Me quedé observandolo en silencio un par de segundos, analizándolo más bien. Sus mejillas estaban teñidas por un ligero color rojo y sus labios se encontraban entreabiertos, seguramente estaba sorprendido.
Suspiré en voz baja, pensando en lo que debería decirle. Itachi era un chico bastante interesante, desde mi punto de vista. Es sumamente amable y humilde, cosa rara en los chicos de ahora, y tampoco parece ser engreído a pesar de saber que es apuesto ante los ojos de cualquiera.
Incluso ante los míos.
―Me gustaría conocerte mejor, Itachi ―repetí tranquilamente. No quería que se sintiera presionado a aceptar nada por el momento, tampoco es que estuviera desesperada―. No hace falta que aceptes si no quieres, eso no cambiará mi opinión sobre ti-...
―Nunca dije que no ―se apresuró en hablar, alzando ligeramente la voz. A los segundos pareció avergonzarse por aquello, y aclaró su garganta mientras desviaba la mirada―. D-Digo... nunca dije que no aceptaba, de hecho a mi tambien me gustaría pasar más tiempo contigo...―cada palabra que pronunciaba era en un tono más bajo que el anterior, y se me hizo complicado terminar de escucharlo―. Pero no tengo mucho tiempo para salir, debo estudiar, trabajar y cuidar a Sasuke.
Asentí lentamente, pensando en alguna solución para su problema. Tampoco pensaba estar pegada a el como un chicle, pero si queríamos avanzar debíamos vernos de vez en cuando por lo menos.
O tal vez no.
―Podemos conversar por mensajes o llamadas, como gustes.―sugerí, sonriendo con satisfacción por haber pensado en eso.
Él se quedó en silencio un par de segundos, observándome con los ojos ligeramente ensanchados. Parecía sorprenderse por cada cosa que decía, y eso era sumamente adorable.
―¿A ti... no te molesta que no tenga tiempo para verte?―balbucea, pestañeando repetidas veces. Yo me límite a negar con la cabeza, sin dejar de sonreír―. ¿Estas segura?
―Claro, no veo porque debería molestarme por algo así. De hecho me parece admirable que logres hacer tantas cosas en un solo día, debe ser agotador.―suspiré, pensando en lo simple que era mi rutina diaria en comparación a la de Itachi.
Casi todos los jóvenes hoy en dia apenas y tienen tiempo para cumplir con sus responsabilidades escolares, a veces hay excepciones y algunos logran conseguir un trabajo de medio tiempo para cubrir sus necesidades básicas, pero nunca antes había conocido a alguien que estudiara, trabajara y al mismo tiempo se encargara de cuidar a su hermano.
Itachi era sorprendente, cada vez me daban más ganas de conocerlo a fondo.
―¿Lo dices en serio? Digo... no quiero sonar como un idiota, ¿pero estas segura de que luego no vas a aburrirte y me dejarás?―pregunta avergonzado, a lo que yo fruncí el ceño.
