CAPITULO 25

86 17 1
                                    


 
Para cuando Ryeowook abrió los ojos ya el reloj de la mesilla en la habitación del señor Cho apuntaba exactamente a las dos de la madrugada y a juzgar por la obscuridad de la habitación se había quedado jodidamente dormido después de su íntimo encuentro con el rubio, talló sus ojos en vano y estiró las piernas, le desilusionó un poco no encontrar a su lado el cuerpo caliente de Kyuhyun pero se le hizo lo más normal, ellos jamás habían compartido cama como si fueran una pareja real. 
 
Cuando por fin despertó a todos sus sentidos escuchó unos pasos elegantes en el piso de abajo y, se quedó mirando fijamente la puerta con los pensamientos cruzados, ¿Había alguien allí? La razón le dictaba que lo más sensato fuera quedarse allí, pero la curiosidad lo empujó a caminar hasta  el otro lado, se deslizó de la cama amplia de Kyuhyun y recogiendo un poco de su ropa intentó ponerse decente. Para cuando estuvo listo escuchó la risa de su madre. 
 
Mierda. 
 
Le invadía un temor que clamaba ser discreto, la tenue luz de la cocina le dio la bienvenida para bajar las escaleras, caminó en puntillas y la voz de su madre se hizo más clara. 
 
—Voy a enviar a Ryeowook a China con su padre—El castaño se estremeció ligeramente, ya habían pasado más años de los que él podía recordar de los cuales no había sabido nada sobre su padre, pero se estremeció aún más al no escuchar ninguna protesta dicha por Kyuhyun—Él ya está en el último año y no sabe qué hará después, quisiera un poco de seguridad en la vida de mi hijo.  
 
—Creo que ninguno de ellos a esa edad saben bien lo que quieren y mucho menos piensan en la seguridad, Sunny. 
 
Ryeowook quería hacer un berrinche como un niño pequeño pero se quedó mudo en su lugar, se inclinó un poco más y vio a Kyuhyun sentado con una pequeña copa en la mano, al otro lado estaba su madre quien a juzgar por su forma de moverse y hablar había estado bebiendo por un buen tiempo. 
 
Cuando el rubio lo vio; Ryeowook le mostró el ceño fruncido y en un pequeño momento su respiración se hizo demasiado pesada mientras Kyuhyun le hacía señas para que continuase ocultándose, el castaño miró fijamente a su madre mientras se tomaba de un golpe el trago que tenía entre sus dedos, ella jamás se había comportado de esa manera o al menos no delante de él. 
 
Murmurando algo entre los labios Kyuhyun le hizo una señal de silencio con los labios sólo para recibir una negativa de parte del menor. 
 
Jodido infierno. 
 
—Kyuhyun, sabes que te quiero—Las palabras de Sunny sonaron tan suaves en sus labios pero con tanta fuerza en los oídos de Ryeowook que casi cayó de espaldas al oírlo, abrió los ojos desmesuradamente y retrocedió casi horrorizado—Yo te amo desde hace un tiempo—El castaño se mordió el labio inferior con fuerza y apretó sus pequeños puños con rabia reprimida—Y esa noche aún no se borra de mí, aun cuando ambos dijimos que era un error imperdonable, no puedo olvidarla. 
 
“Esto no está pasando” Ryeowook sintió algo así como una lava correrle por el cuerpo, ¿Así que su madre y el señor Cho habían tenido algún tipo de relación íntima? Golpeó su cabeza contra la pared en silencio y recordó las tantas veces en que su madre casi glorificaba al rubio, pero… ¿Qué estaba pasando?
 
Recordó también como su madre había enmarcado aquella foto en donde Kyuhyun y ella se abrazaban mientras Donghae y él sonreía para el señor fotógrafo del parque, ¿Habían tenido una relación desde un principio? ¿Por qué Kyuhyun no se lo dijo? La sola idea de ver a su madre con el hombre que ahora amaba hizo que su sangre se pusiera tan pesada y negra como lodo sucio que corría por todo su cuerpo, haciendo que incluso la respiración se le acelerara. 
 
Estaba a punto de irse, era una tontería seguir escuchando a su madre ebria dedicarle su gran amor a la persona que él amaba y era correspondido, primero se puso furioso con Kyuhyun pero después reemplazó esa ira con algo llamado orgullo, no se sentía bien por su madre o por su dolor pero él tampoco estaba dispuesto a sufrir, cuando giró sobre sus talones para regresar a la habitación de Kyuhyun una mano grande y pesada le envolvió el cuello. 
 
Un pequeño estremecimiento se expandió en su cuerpo. 
 
—No hagas ruido, Sunny se quedó dormida sobre la mesa. 
 
Dijo el señor Cho con una voz engañosamente suave sin retirar su tacto del fino cuello del castaño y comenzó a empujarlo hacia adelante, ambos caminaron a pasos cortos de nuevo hasta el piso de arriba. 
 
—Tú lo sabías, mi madre y tú…—Le acusó. 
 
—Antes que nada, quiero dejar en claro que nunca le correspondí—Dijo Kyuhyun bajando la voz para que nadie lo pudiese oír—Ella confundió las cosas. 
 
Ryeowook lo miró por un momento. 
 
— ¿Por qué mierda no dijiste nada? 
 
—No había nada que decir. 
 
El rubio frunció el ceño, ellos estaban teniendo una riña en el pasillo del segundo piso, cualquiera podía verlos y hacer críticas sobre como hablaban tan cerca el uno del otro. 
 
— ¡Podías haberme dicho que estabas teniendo sexo con mi madre!
 
Kyuhyun se puso visiblemente rígido. 
 
Ryeowook reconoció en la tensión con la que apretaba la mandíbula, el aspecto agresivo del señor Cho, pero no dio el brazo a torcer, se incorporó frente a él con actitud de pelea. 
 
El silencio entre ellos se hizo espeso, cargado y horriblemente caliente. 
 
—Deja de burlarte de mí, Kyuhyun. 
 
—No me estoy burlando en absoluto de ti, no había nada que contar porque entre nosotros no pasó nada más.  
 
Se miraron por un tiempo más, sólo los dos, confundidos, de repente la barbilla del rubio dejó de estar en tensión. Kyuhyun no podía enojarse con el castaño, esa era casi imposible, imposible cuando Ryeowook parecía querer saltar sobre él para marcarlo infantil y obscenamente. 
 
Cuando el menor se humedeció los labios con la punta de su rosada lengua el señor Cho levantó su mano también para acariciarle la boca. 
 
Y a Ryeowook parecía fallarle los pulmones porque no tenía suficiente oxígeno para seguir respirando con normalidad. 
 
Kyuhyun empujó lentamente uno de sus dedos en la cálida boca del castaño hasta separarle los labios por completo y Ryeowook ya sabía qué hacer, rozó tentativamente su húmeda y caliente lengua en aquel dedo, sin darse cuenta comenzó a chupar como si de aquello dependiese su vida. 
 
Era increíble cómo se doblegaba con tan poco. 
 
Cinco minutos después, Ryeowook se encontró otra vez sobre las sabanas con el pesado cuerpo del rubio sobre él mientras le comía la boca con suaves y deleitantes besos, sintió las palpitaciones del rubio sobre sus costillas, también sintió miedo por ser descubierto por su madre pero tenía dentro de sí dos almas fuertes, una que quería guardar el secreto y la otra que deseaba por ser descubierta. 
 
Hundió sus dedos en la espesa cabellera rubia con fuerza y amarró sus piernas en la cadera del señor Cho pero en cuanto escuchó unos pasos pesados y tambaleantes se retorció hasta soltarse—Escóndete ahora—Le dijo el rubio rompiendo el beso, rodó por la cama desecha de Kyuhyun hasta llegar al suelo en una caída grotesca. 
 
— ¿Kyuhyun? —Murmuró Sunny con los ojos adormilados mientras abría la puerta de aquella habitación con toda la seguridad del mundo. 
 
El nombrado levantó la mirada y se le desvaneció por completo la sonrisa, la mujer había llegado a su habitación sin permiso y sin aviso, cosa grave, teniendo en cuenta que tenía a su hijo oculto bajo su cama. 
 
Ella se acercó tambaleante hasta él y en cuanto pudo cayó en la cama del rubio sin sentirse avergonzada, Kyuhyun frunció el ceño y antes de que Sunny pudiese extender el brazo se levantó del lugar con sigilo. 
 
—No te muevas, por favor Kyu—Dijo ella y se echó a reír pero sin humor—Me sorprende que tu cama siempre sea tan acogedora—Ella le dedicó una sonrisa. 
 
—Te acompañaré a casa, Sunny. 
 
Kyuhyun no estaba seguro de eso, por lo que a él se refería, no se acercaría a la madre de Ryeowook con otras intenciones. Sunny era una mujer bonita e inteligente (hasta donde él conocía) y por supuesto que tenía ese toque para formar una familia cómoda y cálida, pero él no era hombre para ella y eso lo habían aclarado hace más de cinco años atrás. 
 
—Kyuhyun… 
 
Por otro lado, Ryeowook estaba debajo de la cama del señor Cho, justo como había empezado todo, estiró las piernas y notó que ya era casi inútil intentar meterse bajo una cama tan pequeña, pues se había golpeado la nuca incontables veces en un minuto. Pateó más y se lastimó la piel de los muslos con algo duro, intentó voltear a ver pero aquello ya era conocido para él. 
 
Kyuhyun aún tenía sus libros y videos dudosos ocultos bajo la cama. 
 
—Nosotros podríamos ser una familia. 
 
Ryeowook sintió nauseas e hizo un esfuerzo inimaginable para controlarlas. Respiró profundamente y metió más la cabeza para no chocarla contra los maderos de aquella cama, apretó sus pequeñas manos con fuerza y deseó tener el poder suficiente como para no seguir escuchando a su madre, apoyó la mejilla en el suelo y solo pudo ver las piernas del rubio. 
 
—Duerme Sunny—Dijo Kyuhyun con bastante calma y luego todo quedó en silencio. 
 
Ryeowook escuchó atentamente las respiraciones pesadas de su madre, seguramente ella ya había quedado dormida y era lo más natural puesto que ella no tenía la costumbre de beber jamás. El castaño intentó salir de aquel lugar con delicadeza pero una de sus piernas había quedado atrapada entre las cajas que tenía el rubio oculto bajo su cama, hizo una mueca con los labios y susurró el nombre de Kyuhyun para llamar su atención. 
 
Cuando no vio respuesta pateó las cajas con algo de fuerza, provocando que un sonido chocante retumbara en la habitación, sabía que si su madre se levantaba ellos iban a estar en grandes problemas pero se estaba ahogando allí abajo. Cuando levantó la cabeza sólo le bastó estirar las manos para que Kyuhyun lo ayudara a salir. 
 
—Se durmió.  
 
Dijo el rubio y sus ojos se suavizaron. 
 
—Tú realmente le gustas. 
 
Murmuró el castaño con un puchero dibujado en los labios, Dios. Era tan dulce. Nunca nadie había logrado hacer que su corazón se moviera tan rápido en el pecho, trató de no pensar en las obscenidades que se le venían a la cabeza por esa boca roja, húmeda y abultada. 
 
—En realidad no me importa. 
 
—Pero es mi madre. 
 
— ¿Y? 
 
Ryeowook parpadeó confundido y sintió el sabor de la victoria en todo el cuerpo, Kyuhyun no sentía nada por ella o al menos eso era lo que él decía. El rubio envolvió una mano alrededor del cuello del menor. 
 
—Ella no va a tomar de buena forma que nosotros estemos saliendo—Ryeowook se encogió de hombros. 
 
Era como si Kyuhyun sólo hubiese estado esperando por una oportunidad, porque lo siguiente que Ryeowook sintió fue la boca húmeda del rubio sobre la suya, demandante, caliente y rígido. Cerró los ojos tratando de no preocuparse porque Sunny los escuchara o viera, pero los susurros de su mente maquiavélica lo empujaron a separarse del rubio con fuerza. 
 
— ¿Qué pasa? —Le preguntó Kyuhyun sosteniéndole el brazo con fuerza. 
 
—Nada. 
 
El ceño del rubio se intensificó al igual que su voz. 
 
—No mientas, ¿Estas celoso? 
 
¿Cómo iba a aceptarlo? Sólo la idea de pensar que su madre amaba al mismo hombre que él hizo que su estómago tronara con fuerza, de repente se sintió como un mal hijo. Separó la mano del rubio y dio un paso atrás. 
 
Él se sorprendió de que señor Cho se lo permitiera, y su asombro creció aún más cuando Kyuhyun se alejó para darle su espacio personal. 
 
—Ella siempre ha estado confundida con esto…—Dijo Kyuhyun en voz baja, su mirada irradiaba sinceridad plena y absoluta—Pero yo nunca la vería como una mujer para mí, es diferente, ella es mi amiga pero no la quiero de otra forma. 
 
Cuando él terminó, Ryeowook le lanzó una mirada vacilante antes de desviar la vista hacía donde yacía su madre. 
 
—Ryeowook, ven conmigo—Ordenó en voz baja, utilizando la voz de adulto que solía usar cuando estaba ligeramente molesto—Dejemos que ella duerma por hoy. 
 
El castaño tambaleó un poco pero pronto cedió, quizá era lo mejor. 
 
Caminaron hacia la sala de la casa Cho. Despacio, muy lentamente, la sensación de los brazos estrechándole se convirtió en algo más que comodidad para Ryeowook, se sentía protegido y libre, tanto que incluso podría enfrentar la mirada de Sunny. 
 
Kyuhyun no le dio elección, se lo llevó al sofá y lo sentó sobre su regazo para abrazarlo. Ryeowook se agarró a él con fuerza, le rodeó los hombros con los brazos y escondió el rostro en el hueco de su cuello. 
 
—Estoy tan asustado, Kyuhyun—Le dijo con la voz entrecortada—No quiero hacer sufrir a mamá o a Donghae. 
 
Él le pegó la cabeza contra el pecho y le acarició el pelo con suavidad. 
 
—No quiero que te preocupes por eso—Murmuró—Me haré cargo de todo. Lo prometo. 
 
Kyuhyun le pasó las manos por la cara y le delineó la boca suave con sus dedos, lo besó e inhaló su dulce aroma, saboreó el momento y llegó a pensar que quizá a sí se sentía cometer un delito. 
 
 “Dios, Kyuhyun. ¿Qué has hecho?”
 
Murmuró Sunny para ella misma antes de girar sobre sus talones para dejar de observar a su hijo pequeño y al hombre que amaba, besarse como si no existiese un mañana o un futuro, un futuro tan incierto.

¿QUÉ ESCONDE EL SEÑOR CHO? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora