Fanfic Kingdom Hearts

Querido diario...

- No fastidies, mira cual de los dos está ganando. - Se quejaba al igual que en ocasiones anteriores. Riku lo esperaba por una parte, pero aun así le sorprendió, es más el propio Sora quedó en shock. En ese mismo momento Arelis comenzó a sentirse mal, echándose la mano al pecho y cayendo desmayada del mismo dolor. Sora a su vez lo hacía con un tremendo dolor de cabeza, por suerte Riku lo atrapó antes de que esta diera contra el suelo, cargándolo posteriormente en sus brazos para terminar llevándolo a su habitación a descansar.

Cuando entró por la cocina vio la misma escena reflejada en los otros dos. En ese momento ató algunos cabos, y descubrió el sello que mantenía atrapado algo de lo que aún no estaba seguro. Sabía con certeza que si le preguntaban a ella, no contestaría, no lo tenía permitido. 

Una vez dejó a Sora descansando, se acercó a la habitación de Arelis, donde se encontraba Leo junto a ella. 

- Todo esto... si tan solo hubiera interferido para que no cometiera locuras... - 

- A qué te refieres, ¿ sabes algo?. - 

- Solo se que se encuentra en este estado por ayudarlo a él. Desconozco que tipo de trato hizo con la reina, solo se que parte de ese trato es guardar silencio. De sus labios no saldrá una sola palabra. Si tan solo hubiera una manera de saber que es lo que hizo... - Riku agachó un poco su mirada, agradecía que hubiera ayudado a Sora, pero si este fuera consciente de ello estaba seguro de que se enfadaría sin dudarlo. Jamás le gustó que otros se sacrificaran por él. En ese momento miró hacia la ventana, viendo un escritorio justo debajo. Estaba muy bien organizado, tenía un cubilete porta lápices donde podía observar algunos además de bolígrafos, una pequeña lámpara y un cuaderno con flores. Parecía un cuarto normal y corriente, pero un momento, su cabeza cayó en la cuenta, ¿si no podía hablar al menos podría escribirlo? Una incógnita con la que no se quedaría. 

De esta forma se acercó hasta el escritorio y tomando en su mano aquel cuaderno, lo abrió y comenzó a leer. Había varias hojas completas con poemas y dibujos, pero a medida que avanzaba un texto con mayor importancia era revelado. Un diario, quizás algunos no verían bien que hurgara en la intimidad de la muchacha, pero su punto de vista era distinto. No cotilleaba, el tan solo buscaba algo útil y más que algo, lo encontró todo. 

" Hoy he ido a ver a su majestad, como siempre tan misteriosa y enigmática. En ocasiones siento que me mira con tristeza, quiero preguntarle pero nunca encuentro la ocasión."

" De un día para otro ha cambiado, por alguna razón se comporta de forma extraña. Jamás la había visto de este modo, se que no llevo tanto como algunos en este lugar pero pensé que desde el principio ella se comportaba tal como era, me pregunto que habrá pasado para que cambie su forma de tratarme. "

" Anoche tuve un sueño extraño. Volvía a ver a un viejo amigo, pero por alguna razón el reencuentro no era feliz, sino triste. Es un poco raro, pero no es más que eso, un sueño. "

" Al final el sueño que he tenido repetidas veces se a vuelto realidad. Sora apareció de la nada, está dormido y no sabemos cuando despertará. Ojalá pudiera hacer algo para ayudarlo como él hizo en aquel entonces. Espero que sea capaz de salir de ese sueño. "

" Tras incesantes peticiones, su majestad accedió a despertar a Sora de su letargo con su poder, el problema es el precio a pagar. Al parecer debido a su situación, tendrá que dar algo muy valioso, es por ello que su majestad le quitaría todos sus recuerdos y los haría desaparecer. He pedido que busque otra solución, y espero que lo cumpla, no me gustaría que perdiera algo tan valioso como eso. Rezo para que mis oraciones se cumplan. "

" Por fin su majestad me ha dado una respuesta. Sobre sus recuerdos hay una forma de conservarlos, aunque probablemente me cause dolor y sufrimiento, pero no me importa, Sora nos salvó tanto a mi como a mis compañeros y amigos, si no fuera por él yo ya habría muerto hace mucho, es por ello que no lo pensé dos veces y pedí a su majestad que procediera con ello. A cambio mi pago por aquello será el guardar silencio, de mi boca no podrá salir nada, y por otro lado seré su marioneta sin rechistar. "

" Ya hace un tiempo que no escribía, y en cierto modo puede ser normal. Últimamente me siento bastante cansada al viajar a aquel mundo conocido como "Islas del destino", al parecer los recuerdos que albergo dentro de mi están resonando con el lugar. Es como si llamaran a alguien que los despierte de su letargo. Espero que esa persona sea capaz de ayudar a Sora a volver a la normalidad. Tengo un buen presentimiento sobre ello, pero las palabras de su majestad parecen contradecirse, me pregunto que es lo que busca con todo esto. Algo no me da buena espina. "

" Con el paso de los días me encuentro peor, no puedo ir en este estado a ese mundo, debo encontrar la forma de hacer que esa persona venga. Espero realmente que sea capaz de solucionar el problema. Por favor salva a Sora, él no merece que le pasen estas cosas. "

" Al parecer es Riku a quien llamaba. Ese chico parece tener un vínculo muy fuerte con Sora, me pregunto si será tan capaz como me dan a entender los recuerdos sellados en mi, aunque todo parece indicar que si. "

" Otra vez su majestad nos ha citado a mi y a Leo. Maldita sea, por qué ahora quiere obligarlo a formar un pacto con ella pero haciendo que le jure lealtad. La excusa de que sin él este mundo terminará colapsando no me parece creíble, si ese fuera el caso ya lo habría echo antes. Tan solo creo que quiere su poder o algo parecido, aquel capaz de abrir las puertas cerradas a los mundos, un poder que puede llevarte al lugar que desees no importa qué. Cuando le dije que ese poder ya lo poseía, ella me rebatió, dando la excusa de esos portales ya están creados y ella tan solo los muestra, pero aquellos cerrados no se pueden abrir a menos que poseas sus poderes. 

De todas formas ya no importará más, he decidido confiar en que Riku cumplirá su papel y conseguirá sacarlo de aquí antes de que ella ponga sus zarpas sobre él."

Interesante, para no poder decir una palabras, si que escribía con todo lujo de detalles. Ahora sabrían un poco mejor a qué se debía el comportamiento de la joven.