CAPITULO 18

90 18 5
                                    

[DONGHAE CHO]

Su infancia había sido un poco turbulenta, su felicidad se medía por la forma en que su padre llegaba a casa cada noche con una pizza mientras él se quedaba con el pequeño perro “Peterpan” que Kyuhyun le había regalado en navidad del año pasado, así pasaron sus días de niñez junto a la señora Kim, su adorable niñera que solía comerse toda la comida de la refrigeradora. 
 
Muy pronto su vida fue cambiando demasiado rápido, ingresó a la escuela primaria de Seúl dónde conoció a Ryeowook, el chico de los mofletes rosados que siempre llevaba sus peluches de felpa a todo lado que iba, después conoció a Heechul uno de los hijos del amigo de su padre y Hangeng el niño extraño que siempre solía caminar a lado de Hee. 
 
Todo entre ellos era normal de alguna forma, los cuatro eran siempre bien recibidos en todo lugar, muy pronto su círculo social comenzó a crecer con el paso de los años, allí estaba Taemin el hijo del conserje de la escuela quién siempre solía prestarles las llaves de la escuela para que jugasen sin problemas en las instalaciones escolares, o Amber la niña de los cabellos dorados hija del director que los invitaba a su casa cada que podía. 
 
Hasta que Donghae cumplió quince años, se dio cuenta de que le gustaban los chicos después de tres relaciones fallidas con sus compañeras de clase. Aquella noche un poco solariega y friolenta en que había aceptado la invitación de ZiTao el chico de intercambio de su salón, conoció al tipo que parecía rudo mientras servía las copas de alcohol detrás de las barras de madera. 
 
Su conversación no había tenido más de seis palabras básicamente: “¿Qué es lo que vas a pedir?” y luego ya ninguno volvió a hablar más, Donghae pensó que eso era lo mejor, además él apenas era un crio de quince años, era lo más lógico que el alto ni siquiera le tomase importancia ¿No? 
 
El mismo día en el mismo lugar con la misma gente y la misma música mientras ZiTao le contaba algo que Donghae no había logrado oír es que las personas comenzaron a correr despavoridas y la palabra “Policía” resonó en todo el local. La palabra causó tanto revuelo que las risas se detuvieron de golpe, ZiTao tomó su chaqueta y salió de allí lo más rápido que sus piernas lograron llevarle dejando sólo al pequeño e indefenso Donghae, él sabía que había hecho mal en escaparse de su casa dejando a Ryeowook sólo en su habitación para que su padre no se diese cuenta, pero ahora ya era tarde. 
 
Sus nervios se detuvieron al ver a los hombres uniformados golpear y entrar agresivamente al recinto, trató de ponerse en pie pero los demás comenzaron a empujarlo, llevándolo de uno a otro lado sin compasión, lastimándole el cuerpo por tantos movimientos bruscos, entonces perdió toda esperanza de escapar, los policías habían cerrado todas las puertas dejándolos encerrados como pequeños hámster en una rueda.  
 
Se resignó a recibir el castigo del siglo. 
 
A lo lejos vio a un pequeño hombre siendo golpeado por los uniformados, entonces su labio comenzó a temblar, él quería llorar como todo el niño mimado y pequeño que era, las piernas le temblaron de repente, no conocía a nadie en el lugar pero sentía el miedo de todos pegada en su piel, comenzó a retroceder para esconderse entre la multitud y lo estaba logrando exitosamente hasta que  alguien le tomó el antebrazo con fuerza haciendo que el pequeño castaño comenzase a gritar y patalear. 
 
Era el chico de la barra. 
 
—Shh… 
 
Sintió que su cuerpo flotaba aun cuando estaba rodeados de personas que se movían como animales enjaulados, lo siguiente fue bizarro, ellos dos corriendo por una estrecha puerta de madera y muchos otros adolescentes escondiéndose en el lugar constreñido, sus cuerpos se juntaron tanto que ninguno de los dos pudo objetar algo más allá de respiraciones pesadas, entonces sucedió, el silencio se hizo inminente pero tranquilizador y reparador, Donghae se olvidó del castigo, se olvidó de su padre y se olvidó de su alrededor, simplemente se dedicó a mirar desvergonzadamente al hombre alto que lo había salvado, de quién ni sabía el nombre. 
 
El corazón comenzó a latirle con más fuerza, tanta que incluso el alto lo notó y también lo miró mudo, una explicación sin palabras completamente natural y razonable. Se miraron por unos minutos sin despegarse el uno del otro, Donghae pensó que el alto se estaba aburriendo, pero de pronto escuchó su risa, una risa fuerte y sostenida. Las luces parpadearon quitando momentáneamente la magia. 
 
—No tienes por qué preocuparte, ni tener miedo—Dijo el alto con la voz brillante—No estoy intentando coquetear contigo. 
 
Donghae ladeó la cabeza, avergonzado de la situación, quizá si se había confundido y decidido a no embarrar más la situación decidió callar. 
 
— ¿Quieres que te acompañe a tu casa? Aún eres muy pequeño para estar afuera y a estas horas—Murmuró.  
 
El corazón nuevamente, sus latidos y la energía que palpitaba entre ambos, sólo asintió y una pequeña parte de él le gritó que era un cobarde por no decir más. 
 
Los días siguientes y las semanas resultaban ser más beneficiosas, donde Donghae había regresado seis veces al lugar para ver al alto servir las copas, donde se deleitaba con sólo observarlo y se ponía rojo hasta el cuello cuando era descubierto, resultaba ser una situación un poco patética, pero provechosa sin duda. 
 
Cuando la primavera llegó el alto por fin se presentó apropiadamente y lo invitó a salir, luego lo llevó a conocer a sus amigos, a veces se quedaban en silencio durante algunos minutos, y Donghae sentía que Siwon observaba las cosas con demasiado detenimiento, dejando que todo fluyera a través de él, haciendo que el tiempo se detuviese y el mundo se congelase sólo por un instante. Y si, de algún modo Donghae se había enamorado de esa forma extraña de comportarse del más alto. 
 
Su primer beso fue descuidado en frente de todos sus amigos, Siwon era extraño en su forma de besar pero lo hacía mejor cada vez que ellos practicaban, sus dedos se entrelazaban ligeramente mientras ellos compartían alientos, y de repente todo a Donghae le pareció ridículo, le dieron ganas de reír, eso era lo que quería. Él en serio disfrutaba de Siwon y su compañía. 
 
Cuando decidió presentarle a su padre los nervios le jugaron una mala pasada, Kyuhyun primero fue brusco pero poco a poco comprendió, incluso le había dado algunos consejos para no contraer alguna enfermedad sexual. 
Todo estaba bien, claro que Siwon no era perfecto pero a Donghae le gustaban en cierta forma aquellas imperfecciones. 
 
Cho Donghae no era una persona tonta, sólo ingenua…por eso no quería caer en la falsa tradición de ser presentado frente a los padres del gigante (como él solía llamarlo cariñosamente) por eso no exigió ser llevado a la casa Choi, él sólo esperó a que Siwon lo invitara algún día. 
 
Hasta ese día que Siwon le anunció que lo llevaría de fin de semana con sus padres.  
 
Cuando él se emocionó hasta los huesos y brincó sobre el gigante para besarlo dulcemente, esa noche hicieron el amor en uno vieja habitación de un hotel, por lo general al pelinaranja no le importaban los lugares, sólo le importaba compartir tiempo con su novio. 
 
Para ese día estaba tan lleno de emociones y contradicciones que incluso quitó de su cabeza toda idea absurda sobre Ryeowook, su padre y esa extraña forma de verse que recientemente los dos habían tomado. 
 
Subió a la camioneta de los Choi y esperó a que Siwon comenzara con el discurso para presentarlo, pero nunca lo oyó. 
 
Entonces su corazón comenzó a agrietarse de a poco y más cuando Siwon lo presentó como un “amigo”, Donghae lo miró lentamente y sin entender mucho movió la cabeza frente a la señora Choi, cosa triste para su pequeño cuerpo. 
 
—“Lo siento, Hae, pero es un poco difícil” —Le había dicho el gigante con el entrecejo fruncido en cuando ambos estaban solos, y el pequeño pelinaranja solamente comenzó a hipar, una acción infantil, sí, pero consoladora para el momento—“Se los diré hoy” 
 
Cuando llegaron a la casa de campo de los Choi, la señora del hogar fue la primera en abordar al pequeño pelinaranja con preguntas tontas y calculadoras, ella había insinuado que ansiaba tener nietos grandes y sanos para morir en paz. En cambio el señor Choi había manifestado su incomodidad con la presencia de Donghae y su forma de vestir, incluido su odio por los homosexuales. 
—“Niño, tú tienes que cambiar tu forma de vestir si no quieres ser confundido con un marica” 
 
Y eso fue todo, Kyuhyun le había enseñado a defenderse como todo un Cho, pero Donghae no quería agravar más la situación por eso simplemente se levantó de la mesa y comenzó a meter sus cosas otra vez a su lugar, dispuesto a irse de allí. 
 
Esperó por un buen rato a que el gigante le dijese a sus padres la verdad sobre ellos, pero eso tampoco se hizo posible, por eso cuando caminó hacia la puerta de salida se despidió de ellos con una sonrisa fingida y cerró la puerta pesada de madera tras de sí. 

¿QUÉ ESCONDE EL SEÑOR CHO? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora