𓈜 ✰ֹ ⸒ chapter VI

484 82 4
                                    

Felix suspiró mientras veía aquel extenso bosque desde la ventana de su habitación. Había pasado una semana desde que se topó con EunHyuk en el jardín trasero y podía decirse que ahora eran amigos.

El omega sintió a su lobo interior aullar; este quería salir y pasear por aquel bosque que se encontraba observando, pero había un problema, y es que por lo general siempre le tenía que pedir permiso a su padre para poder cambiar y transformarse en lobo, pero ahora no sabía a quién pedirle permiso. Los padres de Chan aun no regresaban de Busan y le daba un poco de vergüenza preguntarle a Chan.

Felix sintió cómo su lobo rasguñó desde su interior, así que con un suspiro se decidió a ir con Chan y pedirle permiso para cambiar.

Caminó por los pasillo sin saber exactamente dónde estaba el alfa azabache. Mientras caminaba por los pasillo se topó con la omega JiHyo.

— Su majestad, ya es hora de la comida — se inclinó la chica.

— Oh, muchas gracias — dijo Felix sonriente.

El rubio sabía que si era la hora de la comida, Chan estaría en el comedor y aquello le daría la oportunidad de pedir permiso para salir al bosque.

Cuando llegó al comedor, vio que efectivamente estaba el azabache allí adentro junto a aquel alfa llamado Jeongin, hermano de Chan.

— ¡Buenas tardes, cuñadoooo! — exclamó el menor de los alfas con una sonrisa, la cual Felix corresponde con un sonrojo.

— Buenas tardes... — susurra Felix, pero aun así el alfa le escucha.

Chan y Felix ya estaban acostumbrados a que Jeongin los moleste de vez en cuando, pero siempre termina molestando a Chan haciendo que el azabache siempre le gruña y Jeongin siempre termina riendo debido a la situación y Felix sonrojado.

La comida pasa con tranquilidad y cuando el postre es traído, Felix decide preguntar lo que tanto había querido, pero la presencia del otro alfa le incomodaba un poco.

— Chan... — llamó el omega y el alfa le presta atención — Yo... quisiera pedirte algo... — dice jugando con sus manos.

— ¿Qué necesitas? — pregunta el mayor.

— Yo... quisiera pedirte permiso para poder cambiar a mi forma de lobo e ir al bosque — dice por fin el rubio.

Ambos hermanos se miraron confundidos por el permiso; nadie debía pedir permiso para poder cambiar a su forma de lobo y el par de hermanos empezaban a dudar de si enserio el omega era respetado en Seúl, claro, emitiendo el trato de Minho, del cual solo Chan sabía.

— Emm... claro, no tenías que pedirme permiso, tienes la libertad de ir al bosque cuando quieras — dice el azabache y el rubio se avergüenza un poco.

— Lo siento, es que en Seúl siempre debía pedirle permiso a mi padre — confesó el menor, sorprendiendo a los hermanos.

— Te lo dije el día que llegaste; conmigo no debes seguir aquellas tontas reglas — sonríe el mayor.

Felix llegó al bosque solo, Chan le había preguntado si no quería que algunos guardias lo acompañen por protección, pero el omega se negó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Felix llegó al bosque solo, Chan le había preguntado si no quería que algunos guardias lo acompañen por protección, pero el omega se negó.

Cuando el rubio se dio cuenta que ya estaba lo suficientemente adentrado al bosque, decidió retirar sus prendas y dejarlas dobladas encima de una roca.

El rubio suspiró y cerro los ojos, concentrándose. Pronto un lobo con pelaje amarillento se apareció en lugar de un joven chico. El lobo comenzó a olfatear el aire, para después empezar a correr por el bosque; hace mucho no cambiaba a lobo.

El lobo siguió corriendo y jugando con cualquier cosa que lo distrajera. El omega ni siquiera se dio cuenta que ya se había hecho de noche, por lo que siguió jugando por el bosque.

Mientras Felix corría, chocó con algo haciendo que el omega caiga. Cuando Felix voltea a ver qué era con lo que chocó, puede ver a un gran lobo negro, el cual logra intimidarlo. El olfatea el aire, Felix se da cuenta del aroma a café y menta, solo conocía a un lobo con tal aroma; Chan.

El omega al reconocerlo empieza a agitar su cola lado a lado y empieza a rodear con saltos al mas grande mientras este solo lo veía con diversión. El gran lobo simplemente se acuesta en el pasto viendo como el omega jugaba alrededor.

Felix nota cómo Chan está a punto de caer dormido por lo que se acerca un poco a él, para después empezar a morder con delicadeza su oreja y jugar con el mayor que aun se mantenía recostado. El lobo negro al sentir aquello, simplemente gruñó; haciendo que el lobo mas pequeño se agache y suelte un pequeño chillido, el lobo mas grande no se retiene y lame el rostro del contrario.

En aquellos momentos eran los lobos que controlaban toda acción, la parte humana no se estaba metiendo para nada. Ambos lobos ya sabían que eran pareja, por lo que las acciones se daban por sí solas.

El lobo pequeño se voltea, mostrándole el vientre al mas grande, el cual gruñe con satisfacción al notar la acción sumisa del omega. El lobo grande empieza a lamer el vientre del mas pequeño, y en aquel momento es cuando la parte humana reacciona ante las acciones de sus lobos.

Rápidamente ambos lobos cambian, dejando ver a ambos príncipes. Ambos desnudos y el mayor con el rostro cerca del vientre del menor, aquella zona tan sensible para un omega. Inmediatamente el rubio cubrió su vientre con sus manos, con un sonrojo y el azabache se apartó rápidamente.

— Lo siento... — dice el mayor sin querer ver al menor.

— N-No importa, mi lobo también se dejo llevar — susurra apenado el menor.

Ambos corren hacia donde dejaron sus prendas y se visten con rapidez. Cuando ya están vestidos, ambos se dirigen al castillo, sin dejar de pensar en las acciones de sus lobos.

Aquello que habían hecho era algo tan íntimo y ninguno de los dos humanos creían tener la suficiente confianza entre ellos como para hacer aquello; pero sus lobos se reconocían como pareja y al notar como la parte humana no reaccionaba, simplemente actuaron.

Ambos príncipes estaban demasiado avergonzados como para siquiera dirigirse una mirada en aquel instante, por lo que ambos se fueron a sus respectivas habitaciones, encerrándose.

Ambos príncipes estaban demasiado avergonzados como para siquiera dirigirse una mirada en aquel instante, por lo que ambos se fueron a sus respectivas habitaciones, encerrándose

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
. ☁︎ ࣪ . 𝗺𝘆 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲 ⋆ chanlix ‹3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora