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─ ❖ ─🍡 ── ❖ ──🍡 ── ❖ ──🍡 ─ ❖ ─ CANDY P.O.V
Tragué saliva mientras bajaba la ventana a mi izquierda, para luego apagar por completo el motor del auto. Pude escuchar como el policía se bajaba de la patrulla para acercarse a mi auto, haciendo que mis nervios salieran a flote nuevamente.
—Sasuke, no te preocupes...—empecé a hablar, levantando un poco la vista para observarlo desde el espejo retrovisor. Fruncí las cejas confundida al encontrarlo "dormido" en los asientos traseros, cuando hace algunos segundos estaba más que despierto.
Este mocoso es un traidor.
Traté de ignorar aquel hecho, ya que un problema mucho mayor se avecinaba. Mi madre se enojará mucho conmigo si se entera de que me pusieron una multa por sobrepasar los límites de velocidad a medianoche, y más al saber que tenía a un menor de edad conmigo en el asiento trasero.
Pero supongo que el policía será quien se enoje más al notar eso último.
—Buenas noches.—una gruesa voz me sacó de mis pensamientos, haciendo que me girara a observar el rostro del policía detrás de la ventana.
Este no parecía ser muy mayor, si acaso rondaba los 30-35 años de edad, con piel morena y facciones que no pude detallar debido a la iluminación. Sostenía una pequeña libreta junto a un bolígrafo, seguramente listo para firmar mi futura multa.
Adiós, mesada de este mes.
—Buenas noches...—saludé, tratando de disimular un poco mi nerviosismo. No podía ver sus ojos, ya que cargaba unas gafas negras que me lo impedían; pero a juzgar por el movimiento que hizo con su cabeza, supuse que estaba tratando de ver el asiento trasero en busca de alguna otra persona—. ¿L-Lo puedo ayudar en algo?
Buena pregunta Candy, definitivamente eres una genio.
—¿Sabe a cuánta velocidad iba?—cuestiona, a lo que yo negué torpemente—. 135 km/h
Ah, ni tan rápido después de todo. Solo me excedí 5 km/h.
—D-Disculpe, en serio; pero ocurrió una emergencia con un amigo y tuve que ir hasta el hospital para auxiliarlo, solo trataba de volver a mi casa rápido para descansar.—traté de excusarme, a lo que él permaneció unos segundos en silencio antes de asentir.
—¿Tienes licencia de conducir?—pregunta, a lo que yo inmediatamente asentí antes de buscar el trozo de plástico en mi pequeño bolso. Se lo extendí para que pudiera examinarlo, y luego de observarlo durante unos segundos, me lo regresó—. Tienes suerte por esta vez, la carretera estaba vacía, no ibas muy por encima del límite y de paso vienes sola; por hoy te lo dejaré pasar.
Dios, que suerte ten... ¿cómo que vengo sola?
Levanté discretamente la mirada para ver a través del espejo retrovisor, y no pude disimular mi sorpresa al ver los asientos traseros completamente vacíos. ¿Acaso se escapó sin que me diera cuenta? Imposible, todas las puertas están con seguro. Entonces...
