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Capítulo Ocho

Para empezar, Marcel no sabía por qué había invitado a su casa a Louis. Es decir, le dijo a Louis que era para hablar sobre los trajes de la gala, pero por supuesto que en el fondo él sabe que no es todo de lo que quiere hablar.

Logró que, después de casi hora y media hablando con Louis por teléfono, rogándole que viniera a su casa y sobornándolo con dulces pasteles encargados, Louis finalmente aceptase ir a su casa. Estaba nervioso y ni siquiera sabía por qué, las únicas personas que habían visto su mansión eran sus hermanos, las prometidas de sus hermanos y Tiffany.

Ni siquiera sus padres habían ido, la relación con ellos era más de negocios que paternal. Marcel había movido al menos tres veces la estantería en diferente posición, porque no estaba seguro de si encajaba del todo con el enorme y espacioso salón. Los cuadros abstractos que decoraban las paredes y que nunca le importaron, de repente sí que le importaban mucho  porque quería que estuvieran lo más rectos posibles.

Las personas que limpiaban su casa hasta vistieron elegante por petición de Marcel. Podía parecer el ser más tímido de toda la familia Styles, pero era una masa blanda con quienes apreciaba y quería.

"Señor Marcel." Octavia, una mujer de más de cuarenta años, apareció en la sala de estar. Iba encajada en un bonito y simple vestido alegre y amarillo, con su cabello corto ondulado. "Hay un... diseñador que dice esperarlo."

Marcel se puso nervioso, las manos comenzaron a sudarle. "¿Louis?"

"Lleva unos tacones como... de diez centímetros, más o menos. Y también un bolso. Dice que usted debería de cambiar el color de su casa porque el blanco es.... aburrido"

Sí, probablemente era Louis.

Marcel pidió que lo dejaran pasar, y en menos de trece segundos, las puertas se abrieron escandalosamente. Louis iba con unas gafas de Louis Vuitton y miraba a su alrededor mientras caminaba con esos taconcitos negros de YSL. Esta vez no iba con nada extravagante, un simple pero pequeño vestido negro de tirantas; era precioso y marcaba de una manera correcta las curvas de Louis. Sus muslos brillaban un poco y parecían demasiado jugosos para ser humanos.

El menor de los Styles se aclaró la garganta para obligarse a sí mismo dejar de mirar las piernas de Louis como un acosador.

"Louis." Sonrió. Marcel Styles estaba sonriendo, los trabajadores estaban más que sorprendidos de que a Marcel no le hubiera temblado la voz. "Me alegra mucho verte."

"Puedo decir lo mismo, Marcie." Aunque Louis fuera pequeño, desprendía un aura de poder, estilo y clase que dejaba sin aliento a cualquiera. "¿Qué tal has estado?"

"Bastante bien, un poco desanimado porque no he podido verte en esta semana. Tuve mis negocios y por la televisión puedo decir que tú también." La voz de Marcel era en un tono suave y casi alegre, disfrutaba hablar con Louis en el fondo. "Dime, ¿estaba bien Praga? ¿O era República Dominicana?"

"Milán, nene, Milán." Louis se deshizo de sus gafas negras de un solo tirón. Marcel no sabía por qué el delineador era tan sexy en los ojos de Louis. "Aburrido, en realidad. Eran modelos vacías; todas flacas, solo piensan en ellas mismas, labios hinchados, cuerpos delgados. Terrible."

Algo que Marcel admiraba de las personas era la facilidad que tenían en desenvolverse en una conversación. Había gente que se tensaba al hablar con él, o gente que lo temía, o gente que incluso lo odiaba y Marcel podía notarlo. Pero con Louis era fácil comenzar cualquier conversación, siempre estaba dispuesto a hablar de lo que fuera y nunca hacía la conversación incómoda.

"He de reconocer que me sorprendí por tu invitación." Comentó Louis, sacándolo de sus pensamientos. Miraba a su alrededor, curioso, y a su vez siento observado por Marcel.