Parte 7: La nueva guardiana

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-Ya son las 22:00 -le avisó Plagg desde su chaqueta intentando que no se durmiese.

-¡Las 22:00! -repitió dando un respingo-. Tengo que marcharme, Plagg.

-Eso te he dicho, tonto -le dijo Plagg, sarcástico.

-Sí, sí; muchas gracias -le contestó también sarcástico.

Adrien se alteró y  empezó a repasar por última vez. Primero, tenía que observar si la  habitación de su padre se cerraba, pues él terminaba de trabajar de casa  a esa hora: a las 22:00.

Segundo, tendría que vigilar a Nathalie, de que no estuviera paseando en lugares que le podría ver.

Y tercero, el gorlia,  quien se situaba delante de la habitación de su padre hasta que este  entrase en su habitación para dormir.

Todo lo tenía planeado,  sin embargo tenía un problema. No había luz. Toda su casa estaba más  oscura que una cueva, pues no entraba casi luz. Tenía unas ventanas  donde no permitían que entrase la luz de fuera por lo que por noche era  imposible ver nada.

No podía ver si alguien  estaba viéndole, o esa persona a él. Su única ventaja era el sonido.  Podía oír si alguien se acercaba o no.

Plagg le tuvo dicho que a  pesar de que él siendo Chat Noir pudiera ver de noche, lo mejor sería  que vigilase la caja de los prodigios si su padre o Nathalie entrasen en  su habitación mientras él estuviera en la habitación de Marinette.

Su plan tenía que salir bien, nada podía fallar porque si fallaba, no tendría ninguna excusa para defenderse.

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-Señor Agreste, ya son  más de las 22:00. Tiene que ir a descansar, yo me ocuparé de la caja -le  informó Nathalie desde su despacho.

-Esta bien, Nathalie,  pero acuérdate. Debes de hablar con la señorita Dupain-Cheng. Ella tiene  que convertirse en nuestra aliada y este es el mejor momento para ello.  A esta hora -le recordó Gabriel mientras salía de su despacho en  dirección a su habitación.

Gabriel cruzó por la habitación de Adrien y, dudoso de haber oído a alguien hablar, tocó la puerta de este.

-¿Adrien? -preguntó desde su puerta.

-¿S-Sí? -dijo Adrien, nervioso.

-¿Sigues despierto? Duérmete ya, que llegarás tarde a clases mañana.

-Esta bien, papá. Ya me acuesto -le contestó fingiendo que iba a dormir.

Gabriel se aleja de la  habitación de su hijo dirigiéndose a su habitación. Le hace retirar a su  guardaespaldas de su puerta del cuarto y este abandona la estancia.

El señor Agreste cerró  la puerta y Adrien sacó la cabeza de su habitación. No veía nadie, por  lo que con un paso rápido, cruzó el pasillo hacia la habitación de la  azabache.

Sin tocar la puerta entró en la habitación y cerró la puerta.

-Marinette -susurró el rubio mientras la veía dormida-. Marinette -repitió más fuerte.

-Mmh... Tikki, puntos fuera -susurró en sueños.

-¿Tikki? -Adrien se acercó donde ella y la sacudió para despertarla-. Marinette.

Marinette despertó de golpe, asustada, y giró la cabeza hacia el sujeto.

-¿Adrien? ¿Qué hac..? -Adrien le tapó la boca para que no hablara en alto.

-Marinette, necesito que  me escuches y que no hables en alto, ¿de acuerdo? -La de ojos zafiros  asintió, muy asustada, cuando alguien tocó a la puerta.

𝑷𝒆𝒓𝒅𝒐́𝒏𝒂𝒎𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora