𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 02

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Aire fresco de otoño, ráfagas de viento despeinando mi cabello. Mi vista pérdida en la inmensidad del bosque.
Las hojas de los árboles caían, lo normal, eso es lo que pasa en esta estación del año. Mis pies sumergidos a la orilla de aquel inmenso lago.

¿Por qué ahora recordaba eso, precisamente eso?

Sonrisa triste, ojos irritados. Como unos ojos tan bonitos podían derramar tanta tristeza. Al menos pude arrancarle una sonrisa genuina y eso me hizo sentir bien.

-No te pido que confíes en mi, pero...

La muerte.

Esa era la respuesta a su sufrimiento, la pérdida del ser que más amó en su vida.

Su rostro, lo recordaba vagamente, pero la curiosidad de que pasó con él siempre me acompañó.

-

Hasta de esta forma te ves completamente hermosa, Alice.

El recuerdo de esa voz varonil, me hizo caer en la realidad, fue lo último que escuché y lo último que recuerdo.

Abrí mis ojos poco a poco, me dolían, mi cabeza daba vueltas y no lograba aclarar mi vista.
Miré a mis alrededores, estaba bastante oscuro cosa que no me dejaba ver con claridad, pero lo poco que veía no lo reconocía, no estaba precisamente en mi casa.

-¿Pero qué..., en dónde estoy?

Coloqué una de mis manos en mi cabeza mientras trataba de levantarme de la cama, revisé mis pertenencias asustándome puesto que mi móvil no estaba por ningún lado.

-A la mierda los ahorros tengo que irme de aquí- murmuré.

Caminé con sutileza hasta la puerta, tomé con mucho cuidado la perilla de la puerta girándola, solté un suspiro al sentir como esta giró perfectamente haciendo que aquella puerta se abriera.
Me quedé boquiabierta al mirar aquellos largos y anchos pasillos, todo se miraba verdaderamente bien, como si en esta casa viviese alguien amante de la perfección. Puse los pies sobre la tierra y seguí caminando cuidando cada movimiento que mi cuerpo emitía.

No tenía ni la más remota idea de por donde estaba caminando y si este camino me llevaría a la salida. Llegué hasta las escaleras y sin pensarlo dos veces bajé, en cuanto pisé un escalón aquella fina madera rechino, se me hizo un nudo en la garganta, temía que alguien me haya escuchado, me quedé aquí inmóvil por unos minutos, al parecer no, nadie había oído. Esta vez baje con el más mínimo cuidado para no hacer más ruido.
Aquella casa era muy grande además de que la remodelación parecía ser muy costosa.

Joder, Alice, concéntrate en salir de aquí y no en mirar el remodelado.

Busqué con la mirada la puerta de salida, suponía que podía ser aquella enorme puerta de madera negra pesada. Tragué saliva acercándome hasta la puerta.

Como se supone que voy a abrir esta cosa sin hacer el más mínimo ruido.

Tomé un gran valor y como pude abrí aquella enorme puerta, sin duda esta no tardo en hacer gran ruido que se escucharía mínimo en toda la casa.

-Ya despertaste, preciosa.

Mi piel se heló al escuchar la misma voz varonil. El hueco en mi estomago se hizo presente y el nudo en la garganta no tardo en aparecer.
Me di media vuelta mirando su silueta, un hombre alto mirándome fijamente con sus manos dentro de los bolsillos delanteros de su pantalón, parecía verdaderamente tranquilo.

Mi instinto femenino me pedía a gritos llorar a lágrima tendida, gritar y suplicar por mi vida, pero mi instinto de supervivencia solo me decía una cosa.

Corre Alice, corre...

Saqué fuerzas y valentía y salí corriendo de ahí.

-Me cago en la...

Mis palabras quedaron al aire. Había un enorme jardín y mucho pavimento que cruzar antes de salir de este lugar, mis esperanzas cayeron al suelo, el portón de salida era aun más grande y no lo podría abrir.

Unos brazos rodearon mi cintura haciéndome entrar en pánico. Rápidamente traté de soltarme de su agarre pero me era imposible, él me devolvió dentro de aquella casa dejando mis esperanzas de escapar ahí afuera.

Mis mejillas estaban húmedas, las pequeñas lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas deslizándose hasta mi barbilla, ahora mismo me imaginaba lo peor.

Me soltó y rápidamente me separé de él -¡¿Qué quieres de mi?!, mi familia no puede pagar un rescate.

Estaba enojada, asustada y no entendía nada. Procuraba no llorar delante de él no quería verme vulnerable aunque por dentro todo era al revés.

Su sonrisa se ancho, eso me hizo fruncir el ceño, acaso esto le parece gracioso. Su mirada sobre mi, su rostro apenas iluminado por la luz de la luna que estaba por la puerta y por las ventanas.

-Tranquila, Alice, no tienes que gritar y ponerte de ese modo- el mayor caminó a paso lento hasta donde estaba -Si te tranquilizas todo tomará sentido.

La voz de aquel hombre sonaba muy serena, tranquila y sin preocupación alguna.

Se detuvo a escasos centímetros de mi, sentía como su respiración se mezclaba con la mía. Mi respiración agitada y la de él tan suave.
Subió una de sus manos para acariciar mi mejilla pero antes de que pudiera hacerlo la abofeteé.

-No me toques- la firmeza en mi voz me sorprendió.

-Oh vamos, Alice...

Me intrigaba la confianza con la que este tipo hablaba, es simplemente desconcertante -¿Qué es lo que quieres?- pregunté entre dientes.

Mi vista bajo por su torso hasta llegar a su cadera, mis ojos se abrieron al mirar lo que reposaba sobre un costado de su pantalón,

un arma

Tragué grueso. Volví mi vista al frente, mi valentía se había ido al carajo, el tipo tiene un arma, que pretenden hacerme.

El mayor dió paso al frente aun más cerca de mi, caminé hacia atrás retrocediendo de él, mala idea, mi espalda había topado con pared. Podía sentir su respiración chocar con la mia, el olor que este desprendía por naturaleza propia lo tenía grabado sobre mi nariz. El chico era muy alto, los botones de su camisa no estaban abrochados podía ver dos de sus tatuajes y eso me ponía aun más nerviosa.

Y entonces en un susurro audible sólo para ambos, habló,

-Eres mía.








¡Capítulo corto!

Chiquito pero bonito,
cuídense, les quiero

Tomen agua ♡

𝐀𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐦𝐢𝐚 - 𝐕𝐢𝐧𝐧𝐢𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐤𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora