Capítulo ocho.

4.1K 481 229
                                    

Con el corazón hecho cenizas.

Fue una noche muy agotadora para Harry, le dolía la cabeza y sentía su estómago revuelto apesar de no haber comido nada. Definitivamente jamás espero desahogar sus sentimientos con -y de entre todas las personas- Draco Malfoy. Todo se sentía tan irreal.

Pero, de hecho, nada había sido un sueño. Lo había hecho. Había dicho todo eso y más, y había escuchado todo lo que Draco le había confesado, de principio a fin, entre insultos y halagos, y eso era algo totalmente nuevo para él. Nadie jamás le había confesado su amor así, de esa manera, no sabía cómo sentirse al respecto.

Él realmente no veía nada bueno en él, sólo era considerado un salvador por que la gente creía que sobrevivir a costa de la vida de tus padres era digno de admiración. Y no, no lo era. Jamás habría deseado vivir a costa de la vida de los demás.

Siempre deseo más que a nadie ser uno más del montón, ser un niño común con una crianza común, tener padres vivos, tener amigos y tener buenos recuerdos de la infancia. En cambio tenía recuerdos de gritos y golpes, de un lugar pequeño, frío y oscuro lleno a arañas y mosquitos, con olor a humedad, muerte y más pérdida, y dolor. No sabía si había algo en él que no fuera causado por ser el niño que vivió.

Tal vez si nunca hubiese sido Harry Potter, nunca hubiese entrado al equipo de quidditch en primer año, o hubiese sido el mejor amigo de Ronald y Hermione, tal vez nunca habría estado en peligro cada año, o entrado a la cámara secreta y al torneo de los magos.

Pero aunque nunca hubiese querido ser el elegido, tampoco se lo deseaba a nadie.

Negó rápido la cabeza, decidiendo dejar atrás todos esos tipo de pensamientos, por que sentía que ya desde hace un rato no pasaba tiempo con sus amigos.

Por lo que decidió callar su mente al menos por esa semana y empezó a integrarse nuevamente con sus amigos. Ser de octavo año tenía sus ventajas, y es que no tenían muchas clases presenciales, gran parte de su tiempo lo ocupaba riendo y jugando con sus amigos y algunos otros chicos de octavo. Y por la otra parte, también se la pasaban estudiando, aún sin saber que es lo que quería hacer, pero estaba seguro de algo, ya no quería pelear.

Fue un jueves después de un juego divertido con los de séptimo año que Hermione lo detuvo. Ambos caminaban a pasos lentos hacia la torre de octavo año, Hermione lucía nerviosa pese a que intentaba ocultar.

ᅳ¿cómo has estado?

ᅳbien, supongo. ᅳ aún no entendía por qué la gente siempre le preguntaba lo mismo, si esa pregunta siempre sería respondida con una mentira. ᅳ ahora que últimamente Malfoy no me está molestando.

ᅳsi, es bastante raro. ᅳlos siguientes minutos se quedaron en silencio donde Harry estaba más concentrado en sus pies que en su amiga.

ᅳes bueno verte bien, creí que ya no volverías a ser el de antes, ¿sabes? Y es que, siempre sales adelante, nos sorprendió bastante que te enojaras con todos porque la guerra hubiera terminado, muchos decían que era por qué ya no tendrías aventuras y estabas molesto por eso.

¿Qué...?

ᅳMalfoy había dicho que no eras una persona indestructible, y menos una persona que supera todo fácilmente, dijo que podrías haber vencido a la muerte más de una vez pero que definitivamente eras un chico como cualquier otro. ᅳdijo recitando las palabras dichas el slytherin hace algún tiempo ᅳ pero yo sé que aunque no seas indestructible, no te dejarías caer tan fácilmente y es bueno que ahora estes dejando atrás la culpa de la guerra.

Hermione seguía parloteando, sin embargo él ya no la escuchaba, su mente fue un borroso recuerdo de gritos y llantos, una risa maniaca y un telo negro.

Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora