"Has venido a verme a Francia."

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Poco a poco, la soledad que en un principio había asolado su corazón camino del trabajo durante cada mañana se iba disipando para dejar paso al disfrute de poder presenciar en primera persona lo que era caminar por las calles de París. Francia, su ciudad natal, se le había antojado extraña y fría a su llegada en comparación con Japón pero Claudine había llegado a la conclusión de que aquel sentimiento se debía a la ausencia de Tendou Maya en su vida. 

Como de costumbre, la chica se sentó en un banco para hacer tiempo antes del inicio de su jornada laboral, ser camarera no era la gran pasión de su vida pero al menos podía pagar sus caprichos al margen de sus estudios en la compañía francesa que había fichado por ella. Claudine suspiró, igual que cada mañana, y observó la pantalla de su teléfono.

Nada. Ni un solo mensaje de las chicas de escenario.

Guardó de nuevo el teléfono y cerró los ojos, un poco cansada de su día a día. Aunque no, no era el paso de las horas lo que la agotaba sino la ausencia en su vida de la persona que más la motivaba a seguir mejorando.

***

"¿Quién es esta chica?"

Claudine alzó una ceja al leer aquel mensaje que de repente había saltado en su teléfono. El nombre que enmarcaba dicha pregunta era el de Tendou Maya; acto seguido y antes de poder siquiera retirar el aviso, en la pantalla también apareció la notificación de haber recibido una foto. Claudine miró de reojo para comprobar que ninguna de sus compañeras de trabajo o sus jefes la estaba mirando usar el teléfono en aquel momento así que aprovechando la ausencia de estos, corrió a abrir la imagen en cuestión para salir de dudas: no era una foto del otro mundo sino más bien un tiro sin ton ni son en cuyo centro de la imagen, aparecía una inconfundible cabellera dorada, de puntas onduladas y que destacaba como la luna en mitad de la noche en una pared de madera oscura:

"Mon Dieu (Por Dios)... Reconocería mi melena en cualquier parte." Respondió Claudine con una sonrisa que nadie pudo ver "¿De dónde has sacado esa foto?"

La francesa guardó el teléfono en su bolsillo con el corazón latiéndole a mil por hora, había recibido un mensaje de Maya casi un mes después de haberse marchado de Japón y aunque había sido un tanto extraño, el supuesto mensaje iluminó su rostro. Claudine se giró entonces para vigilar el local más allá de la barra, se trataba de una pequeña cafetería frecuentada por multitud de extranjeros por lo que ver rostros o cabelleras de distintas procedencias era el pan de cada día. Sus ojos viajaron de un extremo a otro: una pareja de ancianos en una esquina leía el periódico, una chica de espaldas a ella tomándose un selfie, un grupo de amigos planeando su próxima aventura... Nada nuevo bajo sol.

El teléfono de Claudine vibró de nuevo. La respuesta de Tendou Maya estaba allí, oculta en su bolsillo. La francesa comprobó una vez más que nadie la molestaría así que sutilmente sacó el aparato y observó la notificación que había en su pantalla. Era una nueva foto que no tardó en abrir.

De repente, la chica movió la cabeza buscando, con sumo nerviosismo, a alguien a su alrededor pues la fotografía que le había mandado era un selfie en la que la propia Maya aparecía... pero donde a la espalda de la pura sangre podía diferenciarse perfectamente a una camarera que vigilaba con esmero el local en el que trabajaba.

Fue entonces cuando la encontró, aquella chica que segundos antes había estado tomándose una foto y que ahora, la miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Claudine echó a caminar hacia ella con paso veloz, olvidándose de la posible presencia de compañeros de trabajo o de los clientes que se habían quedado mirándola por su imprevista reacción:

- ¿Q-Qué haces aquí?

- Vaya, yo también me alegro de verte, Saijo Claudine. – Sonrió Maya mientras la francesa sentía como sus mejillas se sonrojaban hasta hacer arder su cara.

.·º Oneshots MayaKuro º·.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora