1.

1K 158 24
                                    

El terror de Yuji iba creciendo consciente de lo cerca que estaba de su próximo celo, su situación no era la mejor y las posibilidades de que pudiera encontrar un lugar donde poder esconderse eran pocas. Con la muerte de su abuelo la gente del pueblo fue en su búsqueda al verlo desprovisto de la protección que alguna vez tuvo gracias a uno de los alfas más viejos. Ahora era una presa que familias buscaban al ser uno de los pocos omegas de los que se tenían conocimiento.

Siempre alabado por su belleza particular y fuerza considerable fue objeto de innumerables proposiciones, pero su abuelo nunca dejo que nadie que no fuera de su agrado se acercara, gracias a eso pudo vivir durante 16 años una vida tranquila donde su mayor preocupación era ayudar en el campo con las cocheches y suportar sus celos en las habitaciones más alejadas de la casa. Sin embargo, huir estaba siendo su única opción desde que un número considerable de gente apareció por sus tierras tratando de reclamarlo, en su mayoría alfas de edades avanzas desesperados por desposarlo. Se negó a cada persona que apareció en sus puertas excusándose con su duelo por la pérdida de su único familiar asegurándose que pronto tomaría una decisión, pero al tercer día las amenazas comenzaron llegar y el temor de ser tomado por la fuerza creció.

Pero era Itadori Yuji y no dejaría que nadie lo doblegara, ni siquiera un alfa.

Así que tomo toda pertenencia con valor emocional y huyo en la oscuridad de la noche hacia el bosque, durante días estuvo vagando y durmiendo donde pudiera esperando la llegada de su celo, pero este sin motivo alguno no se presentaba.

Con la luna alumbrando su camino vago hasta encontrar un claro de hermoso aspecto no había visto con anterioridad, bebiendo de él y mirando su reflejo en el agua cristalina no pudo evitar llenarse de un sentimiento de angustia ante lo ocurrido los últimos días, las triste y amargura en su corazón era demasiado, se encontraba solo ante el mundo y huyendo de todo lo que alguna vez conoció solo por ser un omega. Alguna vez deseo poder vivir una vida tranquila pero el destino parecía enfrascado en hacerlo sufrir.

Con el llanto siendo lo único que interrumpía la paz del lugar apenas escucho los pasos que se acercaban a él.

—¿Te encuentras bien? —una voz grave se escuchó no muy lejos de donde él estaba, con angustia lentamente se dio vuelta buscando a la persona que lo había encontrado. Se trataba de un hombre que era cubierto por la noche, vestido con ropa simple que no demostraba nada ostentoso a la vista—¿Te perdiste?

El niega con desconfianza.

—Estas no son horas para que un muchacho como tu deambule solo por los bosques, los animales salvajes podrían encontrarte.

—Se defenderme. — pronuncio con rapidez y enojo, no necesita en estos momentos que lo cataloguen como si fuera alguien débil.

—No lo dudo, pero insisto —apenas podía ver su rostro con la oscuridad perteneciente de la noche—. Puedo acompañarte devuelta a tu hogar si es necesario.

—No puedo.

—¿Por qué no podrías? ¿No recuerdas el camino por donde viniste?

—Yo no...—durante varios segundos se queda en completo silencio, ¿Debería admitir que huyo de su hogar porque los alfas de su pueblo lo habían estado acosando? ¿Reconocer que tenía miedo de ser tomado por algunos de ellos como si no fuera lo esperado? Con las lágrimas asomándose por sus ojos llora frente al hombre al no saber que hacer. Hiciera lo qué hiciera estaba atado a su condición— Tengo miedo de lo que me harán si regreso.

El hombre, que nunca se había movido de su lugar, no pronuncio palabra alguna, como si esperara algo más de información, pero al mantener el silencio entre ellos durante un tiempo camino con lentitud hacia él, Yuji con miedo agacho su cabeza esperando lo peor, el hombre no poseía olor alguno, pero no eso no lo tranquilizaba.

—¿Como te llamas muchacho? —el hombre se detiene a unos pocos pies de él, la luna ahora alumbrada todo su ser mostrando un rostro con quemaduras de un lado y cabello rubio

—Itadori Yuji señor. —duda al decirlo, pero ¿Cuál mal podría ser dar su nombre?

—Yuji, mi nombre el Nanami Kento. No tengo mucho para ofrecerte más que un techo y comida, puedes quedarte en mi hogar esta noche si lo deseas.

Duda, duda como su abuelo le enseño desde muy pequeño, pero sus instintos lo hacen pensarlo, si el señor Nanami fuera mala persona ya lo habría lastimado desde que lo encontró, pero el hombre le estaba ofreciendo alojamiento y seguridad.

Yuji acepta tomando la mano que el hombre le ofrece.

La noche se convierte en días y estos en más, su estadía con el señor Nanami es apacible y reconforte, su celo llega como es esperado, pero tiene un cuarto propio en la pequeña casita del adulto y es ayudado por el mismo a sobrellevarlo con ropa cómoda, agua y comida. Cuando este termina espera ser echado ya que no tenía motivo alguno para quedarse, pero el Señor Nanami no hace tal cosa y sigue siendo amable.

Ambos se abren al otro durante una noche de lluvias.

Nanami era un alfa que había perdido a su compañero hace años en un incendio del que solo el salió vivo, al perderlo todo abandono el lugar donde vivía y construyó su hogar en el bosque apartándose de todo el mundo. Yuji cuenta lo propio y el cómo abandono todo lo que alguna vez conoció por su condición por la muerte de su abuelo.

Yuji se siente cómodo y cuidado junto al hombre y como agradecimiento comenzó a hacer las tareas hogareñas cuando el adulto sale a casar para vender las pieles y carne a los pueblos. Así las temporadas pasan y su cercanía crece al igual que los sentimientos que no entiende, hasta un día su corazón palpita al darse cuenta que se ha estado enamorando del hombre. Con una torpe confesión expresa sus sentimientos esperando el evidente rechazo del adulto, Yuji nunca podría ocupar el espacio que el compañero de Nanami tuvo, ya que él es solo un niño.

Pero su sorpresa es grande cuando Nanami toma su rostro entre sus manos y besa su frente con delicadeza.

—Aun eres un niño, pero puedo esperar a que te conviertas en un adulto si estás dispuesto a que este viejo alfa te corteje.

Entre lágrimas acepta la propuesta con la esperanza en esas palabras.

A sus 21 Años un anillo es puesto en su dedo y esa misma noche Kento pide que lo marque cuando ambos se unen al otro entre besos y gemidos. 

🌻NanaIta Week 2021🖋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora