• ➪ 1911-1921 [3]

5.4K 787 9
                                    


Carlisle llevaba un tiempo trabajando como doctor en Ohio, las cosas iban bien para él y vivía una vida medianamente tranquila. Ya era prácticamente inmune al olor de la sangre y podía sobrevivir sin problema alguno con la sangre animal. Residía en una pequeña casa en la que solía pasar el día, oculto de los rayos del Sol esperando a que cayera la noche para poder comenzar a trabajar varios turnos. La muerte se paseaba por aquel hospital como si fuera suyo propio, y es que también parte de su trabajo estaba en aquel lugar.

Fue en 1911 que una joven de marrones ojos y cabello color caramelo entró en el hospital tras haberse roto la pierna al caer de un árbol. Aquella jovencita de dieciséis años fue atendida por el mismísimo doctor Cullen cuando el doctor del pueblo no estaba disponible en ese momento, pronto quedando prendada de la belleza que poseía el claramente joven doctor.

— Señorita Esme Anne Platt—pronunció el rubio vampiro—, dígame, ¿cómo se ha hecho eso?

La adolescente bajó la cabeza con un claro sonrojo apareciendo en sus mejillas.

— Ehm.. me caí de un árbol.

La muerte elevó una ceja mientras observaba desde detrás del doctor como las mejillas de Esme ya parecían dos manzanas rojas y brillantes. El sentimiento de molestia que sintió la entidad cuando Carlisle le dirigió una sonrisa a la joven humana no le agradó en absoluto, y pronto se halló preguntándose a sí misma qué había sido esa molestia en su interior que le pedía que alejara a aquella pobre alma del viejo vampiro.

Esme Platt abandona en el hospital con su pierna escayolada y una clara curiosidad hacia el doctor.

De igual forma, no pasa demasiado tiempo hasta que Carlisle Cullen vuelve a mudarse y abandona la ciudad de Columbus, Ohio, siempre seguido por los pasos de una muerte que vela por él.

No había sido hasta 1918 que el ataque de la gripe española le provocó tanto a la muerte como al vampiro una ola de trabajo que los mantenía ocupados todo el día. La cantidad de muertos y almas que tenía que transportar al día pasaron a ser millones. Y dos de esas almas fueron las de Edward Masen Sr, quien falleció en la primera ola de gripe, y Elizabeth Masen, quien en sus últimos momentos de vida, durante la segunda ola de gripe, le suplicó al rubio doctor que salvara a su hijo.

Carlisle jamas había transformado a nadie, pero quizás aquella había sido la señal que tenía para hacerlo. Poco tiempo después de que Elizabeth muriera, el vampiro se llevó a Edward del hospital y lo instaló en su propia casa. Allí fue donde mordió su piel y dejó que la ponzoña lo terminara de matar y convirtiera en alguien como él.

Edward Masen Jr, quien pronto cambió su apellido a Cullen, formó un fuerte vínculo con el doctor y aquello se convirtió en un pequeño clan de vampiros que se alimentaban de sangre animal; la sorpresa llegó cuando el vampiro más joven comenzó a contestar preguntas que Carlisle no había dicho en voz alto, o pensamientos aleatorios que cruzaban por su mente. Ambos rápidamente descubrieron que el menor poseía un don que le permitía leer la mente de las personas.

En 1921, una moribunda y herida Esme llega al hospital en el que Carlisle se encuentra trabajando, había atentado contra su vida al saltar de un acantilado tras perder a su bebé recién nacido. La joven fue llevada a una habitación y atendida por el doctor, quien claramente la recordaba. La muerte observaba con los ojos entrecerrados la escena, con una clara molestia que ni ella misma notaba. Era por esta razón que salió del hospital y volvió a entrar con la forma de una simple mortal. La entidad se había transformado en una joven pelinegra esbelta de hipnotizantes ojos azules, había hecho aparecer una gran herida en su brazo y pedía ayuda en la recepción del hospital. Pocos minutos después apareció Carlisle Cullen y la guió hacia su consulta para tratarle la herida que tan mala pinta tenía.

DEATH; carlisle cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora