𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 04

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Cuatro días, llevaba solo cuatro malditos días bajo el mismo techo que Vinnie. Había cruzado un par de palabras con él, pero siempre llegábamos a lo mismo, a una gran discusión donde terminaba diciéndole lo mucho que lo odio.

El agua caía por mi espalda se deslizaba hasta caer al suelo, mi vista se posaba siempre en la puerta del baño.
Lavaba mi cabello con suma delicadeza sintiendo como este se llenaba de espuma, tomé la esponja pasándola por todo mi cuerpo, el estar aquí no me impediría lavarme como de costumbre.
Mi cabeza estaba llena de dudas, ¿Por qué yo?es la pregunta que no me dejaba pegar el ojo en todas las noches.

Salí de la ducha enrollando una toalla a mi cuerpo, salí del cuarto de baño caminando al clóset, era curioso el hecho de que no tenía nada de ropa, no sino fuese por un par de camisas que el clóset ya tenía, parecían ser de Vinnie puesto que lo había mirado y el utilizaba ese tipo de camisas.
Después de terminar de arreglarme, realmente no era mucho, solo aquella camisa de botones, daba las gracias que esta me quedaba un poco larga, lo suficientemente larga para que no se viese nada más allá de las piernas, no tenía ropa interior así que literalmente solo llevaba esa camisa encima. Salí de la habitación bajando las escaleras asegurándome que nadie estuviese debajo de ellas de lo contrario me verían hasta el alma.
Caminé hasta la cocina frenando frente a la barra, de espaldas a mi estaba la única persona con la que podía mantener una buena conversación sin terminar discutiendo en esta casa.

-Huele delicioso -mencioné haciendo que la señora Jonson diera media vuelta; Anna Jonson-

-Señorita Campbell, me asusto

-Ya te dije que me llames solamente Alice, no hay necesidad de que me digas "señorita" -hice una mueca-

-Pero el señor vinnie...

-Él es él, yo soy yo -interrumpí- a mi dime Alice, no me molesta.

Aquella mujer encogió los hombros, parecía haber logrado mi objetivo. Caminé hasta donde ella para observar más de cerca el desayuno, huevos revueltos con tocino por un costado, había un gran olor a sumo de naranja, dios jugo de naranja recién hecho, fruta picada en pequeños trozos; melón, manzana, kiwi y piña. Mirar el desayuno habría aun más mi apetito y mi panza lo confirmaba.

-Ups, creo que alguien ya tiene hambre -dijo con humor mientras me miraba-

-No puedo negar lo evidente, la ayudo -tomé la jarra del jugo de naranja-

-Ese es mi trabajo, tú solo ve al comedor

-No, de verdad quiero hacerlo, además ya tengo la jarra así que la llevaré al comedor -caminé sin escuchar la palabras de Anna, llegué al comedor y ahí estaba Vinnie, parecía concentrado leyendo el contenido de varios sobres, lo ignoré por completo y dejé la jarra sobre la mesa enseguida mío llegó Anna dejando lo demás sobre la mesa-

-Buen provecho -habló para luego retirarse de ahí-

Me senté en una de las silla mirando el plato frente a mi, alce la mirada para mirar al mayor ya que este comenzó a probar bocado.
El desayuno surgió normal con un silencio bastante incomodo para mi. Había terminado todo, todo menos la fruta.

-Toma, noté que te gusta mucho -tomé la fruta y se la acerqué- a mi no me gusta la piña, come tú

El mayor se echó en risas mientras me miraba, tomo la piña y me miró con una mirada perversa. Tenía que admitir que tenía una risa muy graciosa y ni hablar de que cuando sonríe parece otra persona totalmente distinta.

-¿Qué... Qué dije? -fruncí el ceño-

-Ya sabré para que quieres que coma piña, en fin, la endulzaré para ti no te preocupes -llevó un pedazo de piña a su boca-

𝐀𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐦𝐢𝐚 - 𝐕𝐢𝐧𝐧𝐢𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐤𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora