IV

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La habitación tenía una biblioteca detrás de ella, una mesita en el centro, delante un sillón en un rojo oscuro, del lado derecho en donde se encontraba había un escritorio de caoba, no cabía duda, era una oficina bonita.

Movía sus dedos en movimientos nervioso, asustada, ya perdió la cuenta de las veces que se sintió así desde que llego a ese mundo, suspiro tratando de relajar su postura y encarrilar sus pensamientos ordenando a su vez sus emociones las cuales vivían en conflicto constante desde hacía un rato.

Los acontecimientos del día anterior la dejaban nublada y preocupada. Tenía ganas de estrangular a cierta ojiperla porque antes de dejarla la había noqueado y no era una sensaciones agradable para ella.

Recordó como el día anterior Kaneki entro a la habitación y se quedo con ella en silencio hasta que cayó rendida, también como les contó todo lo que sucedió con Jason a Touka una chica de cabello morado y a Kaneki, aunque les sorprendió lo que les contó la apoyaron con palabras y una que otra palmada,  luego Touka llevó ropa cómoda para que estuviera tranquila estando con ella, aunque Touka no era de palabras su presencia la reconfortaba, despertó hacia Kaneki ese sentimiento de cariño que le transmitía la ayudó a tranquilizar se, hasta que entró Touka diciéndole que el jefe quería hablar con ella, poniendo sus nervios en punta.

La puerta se abrió mostrando al hombre que la recibió el camino sentándose delante de ella, su semblante denotaba tranquilidad, parecía un abuelo, uno que imponía respeto y a la vez se mantenía en buen estado, no sabía decir su edad, pero no parecía ser mayor de 80 años.

-- Mi nombre es Kuzen Yoshimura, soy el dueño de la cafetería. -- Se presento con tranquilidad.

-- Soy Haruno Sakura. -- Dijo la pelirosa ocultando su nerviosismo. El nombrado Yoshimura asíntio en respuesta.

-- Touka me contó un poco de lo que te abriste a decir. -- Dijo, se sorprendió de la calidez que sentía en su voz, ella creyó que sería de alguna manera mas fina y fastidiosa, pero su voz era fuerte, gruesa, envolvía cada palabra con sutileza. Pero las palabras la pusieron nerviosa, mas por saber a donde se dirigía la conversación.

-- Si. -- Asíntio, esperando de algún  otro modo que no intentará descubrí mas de lo que dijo.

-- ¿Sabes como tu amiga te dejo en ese lugar? -- Preguntó, el ya sabia la historia de ella porque Touka por sus ordenes le contó lo que descubrió, lo que nadie sabia es que el tenia sus sospechas con ellas luego de que un amigo de años viniera a él pidiendo que le ayudara a buscar a ciertas chicas, ese mismo amigo lo ayudo en años atrás, por lo que le devolvió el favor, aunque no le extrañaría saber sus razones para buscarlas.

Sakura por su parte pensaba si decir la verdad o no, necesitaba orientación y una forma de regresar, confiaba en Kaneki a pesar de que no lo conocía lo suficiente, pero si el confiaba en el ¿Por que no ella también? Asustada de su decisión simplemente se arriesgo.

-- Le contare esto, pero quiero que sea entre los dos. -- Pidió, el le sonrio.

-- Te doy mi palabra. -- Respondió a sus dudas.

-- Bien, se que sonara un poco loco, y todo lo demás parecerá historias fantasiosa. -- Reunió todo el valor que le quedaba, no tenia mas elección. -- El día del accidente, mi persona junto con un escuadrón, de tres personas mas íbamos de misión por un objeto, hubo una gran pelea en contra, así que por la cantidad mas que por la fuerza uno de mis compañeros nos permitió ventana para huir. -- Ella lo miro y vio que el solo callaba esperando que ella continuará. -- Pero nos acorralaron, mi amiga y yo vimos como los ataques eran para los otros dos miembros, no ínterpusimos y no sabemos como terminamos en otro lugar, pero sin recursos o fuerza por la colisión de antes. -- Tomo aire sabiendo  que vendría lo difícil. -- Tratando de encontrar un lugar para estar y ver a mi amiga nos encontramos con Rize, y Kaneki huía de ella, o trataba por lo menos, sin éxito... En una de esas me vio y clavo un látigo en mi compañera, dejándome como juguete para luego comernos, por alguna razón desperté en una habitación de hospital entre dos camillas, los tres con parches en los ojos y puntos en nuestro cuerpos de operaciones recientes. -- Bajo la mirada. -- Cuando salimos nos secuestraron, y torturaron, hasta que mi compañera hizo un cambio y logramos escalar, creando un clon y me noqueo, eso es todo lo que recuedo. -- Termino, cuando fijo su mirada en él, se sorprendió de no ver en su rostro sorpresa o incredulidad.

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