[Recuerdos]

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La joven niña, desde una distancia intermedia se podía ver de pies a cabeza la incomodidad y los nervios que brindaba su cuerpo, aunque todo se transmitiera desde esos luminosos ojos. Además de que se le notara de tal manera esos cachetes en un tono carmesí acompañado de esas manos que se manoseaban entre sí, no era muy normal, a excepción de la mera opinión de la oji(_______).

Aquella estaba alejada del sociable grupo de chicos que sonreían y se corrían mutuamente entre todos, a la de bellos revoltosos no se le daba mucho la cercanía como la sociabilidad. Aunque fuera tímida tampoco es que le gustara la conversación mutua si no era alguien de verdadera confianza.
Esos ojos llamativos estaban notablemente apagados, a un mes de conocer a ese trío opuestos entre sí, se había encariñado sin que su corazón se dé cuenta. No conocía ni una sola cara, la mala suerte la perseguía, aquel grupo inseparable había quedado en otra división y patio a la que ella estaba.

Claro que los demás la habían invitado y dado una cálida bienvenida que a toda persona le gustaría tener, pero ella se negó amablemente para no parecer mala persona. Quería que el receso eterno terminase pero a la vez, no lo quería. No quería seguir en la aburrida escuela.
Todos decían que segundo grado era fácil, pero aquella niña no iba al borde como los demás y tampoco le ayudaba ni se le hacía fácil ser extranjera. Sus rasgos físicos, su cultura, sus creencias y su forma de pensar eran bastantes comparativas a la de los ciudadanos de Japón.

Siempre fue una chica pensativa e insegura de sí, imaginaba que cosas pasaban por la mente de los demás sobre ella, que intenciones. Aunque a la vez, no le importaba la opinión de los demás y eso le repetía su madre...

"Eres muy bipolar mi querida _______. No me imagino cuando seas una traviesa adolescente."

La pequeña reía inconscientemente mientras miraba la detallada y fina decoración que había en el suelo del grande patio.
Siempre su mente divagaba por esos recuerdos que tiene con su madre y quizás, siga teniendo.

Una suave y ligera mano se apoyaba en el hombro de la fémina, el corazón de aquella latió desesperadamente mientras esos tranquilos ojos pasaron a unos grandes y exaltados.
Miró de arriba a abajo curiosa a las dos niñas que se encontraban en frente de ella.
Eran muy bellas, eso se reprodujo automáticamente en el cerebro de la fémina mientras se sentía algo inferior.

- ¡L-Lo siento, no era nuestra intención asustarte! - Lamentó una peliverde acomodando sus circulares lentes -.
- No pasa nada...- Perdonó aquella en un tono bajo y con sus cachetes carmesí -.

Las contrarias sonrieron nerviosas como si el gato les haya comido la lengua y solo pudieran comunicarse con expresiones. Ninguna hablaba y evitaban verse, aunque todas internamente estaban de acuerdo con algo; el aura era muy incómoda.
La peli(_____) decidió dar el primer paso dudosamente, su mano temblorosa palmeaba en aquel renovado banco para que ambas niñas se sienten junto a ella. Si aquella estuviera en algún dibujo animado, juraría que las gotas recorrían la suave piel de su rostro una y otra vez. Los microsegundos que pasaban eran eternos para la fémina, ninguna daba un solo paso, tenía miedo que la rechazaran. Ser nueva en una escuela donde todos los jóvenes se conocen y comparten cosas en común-su nacionalidad principalmente-, es algo para estar sumamente nervioso. Pero en un abrir y cerrar de ojos las dos tiernas niñas se habían sentado cómodamente dejando en medio a la pequeña joven, sonreían como si ya tuvieran su máxima confianza en ella, cosa que a la otra le ponía más nerviosa aún.

- Soy Ana, un gusto. - Empezó a dialogar la niña que se encontraba a su derecha con esa destacable sonrisa de ángel mientras estrechaba su mano -.
- Yo soy Gilda, ¡también un gusto ______! - Continuaba la niña de lentes que se encontraba a su izquierda estrechando su mano como la rubia -.

I ᗯᗩᖇᑎᗴᗪ YOᑌ | En Pausa ▶️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora