- Necesito esos papeles.
- ¿Qué? - Preguntó el rubio.
- Esos papeles podrían servir como evidencia, quizás ese tal Floch lo tenía todo planeado. - Respondí, por fin tenía algo que podía servir para el caso. - Si es así, Floch debe entrar a prisión en el lugar de Eren. Le comunicaré esto a mis superiores, pero para que él sea mencionado como sospechoso, tengo que tener bajo mi poder esos archivos.
El silencio invadió la habitación, tenía que pensar.
- Yo los traeré. - Una voz cortó mis pensamientos.
- ¿Qué? Armin, no puedes hacer eso.
- Es la única manera en que tú podrás ser declarado inocente.
- No lo harás, es muy peligroso, ni siquiera sabemos si él sigue viviendo en ese lugar, probablemente ya huyó.
- La única manera de saber eso es yendo a su departamento. - Intervine.
- Pero de igual manera sigue siendo peligroso, Armin, Floch está loco, no sabemos que te podría hacer.
- Eren, ya no soy un niño, sé lo que hago, confía en mí.
Un suspiro pesado se escuchó, se tapó el rostro con sus manos por la desesperación.
- De acuerdo. -
- Miren, es un plan sencillo de explicar, iré al departamento de Floch, si tengo suerte me dejará pasar con la excusa de aliarme con él, fingiré no saber nada de Eren por la separación que tuvimos, y cuando él baje la guardia tomaré esos dichosos documentos y les sacaré fotos.
- Es fácil decirlo, pero es muy complicado hacerlo. - Habló Eren.
- Tienes razón, por eso debería irme preparando pase lo que pase. - Se paró del lugar en donde estaba sentado. - Adiós, nos vemos luego.
- Adiós. - Me despedí.
- Cuídate.
Vi como la puerta de la entrada se abría y como la rubia cabellera de mi amigo desaparecía dándome a entender que ya no estaba dentro del departamento.
Saqué un cartucho de cigarros de mi bolsillo, necesitaba calmarme, no mentiría, pero poner a un inocente en un plan el cual no pueda ayudarlo, me ponía algo inquieto, aunque los nervios se notaban más en Eren supongo que era por el fuerte lazo que habían creado desde hace mucho tiempo.
Metí el cigarro en mi boca y saqué un encendedor.
-No sabía que fumaba.
Ladeé mi cabeza viendo como el castaño dirigía su mirada hacía mi. No acostumbraba a fumar, sin embargo, en este caso creo que lo necesitaba.
- ¿No puedo hacerlo? - Pregunté.
- Claro que puede. - Caminó acercándose al lugar en donde estaba.
La cercanía era algo extraña, podía notar mejor su gran tamaño, a decir verdad me sentía algo intimidado, no confiaba en él lo suficiente, fácilmente podría matarme, pero claro, no mostré ni una pisca de miedo, no lo hice antes, tampoco lo haré hoy ni en el futuro. Además de que la idea de matarme aquí era muy estúpida, su condena sería de por vida.
- Oye mocoso, no te acerques demasiado, hueles mal. - Fue lo único que dije.
- La verdad que si, un poco, pero aún no sé como bañarme usando esta porquería. - Se alejó. - ¿Qué pasa si se malogra y piensan que escapé o algo así? -
ESTÁS LEYENDO
The criminal's lawyer ᴱʳᵉʳⁱ
RomanceEntre un criminal y un abogado no puede haber nada.