Capítulo 4

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Después de haber terminado la escuela, llegar a casa a comer, ducharme, y cambiar mis cosas y mi ropa, me dirigía a la casa de mi amiga. Me sentía un poco excitada, y no sabía porqué. Borré esos pensamientos antes de salir de mi casa.

Caminé 3 cuadras para llegar, y al momento de tocar, ella me abrió.

-Hola-dijo mientras me daba un beso en la mejilla-pasa.

Cuando entré a su departamento me tomó de la mano y me llevó hacia su cama.

-Te dormirás aquí y yo en el sillón-.

-¡No!-dije alarmada-dormiremos juntas, no quiero que pases mala noche por mi causa-.

-Bueno, está bien. Dormiremos juntas-.

Más tarde, estaba dispuesta a dormir, me sentía cansada de tanto que hicimos, reímos, cantamos y también hicimos los deberes.

Yo me fui a acostar, y ella más tarde me alcanzó. Cuando se acostó, me rozó con su mano en mi pierna.

-Lo siento-dijo tímidamente-no era mi intención-.

-No te preocupes-.

-¿Puedo abrazarte?-.

De un momento a otro, el ambiente se puso tenso entre nosotras, así como el silencio que se generó.

-Si, claro-.

Me abrazó, y yo sentí un raro cosquilleo en mis mejillas y en mi cuello, poco a poco su mano bajó hasta mi sexo y yo me estremecí y la quité.

-¿No te gusta?, ¿No te da placer, mi dulce amor?-.

Dulce amor

Me sumergí en un vago recuerdo, donde una sombra me decía exactamente lo mismo.

Ella se puso encima de mi.

-Te quiero, y no como otra cosa. Quiero que seas mía y de nadie más- yo no supe qué decir, estaba completamente aturdida entre mis recuerdos y sus confesiones.

Poco a poco su boca descendió sobre mi cuerpo. Lamió mis senos por un largo rato, desatando en mi, millones de orgasmos. Luego, se dirigió hacia mi sexo, lo acarició y abrió mis piernas.

-¿Te gusta?, te daré más si quieres-su voz solamente me incitaba a querer más. En este punto, no sabía cómo actuar, y mi instinto de supervivencia cesó, ya no escuchaba nada.

-Si, quiero más-contesté y mi voz denotaba más que excitación.

Lamió, chupó y mordió mi zona intima como una paleta. La sensación fue atroz. Los orgasmos no paraban de salir.

Metió un dedo en mi ano, mientras seguía lamiendo, comiéndome completa.

Yo me aferraba a las almohadas y gemía una y otra vez, miré hacia mis piernas, estaban abiertas y la cabeza de ella sobresalían.

De cierta manera, esa imagen me provocó aún más excitación, no sabía cómo explicar la sensación que me generaba ver aquello.

Solté un gran gemido cuando sentí que me corrí entre su boca.

Cuando estuvo satisfecha, me soltó. Observó mi cuello, y como si fuese un león teniendo a su presa acorralada, se abalanzó sobre mi para devorarme. Lamía y succionaba, dejándome marcas placenteras y dolorosas mientras que con sus manos, masajeaban mis senos.

-Ya... por favor, ya...-dije gimiendo.

-¿Segura que ya?, te encanta, ¿o no?-.

-Déjame ya, para por favor-.

Me volteó boca abajo, y me rasguñó la espalda, yo me retorcí de placer, luego hizo un camino de besos de mi espalda hasta mis nalgas, las masajeo.

Yo ya no sabía que hacer, estaba completamente embriagada ante ese mar de sensaciones, todas para mi desconocidas. De alguna manera, despertó un poco de morbo en mí.

Trataba de tranquilizarme, pero no sabía cómo debía hacerlo. Quería irme, no quería sentir ya. Estaba completamente cansada.

Al parecer, la noche sería demasiado larga

Vicio Perfecto [TERMINADO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora