De mal a prisión

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— Oye déjame hablar, esto es sólo un malentendido, ¿o prefieres disuadirlos con un café italiano? — pregunta Park con burla, ambos esperan a ser interrogados.

—¿Tú, hablar? ¿Estas seguro que puedes hacerlo? Eso es para gente civilizada... — ataca Min.

Jimin pone los ojos en blanco y de repente recuerda un modo de callar al otro — ¿Cuándo naciste, Min?

— ¿Qué ?

— ¿Cuándo naciste?, día y mes, no me digas el año si te avergüenza, damita.

— Marzo...

— Febrero, ja, así que soy tu mayor, debes respetarme y dejarme hablar.

— ¿No será octubre?

Park se queda mirándolo sorprendido.

— Leí tu expediente — agrega Min — soy mayor que tú y también el que mejor se expresa...

Park ya no discute y ambos son llevados a la sala de interrogación, donde no los dejan prácticamente defenderse con las pruebas incriminatorias, huellas de ambos en el recinto, en la grabadora, las huellas de Park en el arma, y deciden enviarlos a juicio a defenderse.

La defensa no va nada bien al verse arrollados con más pruebas, como un audio, supuestamente proveniente de la grabadora encontrada en el sitio, donde ambos parecen discutir con el hombre, ahora muerto, y en ese momento descubren que era un federal de incógnito en una misión donde buscaban frustrar un cargamento muy fuerte.

Varios testigos, especialistas en su área, incriminandolos aún más y legitimando su culpa.

Park y Min, quienes se sentaron lado al lado en el juicio y veían con frustración como eran inculpados de ser policías corruptos, intercambiaban de vez en cuando un "Recuerdame cuando acabe todo esto en visitar a este tipo".

Al final de un horrendo juicio donde la única salida viable, según ambos abogados de la defensa, era aceptar culpabilidad a cambio de una sentencia benévola de 18 a 24 meses en una prisión de poca seguridad y restauración del puesto al volver, con vigilancia de asuntos internos constante, por supuesto.

Min y Park aceptaron molidos, su única salida luego de hablar entre ellos como última petición antes de aceptar y pactar que buscarían al culpable al terminar su sentencia.

Así fue como terminaron camino a prisión, sólo para darse cuenta que no sería prisión de mínima seguridad y serían tratados como parte de la población general.

Min y ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora