-Bien- sonrió y suspiré- ¿a dónde quieres ir?
Gran pregunta.
-Déjame conducir- le dije tomándolo de la mano y dirigiéndolo al estacionamiento.
Jorge me detuvo acorralándome por la cintura. Su mirada estaba plagada de curiosidad, deseo, pero también de advertencia.
-¿Tienes licencia?- preguntó suspicaz mientras enarcaba una ceja.
-¿Eh?- dije distraída- oh sí... -mentí.El me miró y se rió burlón.
-Mentirosa-.
-Bueno, está bien, puede que no tenga papeles, pero Marco me ha dicho que soy excelente conduciendo- ataqué.
-¿Marco?- gruñó- ¿Marco te ha prestado su auto?-.
-Sí, y no ha habido quejas- volví a mentir con una sonrisa pícara y la frente en alto.Sabía que el se sentía superior a Marco, con absolutamente todo. Así que no sería difícil convencerlo de que me deje conducir, si le decía que Marco lo había hecho también.
-Bien, puedes conducir- cedió y sonreí.
Levanté mi mano derecha en jarra y lo miré desafiante.
Ni yo podía creerme que me iba a dejar conducir su auto de alta gama.
Yo no tenía licencia, pero había aprendido a conducir a los dieciséis en Doncaster, junto a un amigo.-¿Quieres las llaves?- preguntó pícaro y lo miré como si fuera lo más obvio- pues ganatelas.
¿Quieres jugar Blanco?
-¿Qué tengo que hacer para ganarmelas?- pregunté mientras tocaba su pecho y suspiraba.
-Bueno... quizás podrías hacerme un...- lo interrumpí.
-¡No seas pervertido, Jorge!- casi le gruñí, pero un amago de sonrisa divertida se plantó en mi rostro.
-Sólo bromeo- levantó las manos haciéndose el inocente.
-Ya... dame las llaves-.
-Dije que debes ganartelas- reiteró ansioso.
-Bien-.Piensa rápido, piensa rápido.
Lo tengo.Me acerqué a su boca y suspiré. Pasé mis brazos por detrás de su cuello, y acerqué mis labios a su mejilla.
{Narra Jorge}
¿Cómo es que de un momento a otro la tenía en mis brazos? ¡Había cedido! Al fin podía tenerla tan cerca y sin preocupaciones.
Me había pedido que me escape con ella, y yo había aceptado incluso antes de haberlo sabido.
Tenía a la mujer que amaba intentando ganarse mis llaves, besuqueandome todo el cuello con picardía.
Ya no aguantaba más, si seguía así conseguiría que mi bragueta estallará.
La tomé del mentón, y capturé sus labios entre los míos.
Se sentía tan bien, tan dulce.Me complementaba, la deseaba, la amaba, no sabía como vivir sin ella.
-Ya te las has ganado- me rendí.
{Narra Martina}
-Genial- sonreí.
Pan comido.
Me dirigí al auto, y una vez dentro de él, Jorge se subió al lado del copiloto.
Al instante noté lo nervioso y tenso que estaba.
-¿Tienes seguro?- pregunté en broma.
El me miró casi sarcástico.-Sí, si tengo. Pero más te vale que no le pase nada al auto o sino...- me advirtió pervertido.
-¿O si no qué?- pregunté desafiante.Se abalanzó sobre mí, y comenzó a besuquearme.
Sorprendentemente lo aparté.
-Más decencia, Jorgg's- el se rió.
Emprendí el viaje.
Ya tenía una clara idea de a dónde quería ir.