Roto.

Capítulo uno.

Tiempo medido.

Ya la guerra había terminado dejando cientos de víctimas, y aunque el reinado del terror había llegado a su fin, las personas aún no asimilaban el hecho de haber sobrevivido a una guerra mágica y haber salido victoriosos, y es que la guerra parecía haber terminado apenas el día de ayer llevándose más de lo que ganaron.

Todavía las heridas se mantenían frescas, y era por esa razón que las pérdidas se sentían incluso más dolorosas, hubo funerales casi todos los días, además de que aún habían cuerpos sin identificar y muchos de ellos sin reclamar en el colegio de magia, donde la batalla fue llevada a cabo.

Los juicios contra los mortifagos seguían en pie, mientras que los seguidores del Lord esperaban en las celdas en azkaban rodeados de los dementores que habían vuelto a aparecer allí. Los mortifagos más leales eran condenados a la muerte inmediata, lo que fue en caso de varios de ellos.

Todo el mundo mágico estaba intentando enderezarse, las tiendas poco a poco empezaron a abrir, y las personas también comenzaron a salir. El colegio de hogwarts ahora se mantenía cerrado por su reconstrucción, bajo la estricta supervisión de la nueva directora McGonagall.

Cuando llegó junio, McGonagall había mandado cartas a todos los niños para que comenzaran su año y a otros estudiantes para que regresarán a terminar sus estudios en lo que llegaría a ser clases particulares para aquellos que lucharon o escaparon de la guerra sin haber podido asistir a su último año, y aunque muchos escaparon del país y fueron poco a los que regresaron para un nuevo año en Hogwarts, hubo varios alumnos que habían regresado para dar por finalizado sus estudios, y -para sorpresa de muchos- habían regresado varios alumnos de slytherin para completar sus estudios.

No eran muchos los alumnos que regresaron, por lo que McGonagall los juntó a todos en una misma torre, donde las cuatro casas estaban unidas. Los pocos alumnos de slytherin que regresaron fueron Pansy Parkinson, Blaise Zabini, Crabbe Vincent, Gregory Goyle, Daphne Greengrass y por supuesto; Draco Malfoy. Habían otros diez estudiantes de Hufflepuff, alrededor de seis de Ravenclaw y una docena de Gryffindors.

Para muchos, fue una sorpresa ver a Draco Malfoy en Hogwarts, y es que el joven de diecisiete años fue de hecho, el único que salió impune de la familia Malfoy. Nadie sabe como o porqué salió impune pues su juicio no fue público, pero muchos saben que fue la misma directora de hogwarts Mcgonagall, quien abogó por él y quedaba claro el hecho de que ahora aquel joven estaba bajo la protección de la nueva directora.

Harry había también había testificado a favor de Draco, pero luego de aquel juicio todo quedó en el olvido. O eso decidió pensar, pues apenas regresaron a Hogwarts, Draco Malfoy no dejaba de perseguir al malhumorado Harry Potter.

La gente ya tomó con mucha normalidad el ver hoy en dia a Harry Potter siendo perseguido persistentemente por Draco Malfoy por los pasillos de Hogwarts. Como también les era muy normal ver como Harry solía gritar y molestarse con todos, pues luego de acabar la guerra y los juicios, el hombre había estado molesto con todos. Y no por nada.

¡ÉL MURIÓ POR ELLOS! ¿por qué no podían ahora dejarlo en paz?

Ni siquiera sus amigos eran inmunes a su enojo, y aunque ellos también estaban molestos por su actitud, lo entendian, por lo que era normal también para ellos alejarse de él y darle su espacio. Pero Harry aún no entendía la razón del porque Draco Malfoy lo estaba siguiendo, no importaba cuantos hechizos le lanzase, cuanto lo insultase o golpease, el chico seguía allí.

ᅳ¿por qué? ᅳ preguntó un día con hastío.

ᅳquiero ayudarte.

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