𝑷𝒆𝒓𝒅𝒐́𝒏𝒂𝒎𝒆

Parte 2: Sin más Ladybug

-Emm... creo que no me habéis oído -les dijo Vesperia frunciendo el ceño-. Yo me llamo Vesperia... -les repitió más despacio.

Ladybug, miró al suelo entristecida y dio media vuelta.

-Creo que lo mejor será que me vaya, no quiero causaros más problemas -concluyó dirigiéndose a su casa.

-¿Qué le pasa? -le preguntó al único que quedaba con confusión.

-Es... una larga historia -confesó Chat Noir mientras se sentaba en el tejado en el que se encontraban mientras seguía lloviendo suavemente.

-Yo soy nueva en París y... no tengo muchos amigos -confesó Vesperia mientras se sentaba al lado suyo mirando a otra parte-. ¿Podrías, al menos, ser mi primer amigo? -le preguntó mirándolo a los ojos atentamente. Este lo mira sorprendido.

-Vesperia... quiero que sepas que no estoy de humor como lo suelo estar normalmente.

-¿Qué te ha pasado...? Perdona... no me sé tu nombre.

Chat Noir la miró un poco enfadado, y se levantó de golpe.

-Creo que lo mejor será que no sepas quién soy.

Se dirigió a su casa dejando a Vesperia estupefacta de la reacción del de traje negro. No sabía el porqué se comportó así, ni el del de traje rojo pero lo que definitivamente sabía era que lo mejor sería no meterse donde no le llaman.

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-¿Ahora me crees? -le preguntó Nathalie a Gabriel con una gran malvada sonrisa.

-Por supuesto -le contestó este, transformándose a su forma civil-. Con que Ladybug es la diseñadora de moda y mejor amiga de mi hijo... interesante.

-Señor Agreste -llamó su kwami muy asustado y este se giró a donde Nooroo-, son los kwamis...

-¿Qué pasa con los kwamis, Nooroo?

-He-Hemos roto el vínculo.

-Nooroo tiene razón -afirmó Duusuu, tan intranquilo como el kwami de la mariposa-. Ahora los kwamis sin portadores estarán libres.

-Oh, no -dijo Nathalie llevándose las manos a la boca-. Ya no podremos conseguir los demás prodigios, señor. ¿Qué haremos?

Gabriel se acercó a la altísima ventana que tenía en la habitación del cuadro de Emily con una expresión muy seria.

-No importa, nuestro objetivo es conseguir los prodigios de Chat Noir y Ladybug, Marinette -sonríe malvadamente-. Y gracias a ese dato, será demasiado fácil conseguir su prodigio.

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-¡¿Qué estás haciendo, Marinette?! -exclamó su kwami asustada.

-¡Me voy de París! ¡No puedo seguir viviendo aquí! -gritó la azabache, haciendo que sus padres la oigan y suban de inmediato.

-¡Marinette! -vociferó su madre desempacando la maleta que la azabache estaba preparando-. ¡No puedes irte! ¡Esa no es la solución a los problemas!

-¡¿Y qué piensas que haga yo entonces?! ¡¿Crees que la mejor solución es que me quede aquí de brazos cruzados?! -gritó Marinette desesperadísima. Subió las escaleras y cayó en la cama intentando calmarse con la almohada.

-Hija... -se atrevió a decir su padre-, tu madre y yo sabemos lo que te ha pasado, sabemos que ahora mismo parece imposible seguir adelante pero ¿sabes qué? -le preguntó haciéndose el curioso-. Nos tienes a nosotros, somos los únicos que estaremos contingo en tus buenos y malos momentos.