Diana corría las páginas de su libreta mientras su mirada barría los párrafos escritos con tinta. Se detuvo en un apartado señalado con resaltador verde y volvió a su ordenador para escribir una hoja de excel que estaba abierta.
—¿Por qué no recordé actualizar los correos y números antes?— pensaba algo frustrada al ver que aún tenía varios contactos que modificar.
Pasó la mayor parte de la tarde en esa tarea que aunque era sencilla, le resultaba laboriosa por la larga lista de clientes frecuentes que tenía el hotel.
Al terminar, se levantó algo agotada de la silla y salió de la oficina hacia el baño para retocarse el peinado. Lavó sus manos y mojó levemente su rostro.
El teléfono en su bolsillo trasero comenzó a vibrar, por lo que se apresuró a secarse y respondió rápidamente sin mirar el nombre del contacto.—¿Bueno?
—¡Hola, Diana!, ¿Cómo estás?— se escuchó del otro lado de la línea una voz que Diana reconoció al instante.
—Hola, Berenice. Estoy bien, ¿Y tú?
—También, gracias. Oye, vi el mensaje que me dejaste en la mañana. Pablo no podrá acompañarte, ¿Verdad?
—No. Le surgieron imprevistos en el trabajo. Trabajará de lleno los próximos 15 días.— respondió Diana.
—¡Qué mal! Tanto que esperaban el viaje... Pero bueno, ¿ya notificaste a tu jefe?— preguntó Berenice
—En cuanto llegue. Supongo que los coordinadores ya verán si me colocan en otra habitación con alguien más. Varias gerentes también asistirán solas.
—Pues está perfecto. Hasta donde me has contado, parece que todas son amigables, ¿No?
—Son súper lindas. Hemos asistido a varios congresos juntas, son muy cálidas, tengo el número de un par, quizá les pregunte si irán solas, de ser así, veré la posibilidad de compartir habitación con alguna de ellas.
—Perfecto, ya sabes que también podrás visitarme luego de tus actividades. Mi novio y yo llevamos mucho tiempo preparando la cena y aunque Pablo no te acompañe, nos encantaría charlar un rato contigo— comentó enérgicamente la chica del otro lado del teléfono.
—No me lo perdería por nada.—dijo Diana mientras sonreía a su reflejo.
—¡Entonces ya está! Me alegra mucho poder verte de nuevo, nos la pasaremos increíble, te mereces este viaje. Te estaremos esperando. ¡Qué ansias! Cuídate mucho y avísame cómo va tu ruta, ¿Sí?
—Claro, Bere. Gracias por todo. También estoy ansiosa. Te quiero, también cuídate. Salúdame a Ricardo. Hasta luego.— finalizó Diana para terminar la llamada.
Algo dentro de la chica le hizo sentir que el viaje iría mucho mejor de lo que esperaba a pesar de que Pablo no podría acompañarla.
Berenice y Diana asistieron juntas a la Universidad, por lo que consolidaron una gran amistad. Sin embargo, con el paso del tiempo y Berenice encontró trabajo en un parque recreativo en otro estado considerado como uno de los más bellos del país, por lo que se quedó radicando ahí, conoció a un chico llamado Ricardo con quien se entendió rápido y comenzaron una relación, más tarde, se mudaron juntos y hasta consiguieron una casa para ambos con una espectacular vista al mar a un precio accesible ya que el tío de Ricardo trabaja como asesor comercial de bienes raíces en aquella ciudad.Faltaban 6 días para el congreso. Diana se encargó de poner todo en orden para el viaje, la ida era de tan solo 12 horas en camión y unas 4 horas en avión, pero sabía que el destino valía la pena. Durante esa semana de preparación, recibió el itinerario e instrucciones por parte de sus superiores sobre la capacitación que recibiría allá, la persona con quien compartiría habitación (que afortunadamente fue una chica gerente de ventas también de la misma cadena de hoteles pero de otro estado).
"Royal Paradise", ese era el nombre del hotel en el que Diana trabajaba, mismo hotel que pertenecía a una gran cadena nacional de nombre "Dreams", contando con un total 150 hoteles en todo el país. Por esto, naturalmente existían estos congresos para la capacitación constante del personal de ventas. La persona con quien Diana compartiría habitación, tenía el mismo puesto que ella en otro hotel de la cadena y eran casi de la misma edad. Se habían visto antes en otros congresos e intercambiaron números, al asistir solas, los coordinadores hicieron algunos ajustes para que pudieran compartir habitación.
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Las Piezas Que Nos Faltaron
RomanceDiana es una joven de 25 años cuya estabilidad laboral, emocional, sentimental y económica le basta para tener una vida convencional. Sin embargo, sucesos conectados con su pasado llegarán para hacerle ver que nadie tiene la felicidad asegurada y qu...