𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 3

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Mi respuesta fue simple y espontánea.

—¡¿QUÉ?!

Todos se alarmaron por mi repentino grito, incluyéndome. Demian tan solo rodó los ojos y giró su muñeca para hacerla tronar de forma desagradable.

—Lo que escuchaste: Estudiaré aquí. —respondió con simpleza.

—Estás bromeando.  —le dije, sin poder creérmelo—. Tú no puedes...

—No lo sé, ¿Lo estoy, Declan? —sus ojos azules me observaron con una notable diversión—. Y, a ver. ¿Por qué tanto escándalo? ¿Te fastidia en algo el hecho de que estudie aquí? ¿Eres, no sé, un directivo o una autoridad como para impedírmelo?

Crucé los brazos sobre mi pecho.

—No, pero...

—No. Ahí está. —interrumpió, audazmente—. Así que... Creo que vas a tener que acostumbrarte a verme aquí todos los días.

—No me agradas en lo absoluto. —rebatí, aún más molesto que antes.

—¿Y yo te dije en algún punto de tu vida que tú sí me agradas? —escupió con amargura, colocando sus pies sobre la mesa. Jadeé con impresión, era muy grosero.

—Hablaré con la profesora, ya está. No pienso soportarte aquí. Ya tengo mucho con el colegio.

—¿Y qué harás? ¿Le vas a llorar para que me saquen del curso sólo porque "No te caigo bien"? Si tan sólo pudieras darme una oportunidad...

—¡¿Podrías dejar de ser tan sarcástico por un momento, Hase?! ¡Me alteras como no te haces una idea!

Los presentes se giraron para mirarme y el chico rubio frente a mí sólo alzó las cejas con falsa impresión. Torció una mueca como si mis palabras le hubieran afectado de alguna u otra forma, victimizándose frente a quienes le observaron en busca de su respuesta.

—Mira, si estás dolido porque te dejó tu novia, no pagues tu frustraciones conmigo... —suspiró como si le pesara—. Sólo estaba bromeando, pero veo que no andas para nada de humor.

Me quedé helado en mi sitio, sin poder articular alguna palabra. Me había golpeado en donde era, jactándose de que sabía cómo herirme y aún más, humillarme. Tragué saliva mientras los demás me miraban con pena y otros incrédulos, realmente no les di la suficiente atención.

—Eres la persona más insensible que he podido conocer en toda mi vida, Demian. —farfullé con la voz vuelta un fino hilo quebradizo. Dejé se sentir rabia y en su lugar reinó la pena, el despecho y la vergüenza.

Y él obviamente no iba a detenerse.

—¿Soy alguien insensible por decirte la verdad? Te lo repito: Esa chica no lo vale en lo absoluto. Ya la superarás y vas agradecérmelo.

—¿Qué está pasando?

Robin, para mi alivio, apareció a mis espaldas y colocó su mano en mi hombro, haciéndome retroceder un paso para colocarse él en mi lugar y dar la cara por mí. Miró a Demian, serio, disgustado. A mi otro lado apareció Laura quien también se fijó en el chico rubio, volviéndose hacia mí con cara de "¿Y el baboso éste quién se cree?".

—Nada que te pueda importar. —le contestó Demian, cruzando los brazos sobre su pecho.

—¿Te estás metiendo con él? —alzó una ceja.

El contrario inhaló profundamente como si el propio mundo le fastidiara por completo. Cerró los ojos por escasos segundos, reuniendo paciencia. Esa pregunta apareció digustarle, y mucho.

𝙎𝙤𝙪𝙫𝙚𝙣𝙞𝙧; 𝘋𝘦𝘤𝘭𝘢𝘯 𝘺 𝘋𝘦𝘮𝘪𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora