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Capítulo Seis

Desde muy corta edad, Louis mostró un gran interés y don para la moda. Inventaba, diseñaba y añadía complementos a sus vestimentas. Porque, para él, la moda debe ser divertida y extravagante.

Pero para su madre, una antigua diseñadora fracasada, nunca eran lo suficientemente buenos.

Cada diseño, dibujo o plano no era lo suficiente.

Los rompía, arrugaba, tiraba, o incluso los quemaba con su cigarrillo. "No llores." Lo arrullaba su madre, cuando el Louis de tan solo diez años lloraba. Tomó el rostro lloroso del niño, quien hipaba y sorbía su nariz. Los gélidos ojos de Wanda lo miraron fijamente. "Llorar no te dará talento, Louis."

Su madre había diseñado para las grandes empresas, pero su empresa fue a la bancarrota y detestaba ver que su hijo incluso tenía ideas más creativas que ella. Creatividad, fue por eso que la despidieron. Por falta de creatividad.

Era imposible que Louis fuera mejor diseñador que ella. No lo podía permitir.

Así que se encargó de hundir, despreciar y arruinar cada diseño, idea o pensamiento de Louis. 

Eso generó que algo en el alma inocente de Louis se quebrara en mil pedazos. Su madre solo pensaba en ella misma y no miraba por los demás; él necesitaba, de alguna manera, sobrevivir en el peligroso terreno de su madre. 

Ella le enseñó que, si te preocupas por los problemas de los demás, jamás llegarás a nada. 

Wanda abofeteó a su hijo. "Tú," Masculló entre dientes, señalándolo. Louis, con solo quince años, miraba atónico a su madre, paralizado por el miedo. "¿crees que llegarás a algo en el mundo de la moda? Yo no llegué, ¿¡crees que lo harás tú!? ¡Si por algo se te da bien es porque eres hijo mío!"

El adolescente apretó sus puños. "Eso no tiene nada que ver."

Ella se mofó. "¿Ah, no?" Se rio. "Louis... Todo lo que te digo lo hago por tu bien." Murmuró con total dulzura y suavidad. Aquello descolocó a Louis, haciéndolo dudar un instante. "Cariño, ¿sabes cómo terminarás probablemente?... Fracasarás. Estarás casado infelizmente, con muchos hijos, estarás más amargado que en toda tu vida y tu marido nunca será capaz de apreciarte. Las arrugas, las estrías, todo llega y tú ya no serás joven..."

Louis se sobresaltó cuando la mano de su madre rozó con su mejilla de manera cálida. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y el azul de sus ojos estaba más cristalino que nunca. Estaba temblando, y sus manos apretaban con fuerza el boceto entre sus manos.

Wanda siseó dulcemente. "Te lo dice tu madre, Louis." Susurró. "Lo hago porque te quiero"

(...)

Niall miraba a Louis sorprendido. Ahora era un hombre joven de tan solo veintidós años, había cambiado completamente. Su cuerpo era delgado, curvilíneo y poseía unas facciones tan delicadas y parecidas a las de su madre. Sus párpados estaban maquillados de un negro regularmente espolvoreado, el azul de sus ojos contrastaba de manera atrayente y esa sonrisa maliciosa era escalofriante.

Llevaba un cárdigan femenino color negro, y un top lencero blanco.

El irlandés estaba muy impresionado.

"Tienes un gran potencial, eres... increíble. Parece que tienes un don en esto, Louis. Somos afortunados de tenerte, de que desees entrar en la empresa de Dior." Admitió Niall, echando un último vistazo a los magníficos bocetos de vestidos, con sus líneas y detalles delineados. "Eres justamente lo que necesitamos."