acompañado de una foto de él. - Maldito mocoso.

Fruncí el ceño al ver las extrañas líneas debajo de sus ojos.

>> ¿Qué mierda era eso? <<

Accidentalmente deslicé mi dedo por la mesa al intentar dejar los papeles en su lugar.

En mi cara se formó una mueca de asco al ver polvo en mi piel.

Que asco...


(...)


Caminé entre los pasillos en busca de aquel pelicastaño.

Toqué la puerta un par de veces esperando a escuchar el permiso de entrar.

- ¡Levi! - Un gritó molesto invadió mis oídos causando que entrecerrara mis ojos.

- Deja de gritar cuatro ojos. - Vi de reojo al chico sentado, estaba esposado a la mesa con la cabeza reposando sobre la madera.

- Actuaré como si no escuché eso. - Su sonrisa todavía no se borraba. - Eren Jeager, supongo que debes hablar con él, así que yo me iré.

- De acuerdo.

El silencio inundó el ambiente, la absurda sonrisa de Hange me daba algo de escalofríos por lo grande que era.

- Bueno adiós.

Fue rápidamente a la salida y lo último que se escuchó fue el estruendo de la puerta siendo azotada.

Lo miré nuevamente, pero aún no podía ver su rostro.

Alejé la silla metálica de la mesa y me senté.

- ¿Eres Eren Jeager? - Una pregunta bastante estúpida la verdad.

- ¿Usted qué cree? - Aún no me miraba.

- Si que eres un idiota. - Susurré lo suficientemente fuerte para que el me escuchara.

Quería provocarlo, eso era lo que más me gustaba hacer cuando hablaba con las personas que me responden de una manera que no me agrada, pero lo único que escuché fue una risita salir de su boca.

- ¿De qué te ríes? - Solo lo había conocido hace cinco minutos y ya quería golpearlo.

- De nada. - Por fin se había sentado de manera en la que yo podría verlo y él a mí.

Pude ver con más claridad sus rasgos y las extrañas líneas que adornaban la parte de sus ojeras, sus ojos eran impresionantemente verdes, sin embargo, lo que más noté fue la manera en cómo se sentó, ya podría adivinar que su altura era mucho mayor que la mía.

La curiosidad me ganó y terminé preguntando.

- ¿Cuánto mides?

- 1.83. 


>> Maldito titán. <<



Continuará...





The criminal's lawyer  ᴱʳᵉʳⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora