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Habia pasado una semana desde mi cita con Ivo. Hoy era lunes y supuestamente el viernes anterior el y Lia salian. Me contó que la iba a llevar al unicenter, a ver una peli, comer algo y después devolverla a su casa.
Me prometio como 1000 veces que no iba a pasar nada con ella, en cuanto a besos nos referimos. Trate de decirle que no hacia falta que me lo prometiera tantas veces, que confiaba en el y eso. Pero después de la vez 945, me di cuenta que era al pedo y deje que siga prometiendo.
Ahora mismo estaba caminando por los pasillos de mi colegio, en dirección hacia mi aula. Mis manos temblaban por tener que hacerle frente a Lia, y si, aunque paso una semana, la castaña falto toda esa semana porque supuestamente estaba enferma, por lo que me salve de tener que verla.
Iba tan metido en mis pensamientos que no note cuando unos brazos me agarraban de atrás, pegando mi espalda contra un duro pecho. Mire los brazos que me tenian prisonero y volvi a respirar tranquilo al rezonocerlos por los miles de tatuajes que habia en ellos.
Gire mi cabeza, encontrándome con esos ojos cafe que en toda esta semana no pude dejar de ver. Sus comisuras se ensancharon, dejando ver sus relucientes y blancos dientes.
— Hola. - Salude, tratando de tranquilizar mi corazón alocado por su sonrisa.
— Hola, lindo. - Dejo un beso en mi cachete y me hizo dar vuelta, quedando todavía entre sus brazos pero ahora frente a frente.
Como el paranoico que soy, empece a mirar a todos lados, fijandome bien que no haya nadie.
— Quedate tranquilo, todos estan en sus aulas.
— ¿Nosotros no tendriamos que estar en nuestras aulas tambien? - sonreí burlon, alzando mi ceja.
— Vale la pena no estar ahi, si puedo tener conmigo aca. - Sentí mis cachetes calentarse, por lo que, en un acto de reflejo, escondí mi cara en el hueco de su cuello. — ¿Te sonrojaste?
— Cállate. - Exclame.
— Amo ver lo que causo en vos. - Acaricio mi cintura.
— ¿Como fue la "cita" con Lia? - me separe levemente, mirándolo curioso.
— ¿Ya tenias que cagar el momento tierno, no? - rodó los ojos.
— Dale, bobo. - Le golpee suave el brazo, aunque el como el aries que es dramatizo.
— Casi me dejas sin brazo. - Hizo puchero. - Volviendo al tema, hay algo que tengo que decirte.
