CAPÍTULO 6

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Casarse no estaba en los planes de Verónica, ni en su anterior vida los tenía, su relación de noviazgo más larga fue de tres años y eso rompiendo, regresando y volviendo a romper hasta que finalmente Verónica pilló a la escoria besuqueándose con una de sus amigas, fue un golpe duro para ella pero fue más para él cuando Verónica le dio soberana patada en los genitales hasta que el chico estuviera en el piso; a partir de ese momento a ningún otro se le pasó por la cabeza salir con la loca sin estar completamente seguro, en todos sus veinticinco años sus relaciones afectivas no terminaban bien, algunos de ellos solo se acercaban a ella para conocer a su hermana, a menudo la comparaban con ella, muchos creían que Verónica sentía cierto recelo o envidia hacia ella, no podrían estar más equivocados pues ambas hermanas se adoraban, Vero se conformó con solo querer a su hermana hasta que Violette se casara y formara una familia para luego ser la tía con billete y soltera, ya lo había planeado, ese fue su deseo, pero ahora la situación se había torcido bastante, no quería casarse en definitiva, pero por los recuerdos de Agracia, Vero dedujo que ésta sí, y lo haría con quien fuera.

― ¿Una propuesta? ¿Puedo saber quién la envió su gracia? ― La voz salía de la muchacha sin que Verónica lo pudiera evitar

― Ayer la envió el Marqués Rohán ― Respondió Eduardo y añadió rápidamente ―. Su marquesado queda al este de la capital, es... un buen hombre, vivirás cómodamente

― Agracia, debes tener en cuenta que dentro de poco cumplirás veinte y tú no desconoces que la edad mínima para casarse es de dieciocho, es una buena oportunidad para ti―Añadió Eliza con presteza

Agracia guardo silencio y mantenía la expresión neutra, Verónica por el contrario dentro de su mente no podía dejar de parlotear "¡¿Veinte?! ¡Aún eres muy joven para casarte! No es posible, ... ¡¿Estás segura?! ¡¿Y quién es ese marqués de Rohan?!

― No he oído sobre el Marqués de Rohán― finalmente añadió Verónica, ella no sabía cómo lo sabía, pero estaba segura que nunca había oído hablar de tal marqués, tal como había ocurrido con la nana, ella tenía la convicción de no saber absolutamente nada él a pesar que ella conocía a varios nobles de nombre pues esa información era más o menos de dominio púbico y esencial para los nobles pues le permitía establecer conexiones, Vero obtuvo ese conocimiento de Agracia y lo asumió como suyo, cada vez más Verónica simpatizaba con Agracia hasta algunas veces estar de acuerdo con ella y ése era el resultado, poco a poco dejaban de ser dos existencias para formar una sola.

En las clases de sus hermanos, Agracia a menudo prestaba atención a escondidas y recogía los libros que sus hermanos dejaban tirados en cualquier lugar, aprovechaba el desorden de los dos para leerlos pues era muy difícil para ella obtener libros de la biblioteca, a pesar que no tenía una puerta con cerradura, si los sirvientes la veían entrar o tomar un libro, éstos inmediatamente avisaban a la ama de llaves y ésta a su vez a la señora Eliza, quien digamos no estaba muy contenta con que la chica desarrolle ningún talento. Esa también fue razón de sus paseos nocturnos

El Conde se movió nervioso en su silla y Verónica observó como él lentamente trataba de pasar saliva y cómo Eliza la esposa de éste frunció el ceño y habló con seriedad

― Bueno, el Marqués no frecuenta reuniones sociales, se dedica a su trabajo como proveedor del imperio, además tú aplicarás para ser la tercera esposa del Marqués

"¿Tercera esposa? ¿Es un chiste?" Verónica había quedado perpleja y la neutralidad de Agracia estaba en su límite, ella había aprendido a nunca reflejar sus emociones porque en una confrontación entre nobles el primero en mostrarlas pierde, Eliza había dado la estocada final, cuando la muchacha estaba por replicar el Conde finalmente intervino

Canción de Victoria (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora