VI

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El timbre sonó, el receso había acabado y con ello había dado término la escena que ambos formaron.

Cada uno fue a su respectivo asiento, solo que uno más nervioso que antes; claro que este sería el blondo de cabellos alborotados, el cual poseía un gran rubor en sus mejillas.
Las clases transcurrieron normales hasta que por fin habían dado por acabado.

Kenny, ¿Quieres ir a beber algo? — Dijo la rubia de cabello ondulado desde su asiento.

Lo siento Bebe, hice planes antes.

— ¿Con-- — Sin previo aviso el pecoso corrió donde Tweek, el que estaba rodeado de sus amigos mientras guardaba sus cosas en la mochila, abrazándolo por la espalda para luego ambos salir de la sala platicando. — …quién?

Kenny tomó la mochila de Tweek y ambos fueron afuera de la primaría, pasaron a comprar helados para sentarse en una plaza y disfrutar.

Entonces, ¿Vienes conmigo?

¡AHG! SOLO si no HAY osos.

¡Perfecto! Termina tu helado, te enseñaré el camino.

Luego de comer, ambos chicos empezaron a caminar al borde de la plaza, la cual al final de esta tenía una entrada al bosque.
Abriéndose paso entre los escombros, caminaron un par de minutos por aquel extenso bosque.

¡AH! ¿KENNY? ¿ESTÁS SEGURO DE QUE ES POR AQUÍ?

Bueno, esto, solo déjalo en mis manos. No hay nada que el poderosísimo Kenny Mc’Cormick no pueda lograr.

Comenzó a mirar hacía todos lados, pasaron por sobre un gran tronco derrumbado y saltaron un lago.
Luego de aproximadamente 1 hora y media, Kenny había reconocido un lugar, miró al piso buscando con la mirada para luego tomar una rama gruesa del piso, con la que empezó a romper otras ramas que tapaban el camino para abrirles paso a ambos a una especie de puerta hecha por árboles.

¡Por fin! Llegamos, Tweek.

Era una casa del árbol, en medio de un bosque, habían ranas saltando y una fogata. Un terreno rodeado de árboles, como si estuviera oculto de los demás, un lugar secreto, que en ese momento era solo de los dos.

Entonces, Tweek. — Volteó dirigiéndole la mirada — ¿Te gusta?

Tweek, quien aún seguía anonadado por la imagen que parecía sacada de un cuento de hadas, asintió con la cabeza de forma lenta, sacándole una sonrisa boba al mayor.

¡Vamos! Debes conocer este lugar. — Kenny tomó la mano de Tweek y empezaron ambos a caminar por el lugar, subieron y bajaron de la casa del árbol, tiraron rocas al lago, platicaron y encendieron el fuego.

Kenny había llevado unos malvaviscos y Tweek busco ramas por el lugar.
Sin darse cuenta ya era de noche y el teléfono de Tweek estaba sonando.
Eran sus padres, Tweek había entrado en una crisis pensando en todos los castigos que podría recibir.

¡Aquí no castigarán a nadie!, no te preocupes, vamos, te llevaré a casa.

Tweek bajó la mirada, si bien ya estaba más calmado, de algún modo no quería irse.

Kenny, ¿puedo hacerte una pregunta?

Ya me estás haciendo una, ¿Qué te impide hacerme otra?

El día de mañana, ¿Nos volveremos a ver?

Kenny guardó silencio por momentos, para luego juguetón, acercarse al rubio lo suficiente para poder jugar con ambas narices.

Desde hoy, hasta el final de nuestros días. En la salud y en la enfermedad, en las buenas, en las malas ¡Y en las peores!

— ¡Kenny! No nos vamos a casar. — Respondió entre pequeñas risas.

Kenny extendió su dedo meñique hacía el menor y él cerró el lazo, aquella torpe promesa de meñique bajo la luna y sobre las llamas de la fogata significarían su unión. Una unión que nadie rompería.

Los días pasaban con rapidez y cada día ambos tórtolos se reunían en lo que conocían como hogar, un lugar apartado, su refugio.
Se juntaban en los recesos y jugaban hasta las tantas. Hacían pijamadas, cantaban karaoke y hasta bailaban.
Fueron meses donde su relación cada vez se fue volviendo un lazo más fuerte, lo suficiente como para que hasta la pequeña Karen terminara preguntando sobre su amigo.

Y ese día nevoso no era la excepción, Kenny estaba por buscar a Tweek a fuera de su hogar como tantas veces había hecho.
Golpeó la puerta dos veces, había silencio. ¿Por qué? Quizás sus padres estaban de paseo.
Tocó nuevamente la puerta, nadie respondía, Kenny sacó su celular de su bolsillo y le escribió a Tweek.

Tuercas
en línea

Hey «◈
Pequeño «◈
Estoy afuera «◈
¿Me abres? «◈
Ah «◈
Por eso esperaba «◈
Con la carita empapada. «◈

No pasó mucho para que quedara en visto. Aún con eso la puerta no fue abierta. Pasaron algunos minutos y nada, la verdad es que la paciencia no era su fuerte y se asomó con rapidez a la primera ventana que visualizó.

Los podía ver, Tweek y Craig estaban en el sofá de la casa viendo la TV como si nada pasara, como si aquellos planes que habían estado platicando toda la madrugada Tweek y Kenny solo hubieran sido producto de su imaginación. De algún modo se sentía molesto, como si le doliera el caminar.
Dio una vuelta y salió de ahí, “¿Por qué me siento así?” Se repetía en su mente, estaba por asolar su cabeza. Aquel caminar que antes era lento se volvió una carrera, una carrera que terminó en el lugar que a ambos les pertenecía, su escondite, su espacio, o como ellos conocían; La guarida secreta de los blondosboy’s. Nombre puesto por Kenny, mientras Tweek solo cedió entre risas.

Ahora estaba ahí, un lugar lleno de alegría, mientras él se hacía trizas.

Noᥴhᥱ ᥱstᥱᥣᥲr. 🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora