𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 03

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Mis brazos rodeaban mis piernas mientras mi vista estaba posada en la nada, no había pegado el ojo en toda la noche, mis ojos dolían por no dormir, moría de sueño pero me era imposible conciliar el sueño. El reloj que se encontraba en la mesita de noche a un costado de la cama marcaba las 8:32 am.

En mi cabeza estaban clavadas las palabras de aquel hombre, "Eres mia", quién se cree para tomar a una chica por la fuerza, que ni piense que accederé a lo que él pide.

Mis pensamientos fueron interrumpido por el ruido de la puerta abrirse, me sobresalte posando mi mirada en aquella dirección.

—¿Qué haces aquí? Vete...

—Es mi casa, en fin, el desayuno está listo, baja ya- el mayor hablo desde el marco de la puerta, su mirada era muy penetrante e intimidante, me causaba ciertos escalofríos.

Si bien era verdad que era su casa, pero no había pedido venir, no lo hubiera echo por mi propia cuenta.

Me levante de la cama yendo al que parecía ser el baño de la habitación, me quedé atónita al mirar el tamaño de este, podría jurar que podía vivir cómodamente en el. Remodelado de un color bermellón con pequeños detalles blancos sobre el mármol, un espejo enorme que sin duda pasaría horas mirándome en el, los detalles en el lavamanos eran impresionantes. Una tina de baño blanca que bien podrían caber tres personas como mínimo dentro, había un enorme cristal transparente que permitía ver hacia la ducha. Un sin fin de detalles que no podía dejar de observar.

No me duché ni nada por el estilo, no tenía nada para ponerme así que solo lavé mi cara antes de salir de ahí.
Salí de la habitación y bajé las escaleras, había sido muy silenciosa puesto que iba descalza, debía admitir que me sentía incomoda por usar la misma ropa del día anterior, pero me sentí aun más incomoda al mirar como la casa estaba repleta de hombres con armas, mi corazón comenzó a latir rápido y mi respiración se aceleró mucho, jamás había tenido un arma tan cerca de mí.

—Al fin bajas— el rubio hablo mientras tomaba mi brazo y me encaminaba hasta el comedor.

—¿Quiénes son todos ellos?— cuestioné con la voz algo temblorosa —¿Y por qué llevan armas consigo?

—Trabajan para mi, no hagas más preguntas y siéntate— el rubio hizo que me sentará en una de las sillas de aquel gran comedor —No me gusta dar explicaciones.

—Pero...

—Pero nada Alice— me interrumpió —Ahora desayuna, te hará bien.

—No tengo hambre.

Realmente si tenía y mucha, pero me aterraba probar bocado con él mirándome de esa manera, además, no quería estar aquí, quería volver a mi vida aburrida de siempre.

—Nadie te pregunto si tenía hambre, te dije que comas, te hará bien, estás muy pálida.

—¿Sabes por qué?, ¡porque odio esto! ¡Odio que haya gente como tú que piensa que puede conseguir cosas de esta forma, no soy un objeto que puedas llevarte de una tienda así como así, no soy de tu propiedad y jamás lo seré! ¡ODIO TODO LO QUE TIENE QUE VER CONTIGO!

Grité sin más saltando de golpe de la silla, podía ver como el semblante del mayor cambiaba a uno más serio, su ceño se había fruncido un poco pero no me importaba, no descansaría hasta conseguir mi libertad e irme de aquí.
Cuando el mayor se levanto de su silla fue inevitable sentirme pequeña, mis piernas temblaron un poco.

Con el corazón en la garganta, tomé una gran bocanada de aire para hablar —Porque no me matas de una maldita vez.

Su semblante cambió, sonrió ligeramente —¿Matarte?— su risa hizo eco en mis odios —¿Por qué crees que quiero matarte?

𝐀𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐦𝐢𝐚 - 𝐕𝐢𝐧𝐧𝐢𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐤𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora