Parte 1

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Mi guarda espaldas

Capítulo #1

Mia

Hola, mi nombre es Mia Adams, tengo 17años, soy pequeña, mido como 1,50, tengo pelo castaño claro y corto un poco más arriba del hombro, uso lentes pero no me gusta usar solo cuando estoy en casa, vivo en España, estoy en mi último año del instituto y si es muy cansado, vivo con mi madre Alisa Adams y mis abuelos; los Adams, mi padre nos abandono cuando tenia 4 años de edad y la verdad me gusta que me dijeran por mi segundo apellido; el de mi mamá.

Mis abuelos, se podría decir que son adinerados, cuando mi padre nos abandonó nos fuimos a vivir con mis abuelos, aunque mi madre fuera cirujana general no estaríamos como estamos con mis abuelos, y con lo que gana mi madre aporta para mi instituto, a mi mamá no le gusta mucho depender de mis abuelos o mejor dicho de la gente. En pocos meses nos cambiaremos de ciudad ya que mamá terminará de pagar una casa para ambas ¿ya dije que a mamá no le gusta depender de nadie?, bueno, la casa es hermosa es grande pero acogedora para ambas. Pronto también tendré un guarda espaldas, lo sé es ridículo, pero como nos cambiaremos mis abuelos dicen que las ciudades son peligrosas, ¡Joder!, soy casi que adulta no lo necesito, pero, si lo dicen mis abuelos lo tengo que hacer, a demás ellos siempre me han cuidado cuando mi madre se iba a trabajar.

En minutos iría a conocer al famosísimo Matt Jones, por si no saben mi próximo guarda espaldas.

-Mia Emma Willson Adams, baja en este instante -Mi madre me llamó desde el piso de abajo, por como lo dijo estaba molesta, me había llamado como unas 5 veces, ella es muy puntual y no le gustaban los retrasos.

-Ya bajo mama, me falta una sola cosa -dije mintiendo, la verdad quería quemar el tiempo para que no conociéramos a ese tal Matt. Pero ya me veía bajando las escaleras, y ahí estaba Alisa Adams mi madre. -Lista- dije con una sonrisa cínica. -Al fin Emma, que era lo que te faltaba-. -Mama no me gusta que me digas así -y era verdad odiaba que me dijeran por mi segundo nombre.

-Pero si es parte de tu nombre cierto Mia -dijo mi mama con una sonrisa.

-Bueno no importa y ¿los abuelos donde están mamá? -pregunté ya que ellos nos iban a acompañar a conocer a Matt, aunque ellos ya lo conocían ya que hablaban maravillas de él. Tuvieron que salir-dijo mama mientras buscaba su bolso para salir. -Vámonos es demasiado tarde -dijo mi mama, yo asentí con la cabeza, siendo sincera no quería ir.

Eran como las 10:30 de la mañana, y las calles estaba un poco solas, tal vez porque hacia mucho frio afuera. Me recosté contra la parte donde se encuentra el vidrio del carro, los vidrios estaban empañados por lo que había llovido ayer, decidí hacer formas en el vidrio con lo empañado que estaba, tenía prácticamente 18 años y aunque mi humor no era el mejor, seguía habiendo una pequeña niña dentro de mí que no dejaba salir, siempre pensé que si dejaba salir a esa niña, nunca iba a madurar y ser muy infantil, pero creo también que la no dejar salir a esa niña me volví un poco fría y sola, no tenía amigos ya que sabía que nos mudaríamos algún día, a parte no quería tener amigos, para después pelearnos y mandar esa amistad a la basura, no.

-Mia llegamos -dijo mama, estaba tan concentrada que no me di cuenta que habíamos llegado a la cafetería en la que nos íbamos a encontrar. Buscábamos a algún chico alto y..., la verdad no sabíamos de el, mis abuelos solo dijeron-: chico alto y de cabellera rubia -, eso es. -Mama, el chico es rubio, los abuelos lo dijeron-dije a mama, ella solamente asintió y..., ahí estaba sentado un chico pelo rubio, le pongo 1,75 y 19 años tenía unos jeans azules con una camisa negra y camiseta de cuadros rojos con negro y unos tenis negros con blanco, igual que los míos, no se puede negar que era atractivo, tenía unos ojos color azul cielo, sus facciones eran muy lindas y su rostro era perfecto.

-Buenos días señora Alisa y Mia -dijo mirándonos y rápidamente desvié mi mirada de su bella cara.

-Buenos días Matt, mis padres me han hablado muchas cosas ti. -dijo mama son una sonrisa.

-Hola... Matt -dije con una sonrisa cínica

-Así que a ti voy a tener que cuidar eh? -

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