capitulo39

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Salí a trote de mi apartamento dirigiéndome a mi auto.
Almorzaríamos, como siempre, con Martina y Franchesca.

Conduje rápidamente a través del campus hasta la cafetería.
No quería perder un segundo sin ella.

Al entrar, Martina charlaba animadamente con su amiga. Tenía una sonrisa preciosa pintada en el rostro.

-Hola señoritas- saludé alcanzando una silla a la mesa.

-Hola Jorgg's- me saludó Martina.

-Haz llegado justo a tiempo.
Las miré dubitativo, y Martina le lanzó una mirada fulminante a su amiga.

-Martina, ha tenido un gran inicio de día- comenzó Franchesca y Martina golpeó su hombro.

-¿Ah sí? ¿Qué ha sucedido?- pregunté curioso.
Bien, internamente estaba desesperado. Esto me olía mal.

-Martina, tiene un nuevo profesor que la ha dejado tonta-.
Mi hermoso ángel se sonrojó y bajó la mirada.
Y sentí como una puntada en el estómago. ¿Un profesor?

-¿Ahora te gustan los viejos?- pregunté divertido mientras bebía un sorbo de su café helado.

-No es viejo- frunció el ceño y me reí divertido- ríete ahora pero cuando lo conozcas caerás de culo al piso- me advirtió y los tres nos reímos.
¿Un viejo? No debía preocuparme.

-¿Puedo serviles algo más?- preguntó una rubia. Al mirar bien su rostro, me di cuenta que era una de las chicas con las que me había acostado hace dos semanas.

-¿Jorge?- preguntó Martina- ¿vas a pedir algo?-.

-¿Jorge?- repitió la rubia- ¡oh Jorge! ¿cómo haz estado bombón?-.
Diablos, diablos, diablos.

Martina entrecerró los ojos y noté un breve destello de ira en sus ojos.
Se levantó de la mesa y se acercó a la caja registradora.

-Bien ¿y tú?- pregunté distraído mientras Franchesca me lanzaba una mirada cómplice, y Martina seguía en la caja.

-Genial, no me has llamado- se quejó la rubia, de quién no podía recordar su nombre-.

-He perdido tu número- mentí mientras Martina se acercaba.
Le susurró algo a Fran en el oído mientras la chica que me hablaba le daba las espaldas.
¡Demonios!

-Pues te lo dejo de nuevo- anotó su número en un papel bajo la atenta e inquisidora mirada de Martina.

Arqueó una ceja y suspiró. ¿Decepción era lo qué opacaba sus hermosos y grandes ojos chocolate?


{Narra Martina}


No me sorprendía. Otra presa de Jorge.

Pero... ¿por qué después de tanto tiempo y sabiendo como era él, me seguía doliendo?

Me daba rabia que otra chica se acercase a él, y eso que eran muchas.

Si hubiera tenido un "gas mata-zorras con las que se acostó Jorge" todo el campus se habría muerto. Incluso yo. Aunque no me consideraba a mi misma una zorra.
Simplemente había sido un error. Había caído en sus brazos, y punto.
Ya no lo cometería de nuevo.

Estaba segura de eso, principalmente porque el me trataba como a su jodida hermanita menor, y segundo porque sentía que ya había aprendido.

¿quien te crees?||Jortini||adaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora