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Tomando el té

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Tomando el té.

Ahora ellas estaban tomando el té.

—Bueno, señora, fue un gusto, pero Chaeng y yo tenemos algo que hacer —se levantó— muchas gracias, ojalá se repita —dio una reverencia.

Ella rió.

—¿Oíste, Chaeng? Quiere que se repita. Eso está bien —se levantó, recogiendo las tazas—. Espero que sí—me guiñó el ojo.

Por dios, ¡me guiñó el ojo!

Luego de encontrarnos en esa posición bastante implícita, le expliqué que sólo éramos amigas jugando. Chicas siendo hermanas. Supuse que me creyó, pero, invitó a Lalisa a tomar el té y... ¡¿Por qué acaba de guiñarme el ojo como si tuviéramos un secreto compartido del que no sé?!

***

—¿Estás bien, hermana? —Lalisa se burló, acomodando su cámara.

—Ya no me molestes con eso. Mi mami me pone muy nerviosa a veces.

—Ya, no te molestaré, pero cambia la expresión, o no servirá para la foto.

—Perdón, perdón... —suspiré— Mira, que esta es mi primera vez siendo modelo, así que, entiéndeme.

Ella sonrió y caminó hasta mí, puso sus manos en mis hombros— Chaeng, tranquila. Se tú misma y relájate, ¿necesitas que te ponga en contexto? ¿Decirte de qué va la historia para que puedas hacer una mejor interpretación?

—Mmm. Creo que eso estaría bien —asentí— ¿De qué se trata su historia?

—Rosie es la protagonista, la chica más seria y directa de toooodo el instituto. Tiene un súper cuerpazo y los chicos mueren por ella, es deseada y codiciada...

Sonreíㅡ Vaya, él no mentía cuando dijo que doy la talla —presumí.

—Ya, pero aquí viene lo bueno. Rosie se siente asfixiada cada vez que un chico se le acerca con interés amoroso. Ella no sabe porqué le pasa eso, pero es la razón de su constante rechazo hacia ellos.

Fruncí el ceño, tratando de meterme en la piel de la chica ㅡ Okay.

—Más tarde, aparece en escena Lali, una chica sumamente guapa y, tal vez, tan esbelta como ella. Entonces, sucede en ella algo que no había pasado antes, algo que lo hace dudar de todo lo que creía, algo... —ella picó mi pecho— que cambia su rumbo para siempre.

—¿Y qué es?

—Ah~ vas a tener que leer el libro cuando él lo muestre en la feria de la escuela.

—Eso es trampa ㅡme crucé de brazos.

ㅡBueno, Chaeng, ¿continuamos? ㅡpalmeó mis hombros.

—Sí.

Estuvimos tomando bastantes fotos. Ella a veces paraba y las revisaba. Era gracioso ver las muecas que hacía de conformidad o desagrado.

—Creo que con esas están, Chaeng.

—Qué bueno porque ya estoy cansada —bostecé, estirando mis brazos—. Ya me voy a casa.

—¿Qué? ¿No me invitarás a cenar? —se acercó a mí con una sonrisa ladina.

La observé por un momento. —¿Sabes? Pensé que eras una chica seria.

—Mmm, un poco.

—Pero claramente eres algo pícara, ¿no es así?

—Soy culpable.

—Okay —señalé el camino—. Te invito a cenar.

—Te advierto que no sé qué cosa habrá hecho mami —avisó, entrando a la casa—, pero da igual lo que sea, voy a tener que ponerlo al microondas, y cuando metes algo al microondas, sabe a todas las comidas juntas

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—Te advierto que no sé qué cosa habrá hecho mami —avisó, entrando a la casa—, pero da igual lo que sea, voy a tener que ponerlo al microondas, y cuando metes algo al microondas, sabe a todas las comidas juntas.

Me reí de eso e ingresé. La luz estaba apagada y ella la prendió.

—Puedes sentarte en el sillón, iré a cambiarme primero.

—Si no te molesta, quiero guardar mi cámara también —la alcé.

—Cierto, no hay problema, vamos —subió las escaleras y lo seguí— No hagamos mucho ruido, mami debe estar durmiendo.

Asentí y cubrí mi boca. Si quería evitar reírme en su cara, tenía que acostumbrarme a que le diga a su madre de ese modo tan dulce.

Entramos y fui por mi mochila.

Ella, demostrando ser una descuidada y apurada, tomó el borde de su ropa con remera y saco por igual, para sacárselo todo junto.

Seré sincera: Maldita sea su abdomen marcado, ¿qué rayos comía esta chica? Se supone que tiene un año menos que yo, pero tiene más fibra también.

Espero que no haya escuchado el click de mi cámara.

—¿A tus padres no le importa que andes tan tarde fuera de casa? —preguntó ya sin ropa superior. Ella me miraba bastante inocente, pero yo... no puedo decir lo mismo—. ¿Lalisa? —volvió a llamar cuando me distraje.

—Ah, no, no —guardé mi cámara y tomé mi mochila— Ellos ya saben.

—¿Saben?

—¿Qué habrá cocinado tu madre? En verdad tengo muuucha hambre —sobé mi panza—. Déjame ir a ver mientras te cambias, ¿puedo?

Sonrió y asintió. —Adelante. Si me haces el favor —uff, claro que te hago el favor—, ¿podrías calentar la comida?

—Dalo por hecho —aferré mi mochila en mi hombro y salí de la habitación.

Dejé la mochila en el sillón y fui a la cocina. Sobre la mesada, había comida china. Reí, seguramente su madre pidió un delivery.

Jieun, la madre de Chaeyoung, parecía una mujer muy comprensiva con su hija, pero se ve que no era de mucha cocina. Bueno, por lo menos lo intentaba.

—¿Y? —Chaeyoung llegó—. Oh, vamos, delivery otra vez —sujetó el envase y lo leyó— tía, tengo un cementerio de ramen en mi estómago ya —reí por eso y me miró—. Pero hey, me encanta —sonrió.

Nos sentamos al sillón a comer y vimos un poco de tele.

Me sentí muy bien ahí, pero me tenía que ir.

—Le enviaré las fotos a Jinyoung. El lunes veremos cuál eligió, ¿ansiosa?

—Algo —sonrió de lado—. ¿Sabes? Pensaba que esto sería pesado porque lo estaba haciendo obligada —se alzó de hombros—. Pero fue divertido, Lalisa, en verdad lo fue.

—Digo lo mismo... No lo de obligada, lo de que fue divertido —ella rió—. Me llevo buenas fotos —guiñé el ojo, aun sabiendo que no lo entendería— Nos vemos en la feria.

NO TAN HETEROSEXUAL [ CHAELISA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora