Por suerte ya es sábado, terminé de cepillar mis dientes y bajé al primer piso encontrándome a mi mamá "limpiando" o más bien bailando
- yo soy Gilda! - se puso en pose de diva, comencé a reír haciendo que abra sus ojos y me mire seria
- buenos días mamá - saludé yéndome a buscar un vaso con agua
- buenas tardes mejor dicho - siguió barriendo como si nada, miré el reloj de la pared que marcaba la 1:25pm
- hija, olvidé decirte que esta noche van a venir unos amigos a comer - asentí sin importancia y luego agregó - tienen un hijo de tu edaAad - canturreo subiendo y bajando las cejas
- mamáaaa!! - agaché mi cabeza avergonzada
- quee!?, solo te aviso, para que te pongas linda - sonrió pícara, negué con la cabeza volviendo que mi pieza
▪▪▪
El día pasó rápido, amo los sábados así
Me cambié con una simple pollera blanca por encima de las rodillas, un buzo Nike negro y unas Air Force negras. Aunque no lo quisiese admitir me importó un poco, solo un poco la vista de aquel chico del que tanto me habló mi madre
"Es muy bonito, es perfecto para vos y sabes que siempre tengo razón"
Eso es verdad, mi madre nunca se equivoca, talvez sea un superpoder de mamá o algo así
El timbre sonó anunciando la llegada de los invitados, bajé corriendo las escaleras y a mitad de camino frené de golpe. Esto solo me pasa a mí
- hija, baja - hizo señas con su mano mi padres, coloqué una sonrisa e hice caso
- buenas noches - saludé y de un momento a otro estaba entre los brazos de una señora con rizos castaños
- estas tan grande - me separó un poco de ella sin soltarme, pero por lo menos me dejó respirar - te acordas de mí? - sonrió mostrando sus dientes
- ehh...
- como se va a acordar si tenía dos años - respondió obvio supongo que su esposo - hola Tiziana, estás preciosa - sonreí ante su halago y una risita burlona se holló de fondo
- Tomás, preséntate - le pidió dulcemente su madre
- hola colorada, todo bien? - saludó con una sonrisa sobradora
- todo bien Campos - respondí de la misma forma, nuestros padres se miraron entre sí
- se conocen? - preguntó el Campos mayor igual de desconsertado que los demás
- si, vamos juntos al colegio - respondí amablemente sin dejar de mirar al morocho, aunque el cuello se me iba a cansar ya que me saca una cabeza
▪▪▪
No vi a Tomás ya que el estaba con los hombres en el patio y yo con las mujeres en la cocina, de todas formas es mejor así porque aunque no quiera es incómodo
Pero ahora puedo decir que mi madre se equivocó, Tomás no es prefecro para mí
- ya está el asado - dijo mi papá y todos nos acomodamos en la mesa esperando que lo traiga
A mí izquierda tenía a papá, derecha mamá y al frente Tomás. La cena transcurrió normal, tratando de evitar la mirada penetrante de aquel morocho
- y hay alguna chica por ahí tomi? - le preguntó mi padre e inmediatamente me miró sonriendo, mis cachetes están rojos
- si, pero no me presta atención - respondió este
- uhh porque?, le hablaste? - preguntó ahora su papá
- no se, dice que soy un morocho pesado o algo así - soltó una carcajada ronca, seguramente por mi cara
- déjala, ella se lo pierde - lo consoló su padre
- si, alta boludita es seguro - por inercia miré indignada a mi papá y Tomás se echó a reír - que pasa? - yo sólo negué para seguir comiendo callada
