Confesión

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Un fuerte dolor de cabeza comenzó a hacerse presente en él.

Así mismo, el calor que seguramente entraba por su ventana la cual, con seguridad había olvidado cerrar por la tarde, provocaba que los rayos del sol dieran directamente en su rostro.

Aunque aquel olor a fresas y vainilla le desconcertaba ¿Desde cuándo sus sábanas tenían aquel aroma? ¿O desde cuándo sus sábanas eran tan suaves?

Abrió ligeramente los ojos contemplando a la rubia quien mantenía una sonrisa de oreja a oreja.

— Buenos días Mr. Jones — su voz tenía aquel tono de burla que solo ella se atrevía a usar con él. 

Frunció un poco el ceño y con los ojos entre cerrados observó a su alrededor.

Su cerebro tardó escasos segundos en hacer click y notar que aquella ni siquiera era su habitación. De hecho, esa ni siquiera era su casa.

Se incorporó dándose cuenta que se encontraba desnudo (exceptuando su ropa interior) agradeció aquello cubriendo lo que pudo con las cómodas sábanas a su alrededor.

— ¿Betty? ¿Qué...? ¿Cómo...?— apenas alcanzaba a decir. Sentía sus mejillas arder de completa vergüenza mientras contemplaba a la rubia parada alzando una ceja a él. 

— ¿Acaso no lo recuerda?— preguntó ella mostrando su asombro.

Jughead negó apenado.

Ella sonrió. — Pierda cuidado. No ha pasado nada de que avergonzarse.

— ¿Qué pasó?— preguntó notando la tranquilidad con que la rubia se movía de un lado a otro.

— Bueno... trataré de contarle desde dónde he estado presente. Ya que ignoro lo que haya pasado por su cabeza para venir a mi departamento  borracho. — señaló.  — Pero supongo que quiere vestirse antes ¿cierto?

Jughead asintió y ella salió unos segundos para después entrar nuevamente con la ropa del chico en manos.

— Espero que no le moleste. Pero cómo se ha vomitado anoche pensé que debía  lavar su ropa porque yo no tenía nada que prestarle. — lo dejo sobre la cama. — Cuando termine venga a la cocina. — pidió cerrando la puerta tras ella.

El pelinegro se apresuró a vestirse. Su ropa volvía a tener aquel aroma. Fresas y vainilla.

Así como olía su compañera de trabajo.

Apretó los ojos. Realmente no recordaba mucho sobre anoche, excepto que se dejó convencer por sus compañeros, Archie y Reggie para ir en busca de unos tragos.

Luego, tras una charla con una que otra confesión, se vio llegando hasta el edificio de la rubia. Luego todo se desvanecía de su mente.

Maldito alcohol y malditos amigos. ¿Cómo lo dejaban cometer ese tipo de locuras?

Salió de la habitación siguiendo el ruido de los platos hasta llegar a la cocina donde Betty servía una taza de café. 

— Supongo que tiene hambre... aunque le sugiero tome esto antes. — estiró un vaso con un líquido rojo.

Él titubeo un poco antes de tomarlo.

— No se preocupe. Es para la resaca. Le dejará comer mejor... — aseguró con una sonrisa.

Jughead asintió y se lo bebió de un trago.

Ella le invitó con un gesto de mano a que tomase asiento en la mesa donde comenzó a servir el desayuno.

— Betty, me siento muy apenado. — confesó centrando su vista en ella.

— No tiene que estarlo. — negó. — No ha hecho nada malo en realidad

One Shots - BugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora