Prólogo

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La Torre Rose, dónde se encuentra ubicada la oficina del presidente de la Liga Pokemon de Galar. Era de noche y en estos momentos, Rose se encuentra en reunión con el campeón de la región.

—Eso todo lo que debes de saber sobre todo lo planificado hasta ahora —decía el presidente tras mostrarle distintos papeles y procedió a tomar asiento en su escritorio.

—No estoy tan seguro... Todo suena bastante bien; pero, lo que usted planea, tomaría meses en concretarse. Sin mencionar que también deberíamos de convencer a los demás campeones regionales y al presidente Goodshow —pese a la exposición del presidente, Lionel no estaba tan seguro con la idea.

El presidente Rose de levanta de su asiento y, con sutileza, se dirige al ventanal de su oficina.

—Con que así es... Bueno, todavía faltan coordinar varias cosas y, como tú dices, habrá que hablar con Goodshow y los demás campeones. Tómate tu tiempo para pensarlo con tranquilidad, pero no tanto, que lo que haremos será histórico —veía con orgullo al Estadio Puntera, pero el timbre de su celular le interrumpe y decide contestar—. Ya veo... Bien, iré de inmediato —cuelga la llamada y guarda su teléfono en su bolsillo—. Quisiera seguir conversando, pero me llamaron y tengo cosas que hacer. Ya te puedes ir retirando y no olvides lo que estuvimos conversando —le recalcaba mientras lo dirigía hacia la puerta de salida.

—No se preocupe. Lo estaré pensando y conversaremos en otra ocasión, nos vemos —se despedía con amabilidad y procede a salir de la oficina, dejando solo al presidente Rose.

—Bueno, Creo que es hora de trabajar —se dirige a la pared de su oficina y acciona un ascensor secreto para luego, ingresar y bajar en él.

El ascensor bajó hasta el subsuelo, donde se encuentra un gran laboratorio en forma de cúpula y todas las operaciones eran dirigidas hacia una crisálida, que está en una especie de incubadora en medio del laboratorio.

—Ya vine, ¿para qué me llamaron? —preguntaba al científico en jefe sin apartar su mirada de la crisálida.

—Hubo ciertas fluctuaciones, pero todo se pudo controlar. Cada vez se hace más fuerte, por lo que su crecimiento todavía tardará para asegurarnos de que todo vaya con lo pronosticado —explicaba apuntando a los gráficos ubicados en la pantalla de la computadora.

—Bien... Pronto renacerás y haremos cosas maravillosas —contemplaba la crisálida y le hablaba como si de un hijo se tratara—. Por ahora regresaré, avísenme si algo sucede —se despide de sus empleados y vuelve al ascensor.

Al llegar a su oficina, toma asiento en su escritorio y empieza a revisar distintos documentos que tenía encima.

—Vaya, vaya... Es un placer conocerle, presidente Rose —a sus espaldas, un hombre encapuchado se hacía presente desde las sombras.

Al oír la voz, Rose se da vuelta y queda desconcertado por esa repentina aparición. Pero, aunque quisiera, no lograba ver su rostro que lo cubría la capucha

—¿Quién eres y cómo es que entraste aquí? —preguntaba a la defensiva, pero no consigue respuesta alguna del extraño—. Habla o tendré que llamar a seguridad —amenazaba mientras trataba de alcanzar el botón oculto de su escritorio.

—Será mejor que no lo hagas, no queremos que la prensa sepa de tu pequeño laboratorio... ¿Verdad? —decía con algo de sarcasmo.

—¿Co-Cómo sabes sobre eso? —tales palabras lo dejaron helado y sin nada más que decir.

—Yo sé muchas cosas... He estado vigilándote por un tiempo. Me interesa mucho tu plan y tengo varias ideas para hacerlo aún mejor, ¿qué dices? —le ofrecía mientras sonreía por debajo de la capucha.

—¿Cómo y por qué quieres hacer esto? —preguntaba todavía con dudas sobre la veracidad de sus palabras.

—Sobre el "cómo", tengo un viejo amigo que podría ser de mucha ayuda.

—¿Y el "por qué"? —pese a las dudas, ya empezaba a tener un poco de curiosidad por el extraño.

—Yo... Yo solo quiero un mundo mejor...

Dando todo por el todo: En búsqueda del éxitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora