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Al día siguiente mi hermano y yo nos fuimos al colegio como el día anterior, la única diferencia era que yo traía unas ojeras horribles y el labio roto, pensar en lo que sucedió ayer en la noche me hacía sentir que me faltaba el aire y que mis manos temblaban, tomé un tranquilizante como dijo mi psiquiatra, la cual dejé de ver hace tiempo, papá decía que era una pérdida de tiempo, que el problema era yo y solo yo podía ponerle fin, y le creí, tomar pastillas era lo que me hacía "feliz", Mikey no dejaba de ver mi labio y de preguntarme si estaba bien, a lo que yo respondía que si.

-Enserio Gerard, soy tu hermano, si quieres hablar aquí estoy- Se detuvo y se paro enfrente mío, teníamos la misma estatura-

-Mikey, enserio estoy bien, conoces a papá, no piensa sus acciones cuando está enojado, vamos, llegaremos tarde- sonreí y camine-

-Si fueras un desconocido sabría que tú mirada está triste aún que tú boca y tus acciones digan lo contrario- me quede parado y sentí a Mikey atrás mío, me di la vuelta y nos abrazamos, no pude evitar llorar, me separé de él y me besó la frente- Yo no me iré Gee, tú siempre estuviste conmigo y creíste en mi cuando nadie lo hizo, yo estoy orgulloso de ti- solté un mar de lagrimas al igual que mi hermano.

Sabía de lo que hablaba, siempre que Mikey se equivocaba o perdía alguna competencia papá lo regañaba diciéndole que era una vergüenza, mamá nunca decía nada, dejaba "nuestros" asuntos, recuerdo entrar a la habitación de mi hermano y verlo en un rincón sentado llorando, siempre lo consolaba y le decía lo genial que había sido, nunca me perdí una competencia, así fueran de ajedrez, llevaba carteles y le decía que era el mejor, Donald se molestaba, decía que eso lo haría débil, pero yo pensaba lo contrario, no necesitas ser el mejor del lugar para ser grande, siempre le recordaba a Mikey que era increíble y que yo me enorgullecía de ser su hermano mayor.

Entramos a la institución y nos despedimos, fui rápido a mi casillero, no quería que Bob me atacara, papá ya había hecho su trabajo, saqué mis cosas lo más rápido posible y corrí a mi salón, traía una sudadera bajo mi uniforme por lo que me puse la capucha y me senté, Ray aún no llegaba, como era de costumbre me puse a leer mis cómics, podía estar tranquilo, Bob era del salón B y yo del A, solo nos veíamos en educación física o en el laboratorio de química y claro en el almuerzo, Ray llego y comenzamos hablar, la clase inicio, habían pasado 30 minutos, estábamos haciendo un resumen sobre historia, estaba concentrado en ello cuando sentí como una bola de papel golpeó mi mejilla, levante la mirada y vi que quien la aventaba era Frank Iero, ~carajo, también se burlará de mi~, pensé en mi mente, agache la mirada temeroso y volví a mi trabajo, de pronto sentí a alguien levantado a un lado mío, giré con miedo y vi al chico perforado parado alado de mi asiento, antes de que hablara el maestro lo llamo.

-Iero, siéntate-

-Si profesor, solo quería pedirle una pluma negra-

-Rápido- En cuanto el maestro dijo eso Frank estiró su mano, tembloroso saqué una pluma de mi estuchera azul  y se la di sin mirarlo-

-Gracias Way-fingió que se cayó la pluma y cuando se agachó me susurró- Lee el papel- Se levantó y se fue a su asiento, lo mire confundido y con cuidado de que el profesor no me viera tome el papel del suelo-

¿Estás bien? :(

No entendía así que le respondí.

Si, jaja ¿Por?

Eh... tal vez pregunto por qué traes el labio roto

Aah eso, no es nada, me caí de mi bicicleta ayer, soy torpe jaja

•Promesas• (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora