CAPÍTULO 4

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No podía creer lo que sus ojos le mostraban, esa no era su cara ¡No se parecía ni un poco a su cara! La joven que estaba en el espejo tenía la piel blanca y los rasgos faciales totalmente diferentes, el cabello ligeramente ondulado y rojo como el fuego, a diferencia del castaño oscuro y lacio que tenía cuando lo llevaba largo, sus ojos que eran color miel ahora eran verdes, eran de un tono parecidos a los de su hermana, pero éstos eran aún más brillantes, algo que nunca había visto anteriormente, su nariz parecía más respingada y sus labios eran un poco más delgados. La muchacha al ver su reflejo quedó perpleja, volteó el rostro de izquierda a derecha e hizo muecas "válgame dios, no es una fotografía soy yo" volvió a ver sus manos una vez más "Esto no es mío ¿Qué está pasando?" Inmediatamente después de formular la pregunta en su cabeza, la puerta de la habitación se abrió y entró una mujer de cabello y piel color blanco, era tan blanca como el papel, vestida de negro con un delantal blanco encima, como esos trajes de mucama y sosteniendo una pequeña tina con algunos trapos blancos, cuando la mujer vio a la joven de rodillas ante el espejo, sus ojos se abrieron y una sonrisa apareció en su rostro

― ¡Mi niña, al fin se despertó! ¡¿Pero qué hace en el suelo?! ¡Vuelva a la cama de inmediato, ha estado con fiebre por un día! ¡Debe descansar! ... Pero por qué sigue ahí ¡Regrese a la cama! ― La mujer entró rápidamente a la habitación, dejó la tina en una mesa al lado de la cama y corrió hasta la perpleja muchacha, ella por su parte, observaba detenidamente el rostro de la recién llegada, aunque nunca la había visto le pareció familiar, no era posible, no recordaba a alguien con sus rasgos, pero el sentimiento de familiaridad no desaparecía, era como si la conocía de toda la vida y sin pensárselo mucho le hablo

― ¿Nana? ― Ella misma se sorprendió de sus palabras, cómo era posible, Verónica nunca tuvo una nana y mucho menos no llamaba a nadie de esa forma, pero las palabras salieron naturales, la mujer se apresuró para ayudarla a levantarse y la devolvió a la cama con cuidado, puso su mano en la frente para comprobar su temperatura y mientras lo hacía soltó un suspiro y le habló

― No tienes idea de lo preocupada que estuve, la fiebre era altísima, estoy aliviada que pasó sin problemas

Mientras más la observaba, más sentía que la conocía, era el mismo sentimiento que uno tiene con la familia, hasta ahora Violette y sus fallecidos abuelos eran los únicos pero cuando esa mujer le hablaba y cuidaba sentía calma, entonces sintió un repentino dolor de cabeza, tomó su cabeza con ambas manos, el dolor se hacía cada vez peor hasta que la vista se fue nublando poco a poco, cuando creyó que ya no podría soportar más, la vista se oscureció por unos segundos hasta volver aclararse para formar imágenes

Vio a la que había llamado "nana" abrazándola fuertemente se veía como unos diez años más joven, pero seguía teniendo el cabello blanco y la protegía con su cuerpo pues tras de ella estaba una mujer alta de cabello oscuro con un látigo trenzado que tiraba sin piedad a la espalda de la mujer, su mirada era realmente aterradora y se recordó a sí misma llorando de impotencia y miedo; la emoción fue tan vívida que sentía dolor en el pecho

― ¡Maldita salvaje, quítate de ahí! ¡¿Acaso osas desobedecerme?! ¡Todo el norte está plagado de bestias! ¡Soy yo quien dirige esta casa! ― Pero la mujer no se quitó, tomó a la niña con más fuerza y la protegió

La niña temblaba y lloraba en silencio asustada ante la violencia mientras que la mujer de pelo negro seguía golpeando sin parar, pero en ningún momento su nana se movió, soportó estoicamente sin ni siquiera una queja, a lo más entrecerraba los ojos, hasta que la señora se cansó de azotarla

― No creas que esto ha terminado aquí, volveré por ti, pequeña perra― finalmente la desquiciada mujer salió de la habitación azotando la puerta y cuando el sonido de sus pasos estaban lo suficientemente lejos la peliblanca mujer la soltó lentamente, la niña seguía temblando y llorando, aunque no había sido golpeada por el látigo el solo hecho de ver la violencia a la que era sometida su cuidadora por su culpa, le era muy doloroso

Canción de Victoria (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora