CAPÍTULO 10 - [PARTE 2]

11 0 0
                                    

CAPÍTULO 10 - SOY MUCHO PEOR. 

PARTE 2. 

DÍA 5.

Pedro era pibe del montón
Pero algo en él era especial
Un generoso corazón
Y un gran talento para actuar.

MARÍA - ATTAQUE 77.

Volvemos a sentarnos frente a la doctora.

–Jarah... la maternidad es un milagro y algo asombroso. Pero como toda cosa asombrosa tiene sus aristas. –Abre su cajón y saca algunos folletos. –Aquí se explican cosas del embarazo que podes encontrar en Google tranquilamente. No entiendo para qué estudiamos medicina tantos años si existe Google, pero eso es otra historia. En fin... –Me extiende otro folleto –acá podrás encontrar todo lo referido a los procesos de aborto dentro de las leyes de este estado, claro. Sus consecuencias... desde la más pequeña a la más grande. Y acá, en este último, encontrarás el programa de adopción del que soy parte. –Alza la vista, mirándome con condescendencia. –Léelo. A veces no es solo tenerlo o no tenerlo, hay una tercera opción. A las familias podrás conocerla mucho antes de dar a luz. Hay muchas madres solteras en el programa. –Y cuando pienso que no va a decirme más nada, continúa. –Jarah... los primeros tres meses son muy importantes. Y como te dije, tú estás por entrar a la semana seis y o siete de embarazo. Lo que sea que decidas, debe ser pronto. Te dejo mi número personal por cualquier pregunta que quieras hacerme. No importa el horario tú solo... llámame. ¿Sí?

Estoy dirigiéndome a la recepción para pagar la consulta cuando Elián me detiene colocando su mano en mi hombro.

–Ya la aboné yo.

Ni siquiera tengo palabras para agradecerle. Los tres salimos mudos, incapaces de decir nada, completamente invadidos por las emociones del momento. Una vez fuera, nos quedamos parados en el medio de la calle. No nos mirábamos. La foto de la ecografía parecía emanar calor desde el interior de mi mochila.

–Caminaré hasta mi casa. –No saludo a nadie y comienzo a caminar agarrando con fuerza la manija de mi mochila. Ninguno me detuvo. Jesse me conoce, sabe que es mejor darme mi espacio. Tengo mucho que procesar y en qué pensar. Sé lo que él piensa ahora necesito saber qué pienso yo. Y Elián, simplemente, ¿qué me podía decir?

Hice tres cuadras, no más, cuando un auto se detuvo a mi lado. Lo conocía. Me había subido cientos de veces.

–Súbete, te llevaré a un lugar.

Dudo y él lo nota. Está impaciente pero se controla.

–El lugar vale la pena, Jarah. Súbete.

Subo al auto.

–Limpié los tapizados para quitar el olor a cigarrillo. ¿Está bien así?

El olor es una mezcla de lavanda y bosque. No me desagrada, tampoco me dan ganas de vomitar. Y eso es decir mucho.

–No me dan ganas de vomitar.

Elián se limita a asentir.

–¿Dónde estamos yendo?

–¿Cómo se lo tomará mi madre? Es decir... podrías mostrarle la ecografía. Y...

De solo pensar en cómo podría reaccionar la señora Black, un escalofrío me recorre completamente. Él suena serio, demasiado serio. –Elián, perdiste la cabeza o...

Aunque hablaba con una seriedad casi pasmosa, su sonrisa va en aumento hasta estallar en una carcajada. Me uní de forma involuntaria y sin darme terminamos los dos riendo en simultáneo. Una melodía a la que no estaba acostumbrada pero que no sonaba mal.

Una constelación llamada Jarah [+18] LIBRO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora