La peliazul estába sin habla, cuando entró a la habitación se encontró con el heterocrómico con su cuerpo completamente normal, sentado en la silla de su escritorio, con la caja azul abierta, con rastros de cenizas sobre el escritorio y dos aretes que formaban una mariposa colgando del dedo índice de su mano izquierda, y en su otra mano el celular de la peliazul.
—Shoto-kun.
—Me siento bendito porque que tus divinos labios pronunciaron mí insulso nombre de una manera tan maravillosa que derritieron mí corazón —dejo los aretes sobre el escritorio, se levantó y se acercó a la chica. —"Me recordaron a ti, espero que te gusten" "¡Je-chan!" "Quería saber si te gustó mí regalo" "Te gustará" "¡Te espero!" ¿Él es el problema de que ni siquiera me voltees a ver? ¿Que ya ni me hables para encontrarnos en algún lugar a escondidas de todos? ¿Que no me permitas tan siquiera rozar tu mano? ¿Que me rechaces incluso para hacer equipo contra los demás, aún sabiendo que tú aire mantiene vivo mí fuego? ¿Recuerdas como inicio todo esto y lo maravilloso que fue? Porque yo lo recuerdo perfectamente, y si me dices que ya no quieres tener nada que ver conmigo créeme que lo entiendo, pero déjame recorrer con mis manos tú cuerpo una noche más, déjame llamarte mía una vez más, déjame besarte una vez más, permíteme ser tuyo esta última noche —el tono seguro del chico fue desapareciendo a medida que hablaba hasta parecer un niño que rogaba por amor.
El bicolor delicadamente metió sus manos por debajo de la camiseta la chica, la cuál no hizo ningún intento por detenerlo, y entonces siguió, subió sus manos contorneando el torso de la peliazul, quitó por completo la prenda de vestir dejando al descubierto su sostén blanco con el broche por delante.
En un momento él la tomó por los muslos, hizo que enrollara sus piernas en su cadera y sus brazos alrededor de su cuello y la apoyo contra la puerta, a la cuál le puso seguro por precaución aunque no hubiera nadie en las habitaciones de al lado, acercó su rostro al de ella, la peliazul cerró los ojos esperando que la besará pero sus labios nunca llegaron, en cambió besaron su hombro, eran suaves y delicados, besos que sólo él podía darle.Pasó de sostener sus piernas a empezar a jugar con el elástico de su pantalón, el cuál fue quitando de a poco.
—Shoto, el escritorio —entendió a lo que se refería, solía ser más cómodo para la peliazul estar sentada sobre aquella estructura de madera, que estar haciendo un constante esfuerzo por mantenerse aferrada a él y no caerse.
—Como tú me órdenes —la sujeto con fuerza y la llevo hasta el escritorio, limpio un poco la superficie sin cuidado de tirar algo y la apoyo.
—¿Así está mejor? —ella asintió y llevo sus manos a los botones de la camisa del contrario y los empezó a desprender.
—Déjame hacerlo por ti —parecía tan desesperado y temeroso, sus manos temblaban mientras desabotonaba rápidamente su camisa, era algo torpe a decir verdad, justo como la primera vez.
Tiró su camisa sobre la silla y volvió con lo que hacía antes, besar sus hombros, clavículas, cuello y la parte descubierta de sus pechos, y sus manos se dirigieron nuevamente al pantalón de la chica, quitándolo esta vez por completo, mostrando las bragas grises que ella traía.
Llevo sus manos al broche del sujetador y lo desprendió.
—Son más... grandes de lo que recordaba.
—Y más pesados también —agarró uno de sus senos con su mano fría, poniéndole la piel de gallina.
—Sí que lo son, pero me preguntó si aqui serán igual de sensibles que antes —ahora ambas manos estaban en los senos de la peliazul, los pulgares de distintas temperaturas estaban rozando los ya erectos pezones la chica.
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Pequeño Shoto | Shoto Todoroki
Fiksi Penggemar"¿Quien es el bebé más adorable del mundo?" • Se corregirán las faltas al finalizar el libro. • Se prohíben cualquier tipo de copias o/u adaptaciones ya sean parciales o totales sin mí consentimiento. • Primera publicación: 30/07/2021. • Última publ...