Mikey desea fervientemente que Draken sea su alfa.
A su vez, por un lado, Chifuyu cumple quince años y Baji no podría estar más feliz.
Y por otro lado, Mistuya quiere estar soltero y Hakkai llora.
Las primeras veces y las primeras atracciones siempr...
Una personita me pidió que lo subiera luego del sábado, pues #tristeza, pero anduve teniendo la big sad por la uni y pues, se retrasó un poco más el asunto y subo este capítulo, aunque sea cortito, para no hacer esperar más. Ya tenía escrita unas 1000 palabras de la parte Bajifuyu, pero me di cuenta de que me faltaba un montón más y que me iba a quedar un capítulo eterno, y la verdad es que no ando muy en el mood para escribir, así que moví ese fragmento y decidí acortar el asunto para subirlo más rápido. El capítulo este de Bajifuyu es muy importante para mí como para hacerlo a las apuradas🏃🏽♀️
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
I listened to your problems Now listen to mine
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Te juro que esto es urgente! —exclamó la voz al otro lado de la línea.
—¿Qué? —respondió Draken, cauto, escuchando con atención y prudencia—. ¿Qué ha pasado?
Se había despedido de Mitsuya luego de conversar un rato más, y en su camino de vuelta hacia su casa, el teléfono que llevaba en su bolsillo comenzó a sonar.
—Esto es... es que estoy desesperado —su voz solo enfatizaba aquella severa afirmación—. No sé qué hacer.
—Si no me das una explicación, me temo que poco y nada puedo hacer por ti —le respondió, batallando por mantener la calma.
—Necesito verte —jadeó. El cansancio se coló en su voz.
—No es muy usual en ti desear verme de esta manera —respondió, vacilante. Sostuvo el teléfono contra su oreja con mayor ímpetu ante el interés que estaba despertando en él.
—No lo deseo, lo necesito —soltó.
—Es un poco tarde para vernos —respondió, suspirando—. Además, hace ya mucho tiempo que no estamos a solas, ya lo sabes.
—Créeme que si de mí dependiese, me aguantaría las ganas —le respondió, gruñendo—. Es una necesidad apremiante.
—¿Qué tanto necesitas verme? Cuéntame —le dijo con una voz cargada de socarronería.