2: Los Enredos Recién Comienzan

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La mañana de día Lunes fue, sin duda, la peor de todas. El automatismo de la semana comenzaba y esto lo sabía Anastasia. Su alarma sonó, medio dormida, sacó su mano de entre las sábanas y buscó su celular en la cómoda. Lo tomó y lo acercó a su rostro, apagó la alarma y pensó que, tal vez, diez minutos más durmiendo serían un regalo divino, pero, a regañadientes, se levantó de su cama y se dirigió al baño. Abrió el grifo del lavamanos y mojó su rostro con agua fría para despertar, miró al espejo y se vio pálida como fantasma. Rió un poco por lo mal que se veía y se dijo a sí misma:

-Ya Anastasia...desde hoy comienza tu nueva vida. No dejaré que lo que pasó con Damián me siga derrumbando, me queda un año en la universidad, me graduaré y seré profesional. Si en el trayecto encuentro a algún hombre que me quiera, bien. Espera... -frunció el ceño-, ¿por qué tengo que tener a un hombre para ser feliz? ¡No!- moviendo la cabeza en signo de negación -,no necesito eso-.

Luego, salió del baño orgullosa de sí misma y sacó su ropa del clóset para volver al baño a darse una ducha.

Ya vestida, salió al comedor y vio que su madre le dejó hecho el desayuno. El té aún botaba hervor, al parecer había salido apresurada a su trabajo en el banco. Anastasia encendió la televisión y vio las noticias matinales, mientras desayunaba. Al terminar, ordenó sus cosas para llevar a la universidad, tomó sus llaves y, cuando se disponía a abrir la puerta para salir, apareció alguien de sorpresa.

-¡Holaaaa hermanita! He vuelto desde España, y olé-dijo Steffano, el hermano gemelo de Anastasia.

Anastasia estaba muy sorprendida por el regreso de su hermano a Chile, no lo había visto hace 2 años y para qué decir si mantuvo algún contacto con él durante todo ese tiempo.

-Steffano, ¡qué sorpresa!, ¿cuándo volviste?, preguntó Anastasia, mientras que él pasaba al departamento, dejaba sus maletas en el pasillo y se estiraba en el sillón de tres cuerpos.

-Anoche...llegué como a las 1 de la mañana. No quise molestarlas, así que me quedé en un hotel y hoy partí tempranito para venir a verte y, por supuesto, decirte que me vengo a vivir contigo-,respondió Steffano, que observaba cómo Anastasia se acercaba a él.

Steffano es de ese tipo de personas con una personalidad avasalladora y logra convencer a todo el mundo con sus propósitos. Anastasia se sentó a su lado y Steffano se acomodó bien en el sillón, ella le dijo:

-Bueno, o sea, sí te puedes quedar, ahí está tu habitación, aún con todas tus cosas intactas -indicando la pieza con el dedo-. Mamá estará inmensamente feliz y, sinceramente, creo que llegaste justo cuando te necesitaba...realmente te habíamos echado de menos...estoy muy contenta-, respondió ella, sollozando.

Steffano la miró y le dio un beso en la frente, diciéndole con ternura y una mirada fija:

-Supe lo que pasó, debió ser muy doloroso...por eso volví, para apoyarte, hermanita. Me quedaré contigo y te cuidaré-.

Anastasia lo miró con sus ojos llenos de lágrimas, sonrió cariñosamente y en su interior decía: "qué alegría era tenerlo de vuelta". Ambos chocaron sus frentes, ella dio vuelta la mirada y vio el reloj de la pared, dándose cuenta de la hora y tuvo que correr a la universidad.

Steffano se quedó solo en el departamento. Entró a la habitación de Anastasia y vio una foto de ella junto a Damián, sacó la foto de su cuadro fotográfico y la botó al basurero.

-Menos mal que se separaron-,dijo, riendo.

El colectivo dejó en el paradero a Anastasia, se bajó rápidamente y corrió hacia el campus clínico veterinario de Universidad Santa Grecia. A medida que corría, se colocaba el delantal, abrió la puerta del aula y...lo primero que vio es a un príncipe azul: Un joven alto, de cabello castaño. con unos llamativos ojos azules. Anastasia quedó sorprendidamente anonadada con semejante espécimen de hombre. Él la miró y le dijo:

Tragos de ExtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora