4. Baji no me trata como bebé

12.4K 1.6K 2.9K
                                    

Why can't I steer the ship before ir hits the storm?
I've fallen to the sea
But still I swim for shore

Los días que le siguieron a aquel fatídico día en el que Draken descubrió el misticismo del universo y el auténtico placer que podía proporcionar el libido, fueron un suplicio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los días que le siguieron a aquel fatídico día en el que Draken descubrió el misticismo del universo y el auténtico placer que podía proporcionar el libido, fueron un suplicio.

Draken no pertenecía a esa fracción juvenil que se masturbaba. Lejos de esa aproximación, no encontraba grandes lujos en manosearse en soledad. El sexo en su vida no era y nunca había sido un tabú, y el reinventarse y conocerse sexualmente no le incomodaba en absoluto; no obstante, no le generaba una satisfacción memorable que hiciese valioso cada segundo que desperdiciaba en ello. Lo había hecho varias veces, por supuesto, y durante sus celos era algo menester; era eso, o romper las paredes. Sin embargo, si no se trataba de una necesidad apremiante, se dejaba estar. Ni siquiera las erecciones matutinas le incitaban a aventurarse, y a diferencia de sus pares, pocas circunstancias le excitaban. Incluso mantenía la firme convicción de que era capaz de llevar un estilo de vida célibe si se lo proponía o si lo ameritaba.

Hasta que Mikey hizo su aparición frente a él, desnudo, con las piernas abiertas y regocijándose con el aroma de sus feromonas.

Aquello había desencadenado un desenfrenado mecanismo repetitivo de autoconocimiento en él. Había encontrado ese placer tan buscado que puso de cabeza el concepto de su propia sexualidad y su posición como alfa. Se la había pasado encerrado, meditando y masturbándose. Dos verbos cuyos epicentros eran Mikey.

Desde que había vuelto de la casa de Mikey, no había podido dejar de pensar en él, y no había podido dejar su mano quieta ni un momento.

Y eso era terrible para ambos.

Aquel día había una reunión de capitanes nuevamente, para informarle a Mikey las mediocres propuestas que habían de acordar el día siguiente al cumpleaños de Chifuyu. Draken, por su parte, no podía concebir la idea de ver a Mikey a los ojos.

Le había deseado a lo largo de esos días, rememorando una y otra vez sus feromonas y su intensidad, su mirada encandilada, su voz jadeando su nombre. La personalidad de Mikey siempre había sido para él algo maravilloso y encantador, mas su amistad había hecho que se mantuviese lejos de la línea que le divorciaba de que Mikey le gustase.

Solía decirse a sí mismo que se habría enamorado de él si no hubiesen sido amigos de hacía varios años. O que, quizás, la situación hubiese sido inevitable y naturalmente distinta si Mikey hubiese sido omega. Porque en ese caso, dejarse cautivar por él no era más que una cuestión de tiempo debido a la irremediable atracción que sentiría.

Pensó, cuando supo el supuesto segundo género de Mikey, que estaba a salvo de ello; que nada provocaría que le gustara más allá de los límites y que nada perturbaría su amistad.

No era una cuestión de cobardía, sino de que, para Draken, las relaciones amorosas eran un dolor en los huevos al cual no deseaba someterse en un futuro cercano.

Primeras atracciones ||Draken/Mikey||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora