𝑷𝒆𝒓𝒅𝒐́𝒏𝒂𝒎𝒆

Parte 4: Batalla de los kwamis

Vesperia no sabía qué hacer. Tenía miedo, un inmenso miedo a que la azabache se suicidase. Nunca pensó que ese dolor que hace unas horas le confesó que tenía, llegase a querer matarse. Eso le hizo quedarse paralizada frente a ella.

Poco a poco se percató que hombre que había paralizado estaba empezando a destruir la "picadura" que Vesperia le echó, por lo que tendrían que darse prisa.

-Marinette... vámonos, por favor -le pidió Vesperia cogiendo su mano, pero la de coletas se echó atrás.

-No, no quiero volver a ver la luz del día -dramatizó dejando sorprendida a la rubia.

-Marinette, ya verás que todo se solucionará.

-¡Que no! ¡Vete tú si tanto lo deseas!

Vesperia se fijó que al hombre le faltaba poco para soltarse, por lo que se volvió hacia Marinette y con seriedad se despidió.

-Haz lo que quieras, Marinette, pero conmigo ya no vuelvas a contar.

Vesperia echó a correr hacia la salida después de que Su-Han volviese a la normalidad. Esta vez sí que no tendría escapatoria.

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Adrien y Kagami estaban comiendo sus helados tranquilamente cuando Luka y los demás aparecieron delante de ellos.

-Hola -saludó Luka, sin ganas.

Adrien se quedó callado ante el saludo de el del cabello oscuro con las puntas de turquesa, no se imaginaba cómo estaría el novio de la descubierta Ladybug, si es que aún seguían juntos.

-Luka -le habló el rubio-, nosotros estamos contigo para lo que necesites.

Luka alzó la vista hacia Kagami y Adrien, los cuales le sonreían para animarle. Este forzó una sonrisa y los abrazó estrechamente.

-Gracias, muchas gracias. No sabéis lo que significa para mí.

Rompió el abrazo y miró a las chicas con las que hizo el pícnic sonriendo. Finalmente, estaba feliz.

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-¡Ahora sí que te voy a dar lo que te mereces, estúpida! -le gritó Su-Han acercándose hacia Marinette, la cual se encontraba en el suelo cerrando sus ojos esperando a su muerte. Cuando ya estaba a milímetros para matarla, a este se le ocurrió una mejor idea-. No... ya sé qué hacer contigo -le dijo haciéndola mirar a sus ojos-. Tienes que dejar de ser la guardiana.

Marinette con su seriedad asintió, pues ya estaba tan cansada que no sabía lo que hacía, sin saber cuáles serían sus consecuencias y formuló unas palabras que le hicieron que la caja que se encontraba en su casa apareciese delante suyo cambiando su apariencia.

En tan solo segundos, Marinette cayó desmayada haciendo que Su-Han sujetase la caja, victorioso, dejándola en el suelo. Ya no la necesitaba para nada más, sus actos iban de bien a mejor.

-Gabriel -lo llamó al aparecer del agujero que se situaba en frente del cuadro de Emily. Extendió la caja delante de él y este se sorprendió y sonrió.

-Ahora solo necesitamos los prodigios y kwamis.

Gabriel, ya convertido en Lepidóptero, y Su-Han se dirigieron hacia un tejado, mientras Lepidóptero llamaba a su aliada Nathalie para que les ayudase. Gracias a la agilidad de Lepidópetero y por los entrenamientos que Su-Han ha tenido durante su vida, han llegado en tan solo segundos al sitio donde más caos se encontraba.

Habían policías y ejércitos ayudando a parisinos en peligro y luchando contra los kwamis que ahora consideraban agresivos. Los dos estaban atónitos ante los actos los kwamis. Nunca se imaginaron que ellos fuesen capaces a hacer tales locuras, nunca pensaron que ellos siendo libres fuesen tan lunáticos.