Capítulo seis.

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Luces.

Regresó a la enfermería poco después de que el sol saliera, su cuerpo estaba entumecido por el frío y apenas podía sentir su cuerpo, o las heridas, o la sangre circulando, pero aún asi, no le molestaba.

Sus labios estaban azulados y sus piernas y brazos temblaban levemente, mientras que sus dientes castañeaban.

No recordaba mucho sobre lo que había pasado la noche anterior, habia pequeños destellos en su memoria mostrando diferentes ángulos de una escena borrosa, recordaba haber estado con Greg y Vincent, pero no sabía cuando de sus recuerdos eran ciertos.

Cuando Madam Pomfrey lo vió, tenía una expresión de alarma; a su lado estaba la directora McGonagall.

ᅳbuenos días.

ᅳseñor Malfoy, ¿qué hacía fuera de la cama? ᅳ de inmediato la enfermera lo mandó a la cama y empezó a darle pociones estabilizadoras, mientras balbuceaba cosas sobre la salud personal y la responsabilidad. Sin embargo, él no le prestaba atención ya que miraba con curiosidad a la directora.

ᅳprofesora McGonagall, disculpe mí apariencia y mí descuido pero, ¿podría saber que la trae por aquí?

La directora mantenía su mirada inexpresiva, como si estuviese meditando que decirle, sin embargo no dijo nada por quince largos minutos, mientras la enfermera seguía en su labor de mezclar las pociones.

ᅳapartir de hoy, señor Malfoy. —dijo McGonagall finalmente con voz firme, mientras le daba una mirada que no admitía contradictorias. — empezará a frecuentar la enfermería tres veces por semana y será atendido por la medimaga Angelina, que vendrá a monitorear su condición para poder sobrellevar su maldición, y darle algunas pociones anestésicas. Y espero, señor Malfoy, que cumpla con esta órden si no quiere ser inmediatamente internado en la enfermería por el resto del año escolar.

McGonagall no espero una respuesta por lo que al terminar de decir eso, se dio la vuelta y se dirigió hacia la oficina de Madam Pomfrey, dónde sabía que la otra mujer había ido hace sólo unos pocos minutos.

Pese a que no tenía ganas de ver a la medimaga, no podia contradecir una orden directa de la directora, sin embargo no había prometido comportarse ¿o si?

Bueno, realmente no importaba que alguien quisiera saber sobre la maldición de la familia Black, después de todo, sólo él sabía con exactitud que no había contra hechizo que pudiera con esa maldición.

°●°

Las voces de sus amigos estaban a su alrededor, sin embargo a él no le interesaba saber de que hablaban. Y no importaba cuando esfuerzo pusieran sus amigos, o que intentarán forzarlo para meterlo en una conversación, él no quería participar.

Y es que él no quería que ellos estuvieran con él por lastima, ¿qué tiene de malo que sólo quisiera estar sólo? Pero ni eso podía hacer, ya que ahora no sólo sus amigos lo molestaban diciendo que debería volver a ser el de antes, que ya la guerra había terminado, que ya todo iba a mejorar. Pero no confiaba en eso.  Nada había terminado. Él perdió esa guerra. Él no era un salvador.

Y ahora resulta que estaba roto. Que estaba perdido ¿Por qué Malfoy dijo eso? ¿Qué sabía él?

Ya nadie lo necesitaba, estaba allí sobrando, ya había logrado cumplir el propósito por el cual nació, ya no le quedaba nada por hacer. Ya no le interesaba seguir, sólo quería irse lejos. A un lugar apartado y vivir la vida que le habían negado vivir desde que nació. Tampoco sabía si quería seguir viviendo.

Hubiese deseado jamás ser el niño de la profecía.

ᅳPotter. ᅳreconocio aquella voz de inmediato, pero no pudo descifrar su tono.

Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora