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Emma

Entro rápidamente al primer cubículo que veo disponible. Vómito todo como si de eso dependiera mi vida.

Maldita sea. No vuelvo a tomar.

Me dirijo al lavamanos para limpiarme, noto que vomité mi blusa, así que me la quito, quedando en sostén. Hago todo lo posible por quitarle el vómito, pero como soy tan torpe la estropeo y esta queda empapada.
Genial, ahora tendré que ir semidesnuda por la calle. Acomodo mi cabello lo mejor que puedo para así poder irme de una vez por todas. Veo aparecer una figura detrás de mi: Alex.

Oh no, ahora no.

Me tapo rápidamente con mi blusa mojada, pero el me la arrebata y me cubre con su chaqueta.

—¿En qué momento te cambiaste?—pregunto, perpleja.

—Un amigo mío vive cerca, así que fui a su casa y el me prestó ropa. De hecho, gracias por vomitar todo encima mío—comenta, sarcástico.

—Deja de ser tonto, no fue a propósito, aunque lo merecías un poco—me burlo—así que ¿Está chaqueta es de tu amigo?

—No, es mía, por suerte no la tenía puesta cuando paso esa tragedia.

—Que mal que no la pude vomitar también.

—Ven, vámonos de aquí—me empuja suavemente por la espalda.

—No, yo no voy a ninguna parte sin mi amiga, y mucho menos contigo.

—Si quieres podemos ir a buscarla, voy a llevarte a tu casa.

—Eres taaan intenso. —ruedo los ojos y salgo del baño para buscar a Nina.

Cuando me emborracho suelo ser más conversadora e intensa, es como si el alcohol me diera el impulso de decir lo que normalmente no digo.

Encuentro a Nina sentada en la mesa donde estábamos anteriormente, le cuento que Alex nos llevará a casa y ella asiente, encantada. Abordamos el auto de Alex, le indico en dónde vivimos. Nina y yo nos sentamos en la parte de atrás. Me concentro en mirar por la ventana, estoy demasiado mareada y no quiero volver a vomitar. Al cabo de unos minutos llegamos a la casa de Nina.

—Hasta luego chicos. Gracias por traerme...

—Agustín, se llama Agustín—completo la oración que Nina había dejado inconclusa.

Ella baja del auto y entra a su residencia. Alex pone en marcha el auto nuevamente.

—¿Por qué le dijiste eso?—sé que se refiere a lo que le dije a mi amiga hace un rato.

—Para mantener tu identidad secreta ¿No era eso lo que querías? ¿O es que acaso ya no te llamas "Agustín"?—hago el gesto de comillas con mis dedos—Porque te recuerdo que me mentiste y me hiciste quedar más estúpida de lo que soy.

—Si, lo recuerdo y, también recuerdo que te pedí perdón y no dijiste nada, solo saliste corriendo.

—Lo siento, en ese momento estaba asombrada y un tanto furiosa. Odio las mentiras.

—Ahora lo sé y, quiero que me disculpes por eso.

—Ok, te perdono, señor Turner,—no le encuentro sentido el seguir enfadada con él—¿O debería llamarte señor Agustín?—bromeo.

—Puedes llamarme como quieras.

—Te llamaré acosador—observo como curva sus labios en una sonrisa.

Llegamos a mi casa.

—Gracias por traerme—le sonrío.

—Estoy a tus órdenes mi lady—hace una reverencia. No puedo evitar reírme.

ACOSADOR [Alex Turner]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora