Parte 3: Vesperia al rescate

55 4 6
                                    

-Lepidóptero -susurró Marinette retrocediendo al verle cara a cara. Esta era la primera vez que Lepidóptero le hablaba en su forma civil, es decir como Marinette.

<<Por los pelos, Marinette. Chat Noir tardaba un poco más en marcharse y podríamos habernos encontrado con él y conseguir los pendientes>>.

-Creo que no necesito darte explicaciones del porqué estoy aquí presente -afirmó sonriendo con malicia mientras que la azabache abría sus ojos de color zafiro como platos.

-¡Lepidóptero, te recomendaría irte porque no tengo el prodigio! -gritó lo bastantemente fuerte para que sus padres la oyesen y llamasen a la policía.

Marinette le enseñó sus ojeras al villano, el cual seguía sonriente.

-¿Quién lo tiene, Ladybug? ¡Oh, espera! Lo tiene Chat Noir, ¿cierto? -adivinó, sarcástico acercándose con cautela hacia dicha persona.

-No tengo por qué afirmártelo. Pero yo no lo tengo, así que ¡márchate!

Oyeron cómo la policía estaba llegando hacia su casa, por lo que Lepidóptero cogió a la azabache y se la llevó hacia su guarida por un sitio donde Marinette no reconocía que era en la mansión Agreste.

Marinette intentaba soltarse y gritaba para que la oyesen, pero por la rapidez del que el villano la llevaba, no consiguieron escucharla excepto cierta súperheroína que se encontraba en un tejado.

Aquella superheroína, sorprendida de haber visto cómo un hombre, que ella supuso que era el villano, llevaba a una chica que gritaba, no dudó en perseguirlos.

Acabó viendo cómo el villano esposaba a la chica para que no escapase e intentando volver a akumatizarla, pero parecía que no era posible por la gran fuerza que emitía la de coletas para que aquello no sucediese.

El villano, cansado de seguir intentando akumatizarla, la ató a un muro de la guarida donde la abandonó saliendo de un extraño agujero circular el cual, no conocía dónde le llevaría.

La superheroína salió de su escondite apareciendo en frente de la secuestrada haciendo que diese un respingo del susto.

-Vesperia... -dijo Marinette, sobresaltada. La superheroína frunció el ceño, mostrando confusión al respecto.

-¿Cómo sabes mi nombre?

<<¡Oh, cierto... no sabe quién soy! No sabe que soy Ladybug. ¿Debería decirle quién soy? Sinceramente, no cambiaría mucho confesándole quién, si al fin y al cabo lo sabrá de una manera u otra>>

-Emm... es que soy Ladybug -le confesó, nerviosa.

-¿Que eres quién? -siguió preguntando aún más confusa.

-¿No sabes quién es Ladybug? -Vesperia negó con la cabeza-. Ya sabes, la del traje rojo con lunares negras. La que desakumarizaste hace unas horas.

-Ahhh -dijo la del traje amarillo. Se sentó en frente suyo-. Supongo que estarás imaginándote que tengo como mínimo millones de preguntas que hacerte y tú otros millones a mí, así que ¡empezaré yo! -exclamó levantando un brazo haciendo que Marinette se riese un poco-. Primera pregunta, ¿por qué estabas... cómo era la palabra... de modo villana aquella vez?

Marinette, entendiendo a lo que se refería, volvió a reírse un poco.

-Bueno... es una larga historia -le contestó un poco apenada recordando todo lo que le había ocurrido.

-Tengo todo el tiempo del mundo -añadió acomodándose en el suelo-. Aunque... ¿no preferirías que te soltase primero de esas esposas?

-Creo que es mejor que no lo hagas, me volverían a capturar ahora que... no soy más Ladybug -dijo cabizbaja.

𝑷𝒆𝒓𝒅𝒐́𝒏𝒂𝒎𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora