A la mañana siguiente, todos se despertaron alegres por sus clases de surf. Los muchachos ya estaban abajo desayunando, mientras las chicas se vestían. Al llegar estas a la cafetería del hotel, las hicieron un hueco en la mesa, y Alicia le dedicó una mirada cómplice a Dani, quien empezó a sonreír.
No tardaron mucho en terminar de desayunar por las ganas que tenían de practicar un deporte. Y además, debían darse prisa para coger el autobús a tiempo. Salieron corriendo hacia la parada que se encontraba tan solo a unos metros de la entrada del hotel, y esperaron pacientemente a que fuera la hora.
Por fín un autobús paró, momento que aprovecharon para subirse y tomar asiento. Aún no se había sentado niguno cuando de repente Alicia se puso al lado de Dani, ninguno entendía nada, pero se les veía muy cómodos hablando. Andrés acabó en los sitios delante de estos, y Adrián se puso en los contiguos, esperando que Lucía se pusiera con él, pero eso no pasó, pues ella prefirió el sitio al lado de Andrés.
Como Alicia y Dani no habían dormido casi nada, se quedaron profundamente dormidos, y sus amigos comenzaron a especular sobre qué era lo que les había unido tanto, y el por qué el chico estaba tan feliz. Aunque no sacaron nada en claro, les mantuvo ocupados prácticamente todo el viaje. Incluso tuvieron que despertarles para que no se quedaran en el autobús cuando finalizó el trayecto.
Caminaron a pasos acelerados hasta divisar la playa y colocar las toallas en primera línea. Allí los esperaba su instructor de surf, que era muy joven y atractivo. Les repartió cinco tablas e iniciaron la clase, primero en tierra para aprender a mantener el equilibrio y más tarde se adentraron en el mar, donde comenzaron las caídas y las risas.
Andrés destacó por encima de los demás, debido a que no era su primera vez y porque se le daba muy bien. Los demás le miraban un poco molestos porque ellos no dejaban de comerse las olas.
- Si queréis os puedo hacer fotos para que las guardéis de recuerdo - ofreció el profesor a las chicas. Ante la mirada de odio de lso otros tres.
- Claro, ¿por qué no nos haces una foto a todos? - respondió Alicia subiéndose a los hombros de Dani. Y eso mismo hizo el instructor.
Poco tiempo después se terminó la clase y fueron a comer a un restaurante cercano, en el que se pidieron arroz con guisantes, que tenía muy buena pinta. A pesar de ello, no podían tardar mucho, tenían que volver antes de que Fernando notara su ausencia.
Y esta vez, las chicas se sentaron juntas al final del autobús, lejos del resto.
- ¿Se puede saber a qué se debe que Dani y tú seáis tan amigos? - preguntó Lucía con las cejas enarcadas.
- Anoche no podía dormir, fui a lso jardines para dar un paseo y cansarme y él estaba allí, así que empezamos a hablar, y de ahí recuerdo despertar en mi cama.
- ¿Me estás diciendo que te llevó hasta tu cama? - continuó Lucía eufórica.
- Eso parece - contestó Alicia sonrojándose.
De repente un sonido que provenía del móvil de Lucía las interrumpió, era un mensaje de Adrián que decía "He oído que te gusta el skate, ¿te gustaría venir a patinar mañana conmigo?".
- ¿Ha pasado algo? - insistió Alicia al ver que su amiga o apartaba la mirada del teléfono. Lucía giró el aparato mostrando a Alicia lo que ponía en la pantalla. A esta, se le abrieron mucho los ojos y la miró con una sonrisa radiante.
- ¿Acaso no vas a responderle?
- Si, si, pero no quiero que piense que tengo algún tipo de intención de tener una cita con él.
- Déjale claro que solo sois amigos y todo irá bien, no te preocupes.
Ambas estallaron en carcajadas, era imposible que Adrián pillara eso. Finalmente llegaron entre risas y cotilleos, encaminándose al puerto a su encuentro con Fernando.
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La gema dorada
Roman pour AdolescentsTres chicos se van de vacaciones a Las Bahamas. Donde viven aventuras y conocen a dos chicas.