CAPÍTULO 2 - [JUEVES]

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CAPÍTULO 2 - UNA SEMANA CAÓTICA. 

JUEVES. 

-Iré al baño.

-¿Siempre tienes que ir al baño justo antes de entrar a la clase de Planificación? Entiendo, el tipo causa miedo, pero ¿en serio?

Le señalo la botella de agua que siempre llevo encima. Jesse me mira con sus ojos entornados antes de ponerse de pie y agarrar su mochila.

-¡Dos litros por día! –Grito mientras corro al baño a toda velocidad para llegar a tiempo a clases.

Entro casi volando y me encierro en un cubículo, colgando la cartera en un ganchito que amenaza con romperse. Odio los baños de mujeres, siempre repletos de personas, las mismas que murmuran en los pasillos. Las mismas que las noches de fiesta me invitan a bailar, a beber, a pasar un buen rato. Los baños de mujeres son una incubadora de chismes.

Por eso, siempre, intento ir en ese horario, justo antes de clases, donde las posibilidades de cruzarme a alguien, son menores.

Pero evidentemente, este día la suerte no está de mi lado. Escucho la puerta abrirse y un coro de risitas. Son tres, o dos. Quizá, con suerte, si me quedo el tiempo suficiente, harían sus cosas y se irían.

-¿Y te volvió a escribir? –Voz chillona, casi nasal. Las detesto.

-Nos vimos ayer, Hilarie. –Intento hacer memoria pero no la conozco de nada. –Y el lunes. Ya tuve demasiada suerte esta semana.

Pero esa voz si la reconocía. Cinco palabras, un adjetivo: zorra. ¿Cómo es su nombre? ¿Danna? ¿Paula? Da igual, zorra. La había visto revolotear en más de una fiesta alrededor de Hunter y el famoso clan. La recuerdo sentada en el regazo de Jeromé en algunas de las últimas –y tantas fiestas – que fui.

Si voy a escuchar un repertorio de las cosas que había hecho con Jeromé posiblemente vomitaría allí mismo.

-¿Es tan salvaje como dicen? –De nuevo, la voz nasal.

-Peor. ¿Quién te hace acabar en la parte trasera de un auto y se queda con tu ropa interior a modo de trofeo?

Por favor que no diga Jeromé, por favor que no diga Jeromé.

Y risas.

Risas.

Risas.

Es curioso cómo funciona la memoria. ¿Cómo decide uno qué acordarse y qué no? ¿Cómo, de repente, uno se acuerda de algo en lo que ni siquiera estaba pensando? ¿Cómo le damos importancia a los recuerdos? Los más lindos, adelante. Los horribles, fuera. Hunter, adentro. La ausencia de mi hermano, afuera. Jesse riendo, adentro. Las infidelidades, afuera.

Pero hay pequeños fragmentos, pequeñas cosas que uno no quiere reflotar en su cabeza y sin embargo aparecen, como un memorándum, un post it recordatorio y de color chillón. Algo que en su momento te dolió pero entre tanta mierda resulta insignificante.

-¿Qué te sucede? Estas irritante, Jesse.

Hubo un momento de nuestra relación donde comencé a distinguir cuando estaba irritable o malhumorado y cuando estaba comportándose como... Jesse.

-Siempre estoy exactamente igual. Además, ni siquiera hablé.

Revoleé los ojos y le di otro sorbo al café. Hacía frío y estábamos acostados en el living de casa haciendo zapping en la televisión. Ese día, Jesse había estado particularmente fastidioso. Y eso era mucho decir. Me había preguntado cientos de veces cuándo iba a estar la comida, no había hablado una sola palabra durante la cena y se había pasado la mano por la cabeza más veces de las que seguramente creía. Y había pasado tres veces por cada canal.

Una constelación llamada Jarah [+18] LIBRO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora