. ☁︎ ࣪ . 𝗺𝘆 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲 ⋆ chanlix ‹3

𓈜 ✰ֹ ⸒ chapter III

Chan se puso nervioso al notar las miradas de todos los presentes sobre él, sobre todo la del rubio omega. No sabía por qué le gruñó a su hermano, simplemente no le gustó que se acercara de tal manera al rubio.

— ¡Chan hyung se puso celoso! — exclamó Jeongin mirando burlonamente a su hermano mayor.

— ¡N-No es cierto! — reclama el mayor de ambos hermanos.

— Tranquilo hermano, no planeo quitarte a tu novio — dice el menor mientras abraza al rubio, que se encontraba sonrojado en ese instante.

— Jeongin, deja a tu hermano en paz — reclama al reina frunciendo el ceño.

— Veo que ya tienes enamorado a mi hermano — este se dirige al rubio — ¿Cuándo llegaste?

— A-Ayer en la n-noche — contesta el omega, aun sonrojado.

— ¡¿Tan rápido te enamoraste?! — exclama el menor de los alfas — ¿Para cuando la boda? — este mira pícaro a su hermano.

— Será en menos de dos meses — Dice el rey.

Los tres jóvenes se sorprenden por las palabras del rey. Inconscientemente, Chan busca en su bolsillo la pequeña caja que le había dado su padre la noche anterior, simplemente rozándola, sin sacarla.

Todo el momento fue interrumpido cuando un sirviente entra al comedor; las miradas se posan sobre él, pero este las ignora y va directamente con el rey de Sydney.

— Su majestad, a llegado una carta — el sirviente le entrega a este la carta.

— Muchas gracias, DongHae — el rey dice y el sirviente se retira.

El rey abre la carta y la lee. Mientras más va leyendo, su rostro se torna más triste y preocupado. Finalmente acaba la carta y se la entrega a la reina, quien al leerla jadea sorprendida, pero igual con un rostro de tristeza.

— ¿Qué sucede? — pregunta el menor de los hermanos Bang.

— El omega del rey de Busan a fallecido — dice la reina.

— Tendremos que ir al funeral — dice esta vez el rey.

— Oh, me llevaba muy bien con Wonpil — dice la reina triste.

— El rey Younghyun debe estar devastado — Dice esta vez Jeongin.

— ¿Qué no ellos tenían un cachorro? — cuestiona el mayor de los hermanos

La risa de la reina resuena por el lugar — Ya no es un cachorro, creo que se presentó como omega — sonríe — Solo tiene 16 años, debe ser duro para él.

Felix agachó su cabeza al recordar a su madre. Una parte de él se sentía mal por aquel chico, pues sabía cómo debía sentirse el que suponía era el príncipe de Busan.

— ¿Tenemos que ir todos al funeral? — pregunta Chan frunciendo el ceño.

— Nosotros sí, al ser los reyes. Sería bueno que tú y Felix fueran, al ser los próximos reyes — Dice sonriendo la omega.

— Yo no quiero ir — reprocho de modo infantil Chan.

Felix simplemente agachó su cabeza, sabía que a él no le preguntarían lo que quería; pues al ser omega, su opinión no contaba.

— ¿Tú que dices, Felix? ¿Quieres ir? — pregunta el rey, sorprendiendo al rubio.

Las miradas de todos se posaron en él. Felix no sabía cómo reaccionar, era la primera vez que le pedían su opinión o sus preferencias.

— Y-Yo... — susurró el omega — N-No importa, como ustedes digan... — agachó la cabeza.

Los reyes y Chan ya sabían que en Seúl la educación de los omegas era mas exigente, imponiéndoles mas reglas y restricciones. No les sorprendió la tímida reacción del rubio, sabían que pocas veces era tomada su opinión.

— Está bien, creo que pueden quedarse aquí los dos y aprovechan para conocerse — La reina sonríe.

Chan simplemente asiente y Felix se queda cabizbajo, mientras jugaba con sus manos. El rey se acerca al mayor de sus hijos y le susurra:

— A ver si aprovechas para entregarle esto — el rey posa una mano en el bolsillo donde su hijo tenía la cajita con el anillo.

Ambos reyes se retiran del comedor sin siquiera haber desayunado, pues ahora que les habían llegado la carta de Busan, tenían que arreglar algunas cosas. Los tres príncipes se quedaron allí y simplemente se dispusieron a desayunar.

Felix estaba en el jardín del castillo con compañía de JiHyo, la omega que le cuidaría y enseñaría algunas costumbres de Sydney. En aquellos momentos, el rubio se encontraba leyendo un libro bajo un árbol; a un lado de él, se encontraba JiHyo, que en ese momento estaba haciendo una corona de flores.

A Felix le gustaba el lugar, por fin podía sentir paz. No estaba su hermano para siempre agredirlo y ofenderlo. En Seúl, siempre que Felix quería hacer algo tranquilo, llegaba su hermano para empezar a molestarlo o agredirlo.

— Su majestad — llamo la omega — ¿Quisiera que le enseñe el castillo? — cuestiona.

— Si, ya me estoy aburriendo de leer — sonríe el rubio.

Ambos omegas se levantan de su lugar, dispuestos a ir dentro del castillo. Mientras caminaban por el jardín, el rubio pude sentir una mirada posada en él; cuando sube su vista, logra ver a Chan en el balcón de su habitación, y el alfa se encontraba viéndolo fijamente.

Cuando el azabache notó que Felix le vio observándolo; desvió la mirada, sonrojándose un poco al ser descubierto.

Los dos omegas iban caminando por el castillo; Felix no podía sacarse de la cabeza la imagen del alfa viéndolo fijamente.

— JiHyo — una voz es escuchada; y al voltear, Felix pude ver a Chan — Puedes ir a tu habitación, yo terminaré de darle el recorrido del castillo a Felix.

La omega solo asiente y hace una reverencia, para después retirarse. Felix voltea a ver al alfa, con confusión en sus ojos.

— Aprovechemos el tiempo para conocernos — El azabache le sonríe al rubio — Dijimos que seríamos amigos.

El rubio simplemente asiente con una sonrisa en el rostro. Así es como ambos empezaron a caminar por los pasillos del castillo, mientas platicaban sobre algunas cosas que les pasó en su infancia.

El alfa contaba muchas cosas que hacía con si hermano menor; como le gustaba molestarlo y este a él. En ese momento Felix sintió un poco de envidia, pero envidia sana; él quería tener tan buena relación con su hermano tal y como Chan la tiene con el suyo.

— ¿Y tú tienes hermanos? — aquella pregunta del azabache fue algo inesperado para el rubio.